¿Podría usted contarnos un poco de su vida y actividad literaria?
Acabo de cumplir 48 años, por lo que ya voy siendo un poco carrocilla. A pesar de todo sigo intentando aprovechar el tiempo al máximo y aprender del maravilloso hecho que es vivir. Estudié Educación Social y Antropología, dos carreras que me abrieron la mente pero no me permitieron trabajar de manera estable, por lo que tuve que sumergirme en el oscuro mundo de las oposiciones. Saqué mi plaza del Ministerio del Interior hace veinte años, una profesión que me permite gozar de algo de tiempo libre para dedicarme al oficio que jamás podré renunciar, que es escribir. Llevo escribiendo desde la infancia, aunque no fue hasta el 2012 que me lancé a la aventura de publicar, y fue con Metanoia, una distopía, con la que gané el Premio Éride, y me animó a seguir publicando. Hasta la fecha ya tengo ocho novelas, ocho criaturas que son como una humilde aportación al género fantástico, que siempre me ha fascinado. Ahora ando inmerso en el desenlace de una nueva novela de ciencia ficción.
¿Cuáles fueron sus primeros autores que le influyeron?
La literatura decimonónica, en especial H.G.Wells, Arthur Conan Doyle y Jules Verne. Me dediqué a devorar todos los títulos durante mi adolescencia, y la fascinación me ha dejado una profunda huella.
¿Cómo definiría sus novelas?
Busco conmover al lector a través de tres verbos que considero mágicos: entretener, reflexionar y provocar. Mis novelas son historias con simulación de realismo, con temas muy humanos y cercanos, que acaban derivando en la ciencia ficción.
¿Cree que el escritor “evoluciona” en su escritura?
Sí, según pasa el tiempo percibo cambios en cómo describo los escenarios, en cómo se perfilan los personajes. Igual que nosotros vamos cambiando, nuestra apreciación del mundo, cuando escribimos también evolucionamos…y espero que sea a mejor.
¿Cómo ha cambiado su lenguaje a lo largo de los años?
Intento seguir siendo sencillo, trabajar la aproximación de asuntos íntimos y sentimentales de manera lo más cercana y afable posible. Siempre he valorado la narrativa de escritores como Bukowski, capaces de explicar la soledad humana, el vacío existencial y la desolación, con una redacción amena. Conseguir retratar personajes de enorme complejidad, con la mayor sencillez posible, pensando en un público muy amplio.
¿Cómo siente que un escrito está terminado y cómo lo corrige?
Cuando pienso que ya he terminado una novela, la dejo reposar unas semanas para volver a repasarla página a página. Hay que regresar a nuestros escritos una y otra vez, revisando sin descanso. Es la parte menos romántica, pero es fundamental. Con cada revisión, encuentras errores, fallos, inconcreciones… es desesperante, pero hay que llegar a la siguiente conclusión: que una novela nunca se termina, se abandona. Después de tantas revisiones y mejoras, de enviar el manuscrito a una editorial y que haya que repasar la galerada y luego el ferro, después de tantos repasos, al final decides darlo por concluido; una vez que se publica y lo relees, te percatas que aún hubieses variado algún adjetivo o sinónimo.
¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su novela?
Que el lector se quede con ganas de más, que me diga que se le ha hecho corta y que ha echado de menos más capítulos.
¿Qué lugar ocupa, para un escritor como usted, las lecturas en vivo?
Son imprescindibles. Debemos leer y escribir todos los días y disfrutar de esta acción.
¿Qué opina de las nuevas formas de difusión de la palabra, ya sea en páginas de Internet, foros literarios cibernéticos, revistas virtuales, blogs etc.?
Todo suma. Todos los actores implicados en la literatura, los que la apoyáis de una u otra forma, realizáis una labor muy importante, y vuestra labor siempre ayuda, siempre es un aliento, un incentivo para que la literatura sea más refrescante, se renueve y llegue al lector por medios muy variados. En un mundo en el que lo audiovisual domina, la literatura necesita aliados para seguir acompañándonos.
¿Podría recomendarnos una novela de otro autor que le haya gustado mucho?
De lo último que he disfrutado, está “Sinal de Vida”, del portugués José Rodrigues dos Santos, y es de ciencia ficción. Una auténtica maravilla.
¿Qué libro está leyendo en la actualidad?
Estoy disfrutando de “Fábulas de una abuela extraterrestre” de Daína Chaviano, que es una joya, también os lo recomiendo.
¿Qué consejos le daría a un joven escritor/escritora que se inicia en este camino de la literatura?
Que no tenga prisa por publicar, que trabaje lo mejor posible su manuscrito, y que, antes de precipitarse en buscar una editorial, le aconsejaría que lo moviese por certámenes y concursos, porque ganar un premio literario, por pequeño que sea, es un acicate para saber que vamos por buen camino, y abre las puertas de las editoriales.
¿Cómo ve usted actualmente la industria editorial?
En una situación muy complicada, con un mercado menguante y una sociedad que no facilita la situación. Pocas librerías que crean en la gestión cultural, demasiados distribuidores que solo mueven best sellers y el colectivo de los escritores, siempre muy mal pagado y escasamente reconocido. Es una verdadera catástrofe.
¿Qué libros ha publicado?
Mi última novela, ha sido “Cuando se extinga la luz”, en Huso ediciones. En la editorial Nowevolution he publicado “Fracasamos al soñar” y en Apache libros, dos novelas: “La maquilladora de cadáveres” y “Fractura”, nominada a mejor novela de ciencia ficción en los Premios Ignotus del 2017. Anteriormente, en Éride ediciones, publiqué cuatro obras: “Metanoia”, “Los ángeles caídos de la eternidad”, “El sabor de tu sangre” y “Gótica y erótica”.
¿Cuál es la pregunta que le gustaría que le hubiera hecho y no se la he hecho?
Je, je, que hable un poquito de mi última criatura, “Cuando se Extinga la Luz”, pura vanidad…
Se trata de una ucronía retrofuturista en la que he especulado sobre diversas ideas.
¿Qué habría sucedido si la revolución rusa hubiera triunfado en 1905? ¿Y si hubiese sido mundial? dirigida por Trotski y no por Stalin, su consecuencia es que viviríamos todos en un mundo sovietizado. Otra consecuencia: el desarrollo de una sociedad ginocéntrica, donde son las mujeres quienes gobiernan y dirigen el mundo, y en la que la ectogénesis es obligatoria, es decir, el nacimiento del feto en un recipiente que simule el vientre materno, fuera del cuerpo de la mujer, lo que provocará el fin de la institución familiar y el control total del individuo por parte del estado.
Nuestros personajes viven en un mundo steampunk, que evidencia el fracaso de la máquina diferencial y la tecnología digital, y en la que la evolución ha sido analógica, con máquinas impulsadas a vapor e inventos muy semejantes a los de la era victoriana: impresionantes ingenios metálicos, autómatas de asombrosa funcionalidad, dirigibles y autogiros que surcan los cielos…
En ese contexto vive Milena, antropóloga y teniente del ejército, a la que sus superioras encargan una misión nada convencional y que es secreto de estado: realizar con un equipo de investigadores el estudio etnográfico de un pueblo no contactado… Un emocionante trabajo que cambiará su vida y la permitirá vivir mil aventuras.
Puedes comprar sus libros:
Si (
No(
