Una historia, en la que Elena, que ejerce de veterinaria en el parque zoológico de Valencia, Bioparc, y que cuida con verdadera vocación y amor a los animales, contempla con horror, como un tirador comienza a sembrar el pánico en el recinto. La investigación del suceso corre a cargo de JP, un veterano de la UDEV, que junto a la joven inspectora Violeta, se encargarán de investigar quien es el criminal que quiere acabar con algunos animales, entre ellos, los ejemplares más bellos.
La veterinaria, que ya tiene a su sospechoso, hará todo lo posible para desenmascararlo a costa de arriesgar su vida, para ello, se apoyará en Sidy, su amante, y en Cristina, su comprensiva pareja. Una serie de acontecimientos desconcertantes y violentos pondrán en jaque a los investigadores y en peligro a humanos y animales.
Narrada en tercera persona, con un lenguaje directo y sin contemplaciones, el autor, con gran oficio, nos acerca a la vida de los personajes protagonistas y la de los secundarios, perfilando con buen pulso y, al detalle, sus características físicas, emocionales y sus experiencias vitales, éstas últimas, situarán al lector en el contexto elegido. A pesar de ser un texto coral, resulta imprescindible destacar, por su importancia, a los dos protagonistas principales: Elena, la joven veterinaria impulsiva pero sensible, capaz de mantener un difícil triangulo amoroso; y JP, el duro inspector roquero, que aporta experiencia y desprende ternura; además, el inspector, utiliza expresiones en valenciano, de manera que le confiere un bonito toque de cercanía local. La ambientación, las descripciones del entorno y la atmósfera son tremendamente visuales por lo que la trama avanza con vertiginosa agilidad.
Los capítulos, en su mayoría, comienzan con alusiones al comportamiento de los animales en la naturaleza, hecho que resulta pedagógico para el lector, así como las comparaciones entre ellos y los humanos: ¿Qué nos diferencia a la hora de sentir miedo?, ¿los animales son capaces de amar?, estas y otras preguntas serán formuladas y explicadas por ese narrador omnisciente, que nos guía en el relato, y por el personaje de la profesora de etología de la universidad a la que asiste Elena, que en realidad es la excusa y el medio por el que Ríos San Martín muestra sus conocimientos sobre el mundo animal y plantea cuestiones de índole moral y filosóficas.
El olor del miedo es una novela apasionante -no olvidemos que es un thriller- en la que nos encontraremos, violencia, sexo, amor, manipulaciones, traiciones, venganzas, momentos de alta tensión y giros inesperados; veremos, también, cómo las piezas sueltas del puzle irán encajando página a página, vislumbrando, poco a poco, el hilo conductor que las une, donde la investigación del terrible asesinato de un elefante dará pie a situaciones trepidantes y sorprendentes.
Pero sobre todo, y lo que marca la diferencia de la que se hablaba al principio, es que este libro, aunque es ficción, crece y evoluciona a golpe de reflexiones verdaderas, En ellas nos detendremos y pensaremos, puesto que es la conciencia lo que nos hace humanos, Esa conciencia que nos dice, sin tapujos, lo peligrosos que podemos llegar a ser...
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