Hoy dicen jóvenes escritores, que son jóvenes, pero no sé si son escritores -los tendría que leer con un poco de calma-. hoy dicen estos jóvenes que no leen, que escriben sin leer. Cada vez se escucha más esto. A mí me parece inconcebible escribir sin leer, pero parece que ellos lo hacen. No sé cuáles serán los resultados. Confieso que no me dedico todavía a leer mucho a autores tan jóvenes, quizá porque estoy demasiado ocupado con leer lo que me apetece leer y lo que tengo obligación de leer, por trabajo o porque me sale al camino. Y pido disculpas si esta afirmación puede parecer un poco soberbia; les aseguro que no es ésa mi intención, ni mucho menos.
Helena Cosano no sólo ha leído, y a los mejores escritores, sino que ha estudiado muchas disciplinas, disciplinas que sin duda han satisfecho sus inquietudes, o lo están haciendo, pero que además la han enriquecido en lo que ha escrito, la enriquecen en lo que escribe, y lo harán en el futuro.
Ha estudiado Derecho, pero también Filología, Psicología, Meditación, Yoga. Ha disfrutado y aprendido de los grandes autores rusos -Tolstoy, Dostoyevski, Chejov.-, y uno de sus escritores favoritos es Proust, así como García Márquez en nuestra lengua. Por mis conversaciones con ella sé que le gusta mucho también Nabokov, por ejemplo, el Nabokov novelista pero también el crítico literario.
Todo esto nutre, no sólo a una persona, sino también una obra literaria, muchísimo. Helena Cosano se ha propuesto cuidar su formación humana y literaria, y seguramente siendo fiel a sus inquietudes humanas ha servido a las literarias, y al revés también.
Lo que más aprecia en un texto, en un libro, es el estilo, me ha dicho personalmente Helena Cosano. También la sabiduría, y en tercer lugar la diversión. Pues bien, algo diré sobre el estilo de Helena. Encuentro que es muy armonioso, y una de las cosas que más me gusta de este La diva mariposa recién publicado es el estilo. El libro está espléndidamente escrito. Está muy documentado, muy trabajado, pero a mí lo que me llama más la atención de él es su estilo. Es un gran placer leer, oír, a Helena, a esta escritora, a esta narradora, en éste su nuevo libro.
Helena Cosano lamenta no tener más tiempo para escribir, y por eso pide excedencias en su trabajo de diplomática, pero lo cierto es que se la ve muy feliz también en este trabajo, y es muy consciente de todo lo que le aporta como escritora.
La perfección no existe. O sí, tal vez exista, pero en el papel, en la pantalla del ordenador cuando escribimos, en el mundo ideal que al final, se me ocurre ahora, todo escritor auténtico, no diré ya "bueno", o "de calidad", es, representa. Sin embargo, Helena, para mí, es una escritora muy buena, "de calidad", y sus lectores disfrutamos mucho de leerla. Ha alimentado muy bien su vocación, la ha llenado muy bien. En una entrevista me dijo una vez Luis Alberto de Cuenca que a su juicio el escritor nace y se hace. Sospecho que tiene razón. Pues bien, Helena nació escritora, por todo lo que ella cuenta, por sus textos, por cómo están escritos, por la peripecia vital y literaria de la autora. y se ha hecho escritora, se ha formado como tal, bajo todos los puntos de vista, en todos los sentidos. Seguramente tuvo un regalo del cielo, un don, pero no es menos cierto que ella ha trabajado duramente ese don. Dura y gozosamente, porque es feliz escribiendo, de forma muy plena.
No puedo sino felicitarla por ello, porque pese a todo, pese a esa predestinación -si existe, e intuyo que existe- tiene mucho mérito haber llegado hasta aquí, con todos estos libros publicados, tanto texto de calidad escrito, tanta buena literatura ofrecida, ofrendada, me atrevería a decir, para nosotros sus lectores, pasados, presentes, futuros.
Sé que llegar a ser diplomático -y ella lo es-, es muy difícil. Hay que hacer una oposición durísima. Pero no sé si llegar a ser escritor es igualmente duro, o quizá más, porque también requiere su particular oposición, una oposición difícil de explicar que abarca muchos años, quizá toda una vida. Creo que Helena Cosano ha aprobado brillantemente su oposición a escritora. Por una parte, recibiendo ese don de la escritura ya la tenía aprobada, pero es verdad que debía revalidarlo, digamos, con todas las pruebas que el mundo, el tiempo y la sociedad presenta a los aspirantes a escritor. Considero que tiene mucha razón Luis Alberto de Cuenca: el escritor nace, pero también se hace, todos los días, y no puede desfallecer. Me temo que no.
En principio, nadie salvo el propio escritor tiene interés en que lo sea. No puede éste desfallecer ni un solo día, me atrevería a decir, ni un solo momento, entre otras razones porque su vocación le perseguirá para que no lo haga. Es terrible ser escritor, y al mismo tiempo el mayor placer, la mayor satisfacción. Efectivamente, hay que serlo, pero también hay que elegir serlo. Luchar por serlo.
Helena Cosano lo es y ha elegido serlo, ha peleado por ello, quizá todos los días de su vida. No puedo sino darle mi más calurosa enhorabuena, por su vocación y gran esfuerzo, y también por este nuevo libro, La diva mariposa, un libro que cuenta otra gran vocación, otro gran esfuerzo, una historia de superación, la de Ainhoa Arteta, que sin duda le habrá recordado en algún momento a la suya. Es un libro escrito con delicadeza, con respeto, con una gran armonía. Helena consigue hacerlo interesante incluso a las personas que estamos muy alejadas del mundo que narra, el de la ópera. Es un libro sensible, muy bien escrito, muy literario y en cierto sentido, o eso me parece a mí, periodístico, en el mejor sentido. Literario y periodístico. Gustará a mucha gente, a los amantes de la buena literatura, de las buenas historias, de las historias humanas.
Éste es un libro que ante todo quiere ser un buen libro, que no pretende ser didáctico, pero que al mismo tiempo nos enseña mucho, del arte y de la vida. Y también de la propia vida de Helena, de sus ideas, de esas "mariposas" que recorren toda su existencia y pensamiento, su alma. Recomiendo mucho que los lectores lean Almas brujas (2018), precedente de La diva mariposa, precioso libro de la escritora, lleno de hondura, y, una vez más, de literatura, de gran literatura.
Con Almas brujas este nuevo libro de Helena Cosano dialoga. Fragmentos del libro anterior, una miscelánea de gran calidad literaria, sobre todo compuesta por cuentos, prosas poéticas, etc. aparece en La diva mariposa como sirviéndole de contrapunto. Cosano ha declarado que las mariposas son muy importantes en su vida, que tiene una teoría sobre las mariposas, que ella misma se ve como tal y que uno de sus más tempranos libros trataban sobre ellas.
Almas brujas ya era un gran libro. Éste nuevo también lo es. Helena Cosano está construyendo una obra exigente con la mejor literatura, que ella tan bien conoce, como lectora y como escritora, y con ella misma, así como con los temas que trata. No es que piense todos los días en el tema, porque no es así, pero si alguien hiciera un libro sobre mí me gustaría mucho que ese libro estuviera tan bien hecho, tan bien escrito y con tanto respeto como La diva mariposa, y en general la obra que ya conozco de Helena Cosano.
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