"La carabela de San Lesmes. El viaje más épico de la historia", de Luis Gorrochategui

«En el año 1525 siete naves de la expedición Loaísa-Elcano zarpan desde La Coruña con la intención de comenzar la anhelada ruta de las especias, descubierta en la primera circunnavegación al planeta, pero en esa titánica misión una de las naves, la carabela 'San Lesmes', encalla en una isla perdida en la inmensidad del Pacífico. Sin posibilidades de regresar, la tripulación tendrá que abrirse camino en las paradisiacas playas de la Polinesia. De la mano de Luis Gorrochategui, conoceremos esta apasionante historia de supervivencia y expansión de unos navegantes a los que dieron por muertos, y la fascinación sentida por las expediciones españolas que siglos después hallaron a sus descendientes en aquellas tierras. La investigación también nos muestra nuevos datos sobre Australia y la exploración del Pacífico, e incidencias de la vida de James Cook jamás conocidas por sus numerosos biógrafos».

Los españoles, todavía separados, de sus hermanos portugueses, tratan de llegar al mundo de las Especias, buscando otra vía diferente a la de los lusitanos, estos muy preparados, ya, en todo tipo de estudios de navegación. Además, de esta forma se seguía incrementando el deseo, incoercible, de seguir explorando y, a la par, conseguir proteger la frontera occidental de las hispánicas Indias, de las apetencias indeseables de los acérrimos enemigos, conformados por la anglicana Inglaterra, la calvinista Holanda y, sobre todo, esa extraña católica Francia, siempre envidiosa y deseosa de poner palos en las ruedas de las brillantes conquistas españolas, con la consiguiente colonización notable sensu stricto. Antes de seguir adelante, deseo destacar las elegantes y esclarecedoras portada y contraportada de este libro.

"Cristóbal Colón tuvo mucha suerte al tropezarse inopinadamente con el Nuevo Continente, confirmándose así el proverbio que asegura que 'Dios premia a los valientes'. En realidad, el temerario almirante pretendía llegar hasta Asia con aquellos tres barcos, tarea sencillamente imposible debido a la excesiva distancia. Si no llega a ser porque se toparon con ese insospechado mundo, aquellos bravos exploradores hubieran hallado la muerte en mar abierto. No obstante, este feliz encuentro no debe hacernos olvidar el verdadero motivo del viaje: abrir una nueva ruta, siguiendo la derrota oeste, en pos del mercado oriental. Era este un lucrativo comercio que, sin olvidar las riquezas de la costa africana, estaba siendo tercamente perseguido por los portugueses. No poco trabajo les había costado a nuestros vecinos superar, en 1434, el cabo Bojador, y ampliar así el perímetro del mundo conocido. Pero, una vez superado, continuaron sin miedo explorando la costa africana en busca del anhelado paso al océano Índico. Tras muchos descubrimientos, llegaron al cabo de Buena Esperanza en 1488, y ante ellos se abrió al fin el buscado océano. Su ánimo, en adecuada proporción a su evolucionada construcción, técnica y experiencia naval, y gracias también al uso de la cartografía árabe, se precipitó a la conquista de un mercado vastísimo y nunca antes soñado. Habían encontrado un camino más fácil para el comercio con Oriente que la antigua ruta de la Seda. Ante este estado de cosas, a España no le quedaba sino rizar el rizo de los atajos y probar a abrir una nueva ruta más rápida sin el inconveniente de circunvalar África, que la llevase en línea recta, y sin la competencia portuguesa, al corazón de los intercambios comerciales con Oriente. En resumidas cuentas, el descubrimiento de América fue una inesperada consecuencia de la lucha por abrir nuevas rutas marítimas entre las dos coronas oceánicas de la época".

El prof. Gorrochategui nos aproxima, pues, con todo lujo de detalles, y con su estilo habitual pleno de conocimientos sobre lo que representó España en la América Hispana, y su deseo, genéticamente incoercible, de intentar llegar más lejos que ninguna potencia de la época en el encuentro entre diversas civilizaciones. La vinculación española con el concepto de que se iba en busca de la India, conllevó que a todos los aborígenes de lo descubierto se les denominase como 'indios'.

En el siglo XV, especias como el clavo, la nuez moscada, el jengibre, la canela o la pimienta eran sumamente apreciadas en la Europa de ese momento histórico. Página-14, Castilla no se reservaba el norte de la costa africana, ya que la titulación de los monarcas hispánicos era el de Castilla y de León. La bula Dudum Siquidem del Papa Alejandro VI, complicó más, si cabe, la cuestión de a quien, españoles o portugueses, correspondía la navegación. Estamos ante un libro de supervivencia, stricto sensu, ya que estos españoles, a los que se dieron por muertos, sus descendientes fueron encontrados en aquellas tierras. La causa estriba en que a los marineros de la San Lesmes, tras encallar, no les quedó más remedio que buscar su subsistencia en las islas de la Polinesia y, con el estilo habitual hispánico, mezclarse con las indígenas y crear familias. La obra nos acerca, asimismo, al estudio de nuevos datos sobre Australia y, como es de esperar, el autor analiza la figura del capitán James Cook. La obra está dividida en dos partes, no obstante, concatenadas entre sí, la primera se centra en la propia expedición, y la segunda ya más en el rol jugado por la propia carabela San Lesmes. Conforme vamos avanzando en la lectura, la pluma ágil del autor nos envuelve en la trama, y todo ello dentro de la amenidad, históricamente más rigurosa.

El prof. Gorrochategui Santos está realizando una extraordinaria labor historiográfica en relación con la Historia Moderna de las Españas y su influjo en sus colonias, sobre todo en las Hispanoamericanas, frente a las apetencias bélicas, sobre todo, del Reino de Inglaterra, ya desde Isabel I Tudor. Cuando se tiene la certidumbre, en el siglo XVI con el Emperador Carlos V, de que América no es Asia, y no son Las Indias, la política española tratará de dirigirse al Oriente, para poder obtener las riquezas existentes allí. Los españoles son mejores navegantes, desde Núñez de Balboa hasta la expedición oriental de Magallanes y Elcano. Cuando Juan Sebastián Elcano llegue a Andalucía, el Emperador Carlos V le conminará a que se llegue hasta Valladolid, para que le explique todos los pormenores de la expedición, pero 'con las dos personas más cuerdas y de mejor razón'. Mapas y fotos enaltecen la obra, ¡estupenda! «Magnus ab integro saeculorum nascitur ordo. ET. Hoc voluerunt».

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