En 1981, un simposio convoca en Los Ángeles a los agentes culturales de la emigración. Enviado para cubrir el evento, un escritor frustrado descansa en su hotel cuando alguien llama inesperadamente a la puerta: es su amor de juventud.
Tan fértil como Los nuestros, tan mordaz como Oficio, tan personal como Retiro, el último libro de Dovlátov antes de su prematura muerte reúne a la Rusia del exilio para hablarnos de amor. Y no de un amor cualquiera, sino del amor idiota, en caída libre, un amor inmortal y enemigo frente al que nos descubriremos peores y capitulando, y frente al que solo cabría oponer «una pizca de absurdo».
Con Dovlátov, nos reímos de nosotros mismos. Su humor es un clásico que ha convertido al autor en una de las referencias obligadas de la literatura rusa del pasado siglo XX.
Serguéi Dovlátov (1941-1990), es posiblemente el más grande escritor ruso de los últimos 50 años. Hijo de un director de escena judío y una actriz armenia, tras una juventud en la que desempeñó los más variados oficios se dedicó al periodismo, trabajando para diversos periódicos, de los que fue despedido regularmente por no plegarse al régimen soviético. En 1978 emigró a Estados Unidos, donde se publicaron sus cuentos y novelas, «comedias autobiográficas» impregnadas de un humor incansable y clásicamente ruso, y donde falleció cuando aún no había cumplido los cincuenta años y ninguna de sus obras había visto aún la luz en su patria.
En Fulgencio Pimentel se han publicado sus libros Retiro (2017), Oficio (2017), La maleta (2018) y Los nuestros (2019).
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