"En llevar en la piel" una anciana millonaria aparece brutalmente asesinada en Biarritz, en un apartamento decadente que ella misma había alquilado. ¿Qué razones la llevaron allí y qué vínculo la unía con su asesino? Esos interrogantes serán el punto de partida de una investigación que poco a poco irá revelando otros enigmas y que estará teñida por el contraste entre un mundo de luces -riqueza, poder, arte en los barrios elegantes de París- y otro de sombras. Aunque la policía de Biarritz se encarga del caso, hay alguien más interesado en descifrar el misterio. El excéntrico detective privado Albert Larten, que ha instalado su oficina en una autocaravana y es un apasionado de los vinos, hará sus propias indagaciones por la geografía francesa con la minuciosidad de un catador. Porque el asesino dejó unas extrañas marcas en la piel de la víctima, y para Larten todo apunta a que esos patrones cutáneos son la clave de este perturbador crimen. Como autora no nos tenías acostumbrados a la novela policiaca, ¿por qué has elegido para Llevar en la piel el género negro? Tenía ganas de adentrarme en ese género, como dices, nuevo para mí. Yo creo que la literatura es siempre una posibilidad de ensanchar, de abrir horizontes... para los personajes y naturalmente para los lectores. Y quería darle a mi escritura también esa apertura, esa novedad. Quería escribir de alguna manera sin memoria o sin hábitos previos. Y la novela negra me interesa por cuestiones de forma pero también de fondo. En la forma tiene unas constantes, algo así como unos cimientos reconocibles: el crimen, la investigación, las figuras del detective, del policía, etc. Y el hecho de que esas novelas estén formalmente tan estructuradas creo que, paradójicamente, les da mucha libertad: sobre esos cimientos sólidos se pueden construir luego formas muy ágiles, muy dinámicas, muy imaginativas, precisamente porque reposan sobre una base firme. Por utilizar el vocabulario del género, diría que la novela negra puede crear sobre sus cimientos «clásicos» el suspense de su propia forma. Pero me importan también cuestiones de fondo, lo que llamaré la «filosofía» de la novela negra que se interesa por lo social, por lo que pasa en la calle. En un contexto literario nacional e internacional bastante replegado sobre la intimidad, sobre lo autorreferencial, esa dimensión colectiva, y por lo tanto política, del género negro me interesa mucho. Antonia Lassa quiere ser una autora que mira hacia el exterior, que está en contacto con el presente de la sociedad y sus tensiones.
Efectivamente ese cambio de género va acompañado de un cambio de nombre. La autora de "Llevar en la piel" no es Luisa Extenike sino su heterónimo Antonia Lassa. Creas una nueva identidad, en la línea de lo que hacen Banville o Cristina Fernández Cubas con sus novelas policiacas. Precisamente para que esa «novedad» de mi escritura, ese escribir sin costumbre sea aún más radical. Esa dualidad la llevas también a la trama de la novela, porque el tema de la identidad, tan contemporáneo, es casi la piedra angular de Llevar en la piel. Y desde luego la identidad del detective protagonista, Albert Larten, parece no estar determinada por ningún cauce o barrera, digamos, habituales. Las etiquetas son prisiones y quería que, en la novela, las prisiones se quedaran sólo para los criminales, que el resto de los personajes circularan por ella con libertad. Desde luego la identidad sexual de Albert Larten, o mejor lo que llamaré su personalidad sexual, no es reductible a ninguna categoría. Larten dice que quiere ser para los demás como un punto de interrogación que altera la estabilidad de las «frases» que se han construido sobre él. De algún modo, yo quiero que él también sea, para los lectores, ese punto de interrogación que obliga a (re)plantearse algunas cosas, sobre todo en relación con la identidad que es hoy, como dices, unos de los temas centrales del debate social. Decía Valéry que no hay nada más profundo que la piel. La piel, lo carnal, el sexo, la intimidad también son piezas claves en esta historia. Una de las cosas que más llama la atención de la novela es el abordaje de la sexualidad en las personas mayores, un tema del que prácticamente no se habla, que casi parece un tabú. "Llevar en la piel" es una novela negra y hay naturalmente crímenes; crímenes de los que dejan cadáveres. Pero también hay otros crímenes, menos evidentes o menos sangrientos, y cuyas víctimas no mueren. Me refiero a los prejuicios, a las discriminaciones… que son unos grandes criminales. Y una de las formas de discriminación más brutal y más desatendida en nuestras sociedades es, para mí, la que tiene que ver con la edad. Por eso Llevar en la piel es también una forma de contestación, de réplica a ese desinterés, a esa brutalidad. Tiene un gran protagonismo en la novela el deseo en mujeres muy mayores, y la atracción sexual entre personas de edades muy distintas y los mecanismos del poder que quieren asfixiarlos, pero también la posibilidad de vencerlos o, al menos, de subvertirlos. El vino (recordemos que tienes una novela titulada precisamente así: Vino), el paladar, los sentidos, son de vital importancia en esta historia. También, por lo visto, lo serán en las siguientes entregas de la serie. Sí, el detective protagonista es además un especialista en vino, y aplica sus conocimientos de cata a su pesquisa. Es decir, que investiga con la minuciosidad y la sensualidad con la que se degusta un buen vino. Decía Lorca que el poeta tiene que ser maestro de los cinco sentidos y crear puentes entre ellos. Nunca lo olvido, y "Llevar en la piel", de la mano del catador Larten, es también una novela de los cinco sentidos y de puentes tendidos entre ellos. Puedes comprar el libro en:
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