Esta obra narra el drama que supuso la estancia de los presos republicanos españoles, en el pavoroso campo de concentración, creado para tortura y exterminio de seres humanos, sito en la localidad austriaca de Mauthausen, a 25 kilómetros de Linz, una de las grandes urbes de Austria. Este libro de Cátedra, muestra el impacto que supuso para los aliados entrar en los campos de concentración creados por el NASDP, vulgarmente llamados ‘nazis’, y, sobre todo, por la noción de crímenes contra humanidad, nuevo concepto creado ad hoc por el comportamiento criminal de los nazis alemanes. «Esta es la historia de los perdedores, de todos los perdedores de las guerras, civiles o mundiales, y, especialmente, de los que fueron esclavizados por el Tercer Reich hasta la extenuación y la muerte. La mayoría murieron lejos de su lugar de nacimiento, solos, siendo apenas un número, víctimas de una lógica y un contexto de odio que se habían empezado a generar tiempo atrás. La ocupación alemana de Francia y el establecimiento del gobierno colaboracionista de Vichy fueron decisivos para ello, pero ya antes los republicanos españoles que cruzaron la frontera se encontraban en un limbo jurídico que terminó precipitando su deportación masiva hacia el interior de Europa. Tras compilar y estudiar un importante volumen de documentación custodiada en más de nueve archivos e instituciones nacionales e internacionales, la mayoría poco tratada o inédita hasta el momento, los autores de este libro relatan unos acontecimientos en gran medida desconocidos para la sociedad española. Se trata de un recorrido por la Europa dominada por el Tercer Reich y la inserción de los españoles en la macabra red de terror que acabaría con su deportación entre los muros de aquellos recintos destinados al trabajo esclavo en el corazón del Danubio austriaco. Este trabajo esclavo fue el elemento central de castigo y de disciplina del KL o sistema concentracionario nazi. Un mundo brutal en constante evolución marcado por las necesidades económicas y bélicas de la guerra, hasta su aceleración definitiva entre 1944 y 1945. Esta documentación sobre los campos ha permitido elaborar un complejo estudio que introduce de lleno el caso español dentro de los estudios del Holocausto y de la historiografía internacional especializada». Para que se produzca toda esta panoplia de torturas y desconsideraciones hacia los republicanos, fue necesario que los españoles perdieran su condición de presos de guerra, por lo que su ingreso en un campo de concentración fue deseo y esencia absoluta de la forma de ser vivencial de los nacionalsocialistas; ya que como es público y notorio los campos de concentración alemanes eran el espacio dedicado a lo que denominaba como la precisa política de seguridad de la Alemania del Tercer Reich. La nueva España de Franco Bahamonde y la Francia de Petain no tuvieron el más mínimo inconveniente en realizar, junto con la Alemania de Hitler, un estudio calificativo en materia de orden público; en el susodicho se incluían diversos grupos de extranjeros, a saber: “…los españoles peligrosos para el orden público o en exceso en la economía nacional; los extranjeros cuyo país había sido ocupado por las tropas alemanas (polacos, checoslovacos, daneses, noruegos, belgas, luxemburgueses, holandeses); los refugiados alemanes o exaustriacos; los checoslovacos originarios de la región de los Sudetes; los ciudadanos de la ciudad libre de Danzig; los italianos; los extranjeros originarios de Europa suroriental (búlgaros, yugoslavos, rumanos, griegos y húngaros); los rusos; los estonios; los lituanos; los letones; los armenios; los georgianos; los ingleses o los ciudadanos del Imperio Británico; los suecos; los fineses; y los extranjeros de otras nacionalidades”. Los nacionalsocialistas alemanes engullían a todos los prisioneros que caían en su poder, y en este caso la colaboración rigurosa del gobierno de Vichy fue siempre inequívoca. La segunda parte del presente volumen está dedicada a explicar, de forma pormenorizada, como era la vida de aquellos desdichados seres humanos dentro del campo de concentración y tortura de Mauthausen. “El trabajo fue el elemento central de castigo y disciplina, en una evolución marcada por las necesidades económicas y bélicas del Tercer Reich en guerra”. El trabajo en la cantera era agotador, con una jornada laboral de los reclusos que se extendía hasta las 11 horas diarias. Todo ello tenía el fin innegociable de poder mantener la maquinaria bélica de la Wehrmacht a pleno rendimiento, aunque ello conllevase la pérdida inagotable de las vidas de seres humanos, esclavizados y obligados a trabajar hasta la extenuación, siempre en contra de su libertad. A partir del año 1942, los prisioneros de los campos de concentración tuvieron ya una mayor cualificación técnica. En el caso de los presos republicanos españoles, tras superar el pavoroso año 1941 en el que murieron la mayoría de ellos, terminaron por adaptarse y, por su cualificación técnica elevada, pudieron ocupar cargos jerárquicos en los campos, siempre dentro del mundo de los presos, pero ocupando lugares de trabajo ya en las oficinas, lo que les permitió, de forma subrepticia, poder obtener abundante material fotográfico y ficheros numerosos, todo ello luego sería fundamental en los juicios contra los nazis, para poder condenarlos por crímenes de guerra. “…la elaboración de listas de fallecidos y el conocimiento de esta historia ocultada durante décadas por el franquismo”. La tercera parte, como colofón y epílogo del volumen, nos aproxima a los estertores agónicos sangrientos de los años 1944 y 1945; es el momento en el que Alemania está perdiendo la guerra a pasos agigantados, y por ello es preciso un esfuerzo armamentístico y de infraestructuras mucho mayor, para ello la mano esclava se debe multiplicar; y por consiguiente, las cifras de presos se incrementarán hasta límites insospechados, y muy poco manejables; con ello era preciso incrementar el número de los guardias, y la brutalidad de los represores ya no tuvo parangón histórico. Los reclusos estaban hacinados, la alimentación era paupérrima, pero la depravación por controlarlos se disparó, por ello se fueron exterminando a los más débiles y a aquellos que por reivindicativos se consideraban ‘peligrosos’, en esta tesitura la tasa de mortalidad forzada en Mauthausen se disparó. “El día 5 de mayo, los SS ya habían huido de Mauthausen, no sin antes vestir con su uniforme al cuerpo de policía de bomberos de Viena, quienes se entregaron, nada más ver llegar a los soldados estadounidenses”. Durante el franquismo las muertes de estos españoles republicanos fueron silenciadas. Estamos ante un libro que ha conllevado una muy costosa elaboración por la dificultad de la documentación, pero muy necesario. «Si fas endo plagas caelestium ascendere cuiquam est mi soli caeli maxima porta patet». Puedes comprar el libro en:
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