Nació en Buenos Aires, pero el golpe de estado de marzo de 1976 de Videla hizo que sus padres abandonasen el país poniendo rumbo a Brasil. Con tan solo cuatro añitos tuvo que hacer las maletas para ir a parar a otra dictadura. “En Brasil había dictadura, pero era más blanda que en la Argentina del golpe cívico-militar. Nos establecimos en São Paulo, para mí Brasil es São Paulo”, afirma con humor.
La novela está narrada en primera persona y son dos las protagonistas, Ana y Eleonora. La primera es la que lo narra. “La novela surgió como una necesidad de contar historias de Brasil”, apunta la autora. Sin embargo, la novela empieza durante una visita a la Galería Nacional de Praga, mientras trabajaba como pasapáginas de un pianista. Ana ve su pasado reflejado en un cuadro. Un retrato que le recuerda a Eleonora, una persona a la que desearía haber olvidado. La única noche en que las dos se encontraron, hace años siendo adolescentes, cometieron un crimen que escandalizó a todo Brasil: prendieron fuego a unos cartones bajo los cuales dormía un indígena. “Fue algo fortuito y eso me llamó la atención, cómo en un segundo puede cambiar la vida de una persona”, subrayó Lucrecia.
“Deshielo” narra los hábitos de una élite acostumbrada a trasgredir los limites, pero también aborda el ritual de desafíos propios de las disputas territoriales entre adolescentes, donde el coraje, el prestigio y la sumisión definen el lugar de las personas en el grupo. Además, reflexiona sobre el proceso de maduración y educación de los jóvenes encarcelados, bajo la implacable vigilancia de la opinión pública y el estigma perpetuo con el que carga un criminal.
La novela es también la historia de una amistad improbable que vuelve a surgir después de muchos años, los que han pasado en la cárcel una y en un centro de menores la otra. Estos centros son como casas de acogida, allí estuvo Ana esos años y al salir, ambas se sienten culpables de los actos que cometieron. Eleonora, por ser mayor de edad, recibió una pena mucho más larga que Ana.
“Creo que mi libro tiene más preguntas que respuestas. ¿Cómo funciona nuestra sociedad? ¿por qué se llega a matar sin motivo? Todos tenemos una parte mala y otra buena, pero yo entre ambas escojo la más oscura que hace que la novela sea más interesante. Hace falta mucha madurez para discernir entre una cosa y otra. Ambas jóvenes sólo se vieron un día y el azar hizo que cometiesen ese crimen. Fue algo no premeditado, pero letal”, analiza la autora brasileña.
En toda la novela hay mucha tensión y diálogos difíciles, pero próximos. Lucrecia Zappi es una escritora que maneja a la perfección el lenguaje para crear imágenes y eso que el ambiente que crea es muy claustrofóbico. “Es como dar un paso hacia el abismo”, señala. Ese paso al vacío hace que una se encierre en sí misma y la otra se expanda. “Se puede encerrar un cuerpo, pero la mente permanece libre. Puede volar a cualquier sitio”, concluye la escritora afincada en Nueva York.
Lucrecia Zappi (Buenos Aires, 1972) es una escritora, periodista y traductora brasileña. Su infancia transcurrió entre São Paulo y Ciudad de México. Estudió artes visuales en la Academia Rietveld, en Ámsterdam. De regreso a Brasil, estudió periodismo y trabajó para el periódico Folha de São Paulo durante años, cubriendo principalmente temas de artes visuales, antes de ingresar en la Universidad de Nueva York, donde hizo una maestría en Escritura Creativa.
Con Mil-folhas (São Paulo, 2009), un viaje gastronómico por la historia de los dulces, obtuvo el prestigioso premio Bologna Ragazzi en 2011. Es autora de las novelas "Jaguar negro" (2013), y "Acre" (2017), ambas publicadas en español en La Huerta Grande, centradas en la experiencia del viaje y la aproximación al otro, reflejo de la propia identidad múltiple y viajera de la autora. Acre fue finalista en la categoría “novela” del premio Jabuti, el más prestigioso de Brasil.
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