Pascual Martínez cambia su tierra de viñas por la de olivos en Granada. Su primera novela se hacía eco de la cantidad de suicidios que se producían por esos lares. Ahora, se fija en un curioso curandero de Alcalá la Real. En una áspera tierra se desenvuelve su nueva trama que conjuga el mundo ancestral con la singular idiosincrasia de la zona. Tradición, desconfianza y devoción religiosa se mezclan para conseguir una novela negra muy potente. El autor nos avanza algunas de las claves de su nueva novela, el resto lo tendrá que descubrir el lector en las páginas del libro.

¿Por qué elige un personaje popular y venerado por las gentes, el santo de Villalobos, como víctima? ¿Se puede matar a un santo o su asesinato lo hará aún más famoso?

Se puede matar a cualquiera, esa es la ventaja con la que contamos los escritores. Aunque en este caso, me imagino que la muerte de un santero venerado por la inmensa mayoría de habitantes de la zona lo convertiría en un mártir y en alguien recordado de generación en generación. Sin ir más lejos, la tumba del santo Custodio, es visitada por decenas de fieles a diario. Y murió en 1962. Eso nos muestra la relevancia de estos santos y su arraigo en esta comarca.

¿Se ha basado en alguien que existió o tiene que ver con las leyendas populares?

Me ha basado en la figura de unos santeros auténticos –Custodio, Luisico y Manuel- que vivieron en la sierra Subbética de Andalucía en los siglos XIX y XX. Aunque la figura de Martín Urquijo, el santo de Villalobos, es producto de la imaginación enrevesada del escritor.

¿Qué papel tiene la religión en las creencias populares tan arraigadas en algunas comarcas españolas?

La religión sigue siendo, hoy en día, un punto de apoyo para muchas personas, por tanto no hay que menospreciar su importancia. Por eso era tan complicado escribir una novela de estas características sin caer en los clichés. He intentado alejarme de estereotipos y que cada uno emita su propio juicio al respecto.

La ironía es una constante en su novela, ¿incluso en situaciones extremas es necesario hacer uso del humor?

Por supuesto. Cuando se abordan temas tan complicados como el suicidio o el asesinato, me gusta que haya pinceladas de humor para sacar al lector una sonrisa y que cambie su estado de ánimo. Que no sea una lectura lineal en la que sólo se muestre horror y desesperanza. Por eso el personaje de Palomeque es tan necesario.

Utiliza un estilo muy directo y a la vez un lenguaje muy cuidado, ¿Cuántas veces corrige cada capítulo?

Muchas. Suelo ser bastante concienzudo y le doy muchas vueltas hasta que el resultado me parece óptimo. Pero es verdad que llega un momento en el que tienes que parar de corregir porque nunca lograrás la perfección.

“He intentado dotar a cada personaje de unas características propias”

Las características del equipo de la Benemérita que investiga el caso son muy peculiares y diversas, para que salga redondo ¿ha sido necesario pasar muchas horas charlando con los guardias para conocer en profundidad su modus operandi?

Sobre todo he intentado dotar a cada personaje de unas características propias. Eso provoca que el contingente de guardias civiles sea heterogéneo y, lo que considero más importante, que el lector pueda verse reflejado en alguno de ellos. Pero en realidad no he hablado con miembros de la Benemérita para crearlos.

¿Cuánto hay de Pascual Martínez en el sargento de la Guardia Civil, Pitana?

En el fondo es un tipo con gran corazón, lo que pasa es que le atemoriza mostrarse tal como es, sobre todo al entablar nuevas relaciones personales. Pero una vez que coge confianza se preocupa por su gente, aunque de una manera un tanto peculiar. También valoro su terquedad y que intente realizar su trabajo con diligencia. En estos puntos sí que hay algo de mí.

¿Qué hace que un Diplomado en Educación Física se convierta en un experto y laureado escritor de novela negra?

Desde muy joven he leído todo lo que caía en mis manos, pero, poco a poco, fui sucumbiendo a la novela negra y policiaca. Creo que mi bagaje en este ámbito me permitió arriesgarme a escribir. Y luego llegó La patria de los suicidas y su publicación en ediciones Siruela en 2021.

La mente humana es indescifrable

Brebajes que sanan mediante la fe… ¿hay que creer ciegamente para que se obren milagros y el cuerpo desbloquee todo lo que nos paraliza y nos impide avanzar? Se ha estudiado mucho el efecto placebo…

La mente humana es indescifrable. Y lo que para una persona es una estupidez para otra significa algo primordial. El efecto placebo existe, es incuestionable, y provoca una distorsión de la realidad en determinados individuos que puede provocar auténticos milagros. La fe mueve montañas. Y está comprobado que, ante una mismo problema, una persona optimista es más propensa a solucionarlo que una pesimista. Pero ojo, hablamos de males curables. Nadie cura lo incurable, y menos con un brebaje o una pócima mágica.

Usted ha tenido que documentarse muy bien para escribir una novela que toca creencias, sentimientos y casi dogmas de fe que, incluso en el S. XXI, siguen teniendo importancia. ¿Cómo se explica que charlatanes y milagreros obtengan resultados positivos sin conocer cómo funciona el cerebro humano ni hayan oído hablar nada de los neurotransmisores que se liberan ante una actitud positiva?

No creo en estos charlatanes. Simplemente se aprovechan de personas desahuciadas por la ciencia y la medicina. Y cuando has perdido toda esperanza, recurres a lo que sea para encontrar una solución. Ahí entran en escena estos personajes sin escrúpulos.

¿Qué le ha resultado más complicado a la hora de escribir su novela?

La responsabilidad que conlleva el éxito de La patria de los suicidas. Intentas mejorar lo anterior, pero al final es el lector el que tiene la última palabra.

A "El Santo de Villalobos" se le augura un éxito similar a "La patria de los suicidas", que obtuvo el VIII Premio de Narrativa del Ateneo Riojano. ¿En qué trabaja ahora Pascual Martínez?

Estoy inmerso en la tercera parte de la trilogía sobre el sargento Ernesto Pitana y concluir una novela que tengo a medias.

Para finalizar, complete la frase: La novela negra me permite…

… indagar en la psique humana para mantenerme medianamente cuerdo.

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