quisiera despertar el 12
bailando una cueca
tomando chicha
comiendo un pequén
ay sí
quisiera bailar una cueca en que el pañuelo no fuera un fantasma
no fuera un fantasma, ay no,
se escucha en el desierto, ay sí
quisiera que las flores del desierto fueran almas
fueran almas, ay sí,
y no espinas arrastradas por el viento, ay no
quisiera despertar el 12
y encontrar una respuesta
pero el viento de la desgracia me clava otra espina en el corazón,
ay sí
como cada 11,
ay no, no, no
Dios,
si en verdad existes y fueras justo
fueras justo, ay sí
tú que creaste los días
¿por qué no te saltaste el 11?, ay no
el 11 de septiembre
no quiero que me emborrachen la perdiz
no quiero un minuto de silencio, ay no
no quiero escuchar las voces
perdidas en el tiempo, ay no, no, no
quiero escuchar, ay sí
la conversación entre el polvo de los muertos desaparecidos en el desierto
y las estrellas, sus eternas compañeras
eternas como su memoria,
ay sí, sí, sí,
quiero escuchar, ay sí
la conversación entre los cuerpos de los presos arrojados al mar
y los peces, mudos testigos
mudos testigos son de su drama
me duele el alma,
el alma ay sí, sí, sí
quiero escuchar, ay sí
toda la vida
los gritos escondidos en las paredes de los centros de tortura,
ay no
y su llamado de auxilio,
ay sí
quiero escuchar
ay sí
quiero escuchar, mi alma
una guitarra destemplada
acompañando un verso que diga
los 11 de septiembre
son largos, señores
no quiero un minuto de silencio
ay no, no, no, no, no
quiero escuchar, ay sí
el canto de amor del ser humano,
del ser humano, ay sí,
ese que canta esta cueca
para que no olvidemos
ay, no
no olvidemos la historia
aunque nos duela, ay sí,
aunque nos duela
ay sí, sí, sí
* Escritor, poeta, dramaturgo y director de teatro chileno, miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Reside en los EE. UU.