"En cuerpo y calma", con este sugerente título nos presenta José Manuel López Sansano su ópera prima, y lo hace con una voz clara, diáfana, casi prístina, una voz que se suma a la nómina lírica de la ciudad del Turia, prolífica en poetas de talla nacional, de una manera sosegada, como la sensación que transmiten estas cuarenta y dos composiciones donde el aedo nacido en la célebre Finca Roja, obra maestra del racionalismo arquitectónico valenciano, recoge pensamientos, reflexiones, en definitiva, canciones, como al autor le gusta denominarlas, en un verso libre, de una vivificante agilidad, donde se afirma su voluntad de comunicar un modo de concebir la poesía como sentimiento básico de la vida, esto es, como una manera de aprehender la ruda realidad y su inherente complejidad para hacerla más asumible, más tolerable, en aquello que más importa: lo emocional. Este soñador con los pies en el suelo, como él mismo se define en la presentación del libro, nos entrega su dicción decantada, de una forma sencilla: cuartetos rimados, mayoritariamente, en los que el poeta irá desgranando los temas que más le obsesionan.
Por lo que toca a la estructura, López Sansano ha optado por agrupar sus poemas en cinco apartados de extensión parecida, con rótulos que demuestran su gusto por los juegos de palabras: "A un cuerpo", "Mientras el cuerpo aguante", "Llega la calma", "Calma mi alma" y "A todo cuerpo y mucha alma"; precedidos por un poema-prefacio que con el significativo título "Mensaje de verdad" se erige en tesis del libro, así reza en la última estrofa: "es mejor tender la mano / que sentarse en el olvido". Tender la mano, esa es la verdadera intención de López Sansano, el principio que anima sus poemas, es por ello que el autor opta por ofrecer sus composiciones de manera clara, directa, haciendo volar a sus versos lejos del consabido hermetismo, libres de toda retórica oscurantista. Precisamente será esta forma de comunicar su mensaje, a modo de consejos dictados por la experiencia, una de las señas de identidad de López Sansano como poeta, como ciudadano, en definitiva como persona.
En cuanto a los temas, son muchos los que preocupan al autor y aunque en muchos casos estos entroncan con los que predominan en nuestra convulsa época, algunos propios de la lírica tradicional y otros que podríamos denominar de corte social, serán en estos últimos donde la voz de López Sansano adquiera una dimensión particular gracias a su compromiso con ciertas causas. El poeta denuncia pero en su caso lo hace de una forma cauta, serena, con esa calma que preludia una parte del título, y que la aleja del discurso panfletario en el que a menudo naufraga este tipo de poesía.
Demos la bienvenida a un modo de versificar que pone el acento en el ritmo más que en la métrica, imbuido de ese versolibrismo que tan bien manejan algunos trovadores modernos pero que en el caso de López Sansano se entona con una veracidad digna de encomio, que prefiere el asentimiento a la ínfula, la concordia a la llama.
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