Así lo ha dado a conocer el vicepresidente de Cultura, Manuel López Mestanza, tras la deliberación del jurado, que ha estado presidido por el poeta y profesor de la UMA Francisco Ruiz Noguera e integrado por Rosa Mascarell, pintora y poeta, secretaria personal y editora de la obra de María Zambrano; Rosa Fernández Gómez, profesora titular de Estética y Filosofía de las Artes en la UMA; y José Antonio Mesa Toré, director del Centro Cultural Generación del 27.
El diputado ha recordado que el Centro del 27 convoca desde hace años dos prestigiosos premios de poesía cuyos ganadores de este año se han anunciado recientemente: el Premio Internacional de Poesía Generación del 27, que ha celebrado este año su 26ª edición, y el Premio Emilio Prados para autores menores de 35 años, con 24 ediciones celebradas. La Diputación también organiza el Premio de Pintura Evaristo Guerra y el Premio a la Cultura Malagueña Antonio Garrido Moraga, cuya quinta edición se falló ayer y de la que resultó ganadora la Revista Litoral.
“La filosofía tenía que tener también su espacio en el programa cultural de la Diputación, y qué mejor que a través de la vida y la obra de la malagueña María Zambrano”, ha destacado López Mestanza, que ha explicado que el Premio de Ensayo María Zambrano nació hace dos años como tributo a la memoria de pensadora de origen veleño y con el objetivo de alentar la investigación sobre su obra filosófica y profundizar en el estudio de la relación entre la filosofía y la literatura.
El premio cuenta con una dotación económica de 10.000 euros repartidos en 6.000 para el primer premio, 3.000 para el segundo y 1.000 para el tercero. Además, la obra ganadora del primer premio será editada por el Centro de Ediciones de la Diputación (CEDMA).
María Zambrano
El pensamiento de María Zambrano (Vélez-Málaga, 1904-1991) ilumina un amplio segmento de la producción literaria en el siglo XX. La aportación que supone su trayectoria intelectual a lo largo de medio siglo tiene pocos equivalentes dentro o fuera de España.
Alumna predilecta de García Morente o Zubiri, tuvo trato con buena parte del ambiente intelectual de su tiempo, del filosófico con Ortega o Gaos al poético con García Lorca, Altolaguirre, Rafael Dieste o Gil-Albert. También trató con notables mujeres del momento, como Maruja Mallo o Rosa Chacel, y compartió claustro con Antonio Machado mientras ejercía la docencia en la Residencia de Señoritas y en el Instituto Cervantes de Bachillerato. Su compromiso político quedó relegado en beneficio de una ‘Razón poética’ (su gran contribución al pensamiento) que se iría ampliando en las décadas siguientes.
La Guerra Civil la condujo al exilio, del que fue gran referente, y vivió en diferentes países como Chile, Cuba, México, Francia, Italia o Suiza, entre otros lugares donde fue trabando relaciones con personalidades como Camus, René Char o Benedetto Croce. Entre sus obras más destacadas irán quedando ‘El hombre y lo divino’, ‘Los sueños y el Tiempo’, ‘Persona y democracia’ o ‘La tumba de Antígona’.
Regresó a España con la instauración del sistema de libertades públicas. En 1981 recibió el Premio príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, y el Ayuntamiento de Vélez-Málaga la declaró Hija Predilecta. Al año siguiente, la Universidad de Málaga acuerdó su nombramiento como Doctora Honoris Causa. En 1985 fue nombrada Hija Predilecta de Andalucía; en 1987 se constituyó en Vélez-Málaga la Fundación que lleva su nombre, y en 1988 recibió el Premio Cervantes de Literatura.
Su amplísima obra aborda los temas más destacados de los debates intelectuales de su tiempo, aplicando una singular visión personalista y humanística expresada en una prosa depurada e inteligible pese a la complejidad de las cuestiones tratadas. Su ‘Razón poética’ informa varias corrientes de pensamiento que actualmente están muy en boga en el mundo entero.
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