Paloma Bravo ha escrito una novela sobre aquellas cosas que pasan todo el rato, a casi todas las mujeres y de las que, por vergüenza o por miedo, no se habla. Con una narrativa realista, diálogos rápidos e inteligentes y grandes dosis de humor, la autora consigue con esta obra contagiar empatía, inconformismo y pasión por la vida. Tu anterior novela era claramente autobiográfica, ¿qué hay de la vida real de Paloma Bravo en "Sin filtros"? Lo que hay de mi vida es, sobre todo, mi inquietud; los temas que me inquietan. La maternidad (cómo nos influyen y nos pesan nuestras madres, cómo somos —y pesamos— nosotras como madres), la rapidez con que ponemos etiquetas y discriminamos, la necesidad de elegir las batallas y pelear hasta el final las que merecen la pena, cómo afrontar la muerte de quien queremos… Y, también, están en la novela algunas de mis alegrías, especialmente la amistad. Después de varias novelas escritas, ¿se hace más fácil el proceso o siempre se tienen dudas a la hora de comenzar... y de acabar? No se hace más fácil, para nada; no para mí. Cada novela es diferente y, en mi caso, la primera fue la que escribí con más rapidez, más alegría y más ligereza. Quizá, también, porque no era consciente de lo que significaba publicar. ¿Tienes la sensación, como mujer que escribe, que se sigue poniendo el foco demasiado en que una historia escrita por una mujer y sobre mujeres, es literatura femenina y, por lo tanto, también solo para que lo lean mujeres? Tengo la sensación, como te decía en la primera respuesta, de que tendemos a etiquetarlo todo, a clasificarlo y guardarlo en un cajón. Todo y a todos. Como si etiquetado no pudiera hacernos daño. Pasa con la literatura y, últimamente, está pasando mucho con el cine: las películas que han estrenado directoras españolas (‘Cinco lobitos’, ‘Alcarrás’, ‘El agua’, ‘Libertad’, ‘Un amor’, ‘Creatura’…) se consideran pelis sobre lo íntimo, sobre lo pequeño. Yo no sé si son sobre lo pequeño o sobre lo grande, solo sé que son películas extraordinarias. El título, "Sin filtros", remite a una voluntad de contar la verdad, sin paliativos. ¿Qué es lo que nos cuentas en la novela que habitualmente se esté callando? Que estamos muy cansadas y muy hartas de tener que trabajar como si no tuviéramos familia y cuidar a nuestra familia como si no tuviéramos trabajo, que no tenemos tiempo para nosotras, que la rabia puede convertirse en energía positiva… Y, más allá de la queja, la novela cuenta algo que nos cuesta ver: que hay que empezar a dejar de aceptar lo que nos dan o lo que nos pasa, y ponernos a construir lo que queremos. En tu caso, te ha salido una novela claramente reivindicativa. ¿Qué puede aportar la narrativa a la lucha social de las mujeres? La literatura, el arte en general, tienen la capacidad de transformar: al lector y, por tanto, a la sociedad. Porque, como todos sabemos, lo personal es político y prácticamente todo es personal. La obra también tiene humor, ¿es el único asidero que a veces queda? Se ha dicho siempre que humor es tragedia más tiempo. Yo creo que el humor es vida y hace falta ya, sin esperar a que pase el tiempo; hace falta todo el rato. Y creo también, que, en general, necesitamos relativizar más y recuperar dos virtudes básicas: el sentido común y el sentido del humor. Y otro elemento importante: la amistad. De hecho, estamos ante una novela muy coral, con muchas voces. La novela está dedicada a las mujeres de mi vida y es un homenaje a ese acompañamiento alegre, sólido y vitalista que nos hacemos las mujeres. Yo me entiendo mejor con mis amigas: con ellas aprendo, crezco, disfruto y me río. Me empujan y me retan. Me costaría mucho contar a una mujer sin contar su círculo. Y, además, para la novela me venía mejor representar a varias porque todas somos diferentes. Para acabar: dinos algo "sin filtros". Lo he dicho casi todo en la novela. Y lo que no, lo guardo para la próxima. Puedes comprar el libro en:
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