Estamos ante un libro que analiza otra de las páginas más tenebrosas de la Historia Contemporánea de las Españas. En este caso se trata de realizar un estudio sobre los criminales de ETA pm, es decir Euskadi ta Askatasuna político-militar. Cuando los denominados como poli-milis se disolvieron, no lo hicieron en el caos o el vacío más absolutos, sino que pasaron a formar parte del partido político denominado Euskadiko Ezkerra, del que eran fundadores o personajes transcendentes, Juan María Bandrés y Mario Onaindía. «Creada a finales de 1974, ETA político-militar dejó un sangriento rastro de asesinatos, heridos, secuestrados y extorsionados. Los atentados de esta organización agravaron aún más el problema de la violencia terrorista, que fue la principal amenaza a la que se enfrentó la Transición española. Para salvar la democracia, y pagando un alto precio personal y colectivo, ‘héroes de la retirada’ como Juan José Rosón, Mario Onaindía y Juan Mari Bandrés pactaron el fin de la banda a cambio de la reinserción de sus integrantes. En septiembre de 1982 ETApm VII Asamblea anunció su autodisolución. Era la primera rama de ETA que dejaba las armas. Este libro trata sobre los diferentes aspectos que rodearon el proceso. Así, por una parte, se dedican tres capítulos tanto al contexto de la Transición (Santiago de Pablo) como al terrorismo a escala nacional e internacional (Juan Avilés y Xavier Casals). Por otra, se analizan los entresijos del fin de ETApm (Gaizka Fernández Soldevilla). El efecto político, es decir la formación de Euskadiko Ezquerra y sus repercusiones en la política vasca es otro de los asuntos que se analizan (Sara Hidalgo), así como el impacto que este hecho ha tenido en el cine (Roncesvalles Labiano y Lucía Gastón). También aparece de manera pormenorizada el tema de las víctimas, el oscuro reverso de la disolución de ETApm, mostrando no solamente sus trayectorias (María Jiménez), sino también el tipo de (in)justicia al que fueron sometidas y una reflexión sobre cómo restaurarlas (Gema Varona). Finalmente, se analiza la trayectoria paralela de ETA militar, banda terrorista que rechazó el pacto de ‘paz por presos y exiliados’ que negociaron EE y el Gobierno de UCD (Luis Sordo)». Existe un libro (El cero y el infinito) y su genial autor (Arthur Koestler), quien en el malhadado año de 1940 lo escribió, como una auténtica protesta contra los juicios sumarísimos realizados contra la Vieja Guardia de los bolcheviques, todos ellos compañeros de uno de los más grandes autócratas de todos los tiempos, con un comportamiento ciertamente criminal, quien dejó sentadas las bases para que ese Estado, la URSS, evolucionase siempre hacia la eliminación millonaria de sus adversarios o disidentes, estoy escribiendo sobre Vladimir Ilich Ulianov “LENIN”. Los juicios fueron promovidos por su sucesor férreo, Iósif Stalin, en los que se asesinó impunemente a todos aquellos que, de alguna forma, cuestionaban su ascenso espurio al ‘TRONO’ de la URSS. Entre los ejecutados, tras unos simulacros de juicios, en los que se les acusó falsamente, y basándose en toda una sarta de mentiras, cayeron nombres ilustres, tales como: Zinoviev (1883-1936), Kamenev (1883-1936), Bujarin (1888-1938), Radek (1885-1939) y Rykov (1881-1938). Paradójicamente, ninguno de ellos se defendió, quizás esperaban redimir su vida, revolucionaria contra otros, verbigracia los mencheviques, con su propia muerte. Siendo el comunismo y lo etéreo del bien de la humanidad como la exigencia, incluso, para sacrificar su propia vida. Ahora ya se conocen los documentos, sensu stricto, que conllevaron su eliminación. Detrás del hecho estalinista criminal estaba el lacayo del staretz, llamado Beria (1889-1953). “Zinoviev fue torturado vilmente durante días. Kamenev confesó, por fuerza mayor; amenazaron con matar a su hijo menor. Curiosamente, ese hijo fue el único de la familia que sobrevivió a las ‘purgas’, como se las llamaba. Radek pensó que si confesaba podría ir a la cárcel en vez de morir en el patíbulo. Lo mató en prisión un agente de Beria. No hubo piedad hacia ellos. La propia maquinaria represiva que contribuyeron a crear y a desarrollar se cebó con ellos, hasta la muerte. A veces es mejor, esperar a que llegue el pasado, sentarse con él, mirándole los ojos, en lugar de huir, sabiendo que te perseguirá y acabará atrapándote”. Las paredes de algunos de los pueblos del País Vasco fueron pintarrajeadas con textos en los que se calificaba, verbigracia a Mª Dolores González Catarain, ‘Yoyes’, cómo una auténtica traidora a los designios, casi divinizados, de los nacionalistas radicales vascos. Desde muy pronto, en los años 1939 a 1945, en plena vorágine de la 2ª Guerra Mundial ya se descubrieron, de forma prístina, todos los crímenes de los nacionalsocialistas; no obstante no sería hasta la aparición del testimonio del escritor y periodista ucraniano, Vasili Grossman (1905-1964), que no se tuvo consciencia del genocidio realizado por Stalin, y que en los estados comunistas posteriores ha sido paradigmático, desde Cuba, hasta Camboya, pasando por China, Laos, Corea del Norte, etc., según épocas y momentos históricos. Ya que se suponía que el comunismo era un sumatorio global de paz, armonía, y libertad para todos los seres humanos del planeta Tierra. Por todo lo que antecede, es por lo que aquellos seres humanos definidos como herejes, renegados, díscolos o disidentes, han sido reprobados en unas tierras tan uncidas a las tradiciones o pseudotradiciones ancestrales, como son las del País Vasco; aunque muchas veces no conozcan a que pueblos prerromanos se refieren, caristios, várdulos o autrigones o berones, o por el contrario a los vascones. Euskadi Ta Askatasuna, ETA, traducidas esas siglas por Euskadi o País Vasco y Libertad, fue una organización claramente terrorista, con un extraño comportamiento próximo a la mafia, que nació durante la Dictadura de Francisco Franco Bahamonde, y murió, felizmente, durante el régimen democrático, tras asesinar a más de 900 seres humanos, todos ellos inocentes, y haber combatido con saña a la democracia hispana. ETA nunca fue una organización legítima, aunque lo intento, de forma artera, cuando negoció con algunos gobiernos democráticos españoles. “Desestimó, orilló, despreció a la democracia; la puso en peligro, arrojándola a los caballos del autoritarismo, o sea del fascismo postmoderno”. Estimo que, con estas líneas, se puede y debe recomendar este libro para conocer lo que fue el terrorismo de ETApm, injustificable e injusto en todos los momentos de su devenir histórico; y que hizo mucho daño, podría ser que irreparable, a todos los españoles, incluidos a los vascos. ¡Libro necesario! «Si fas endo plagas caelestium ascenderé cuiquam est mi soli caeli máxima porta patet». Puedes comprar el libro en:
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