Todos tenemos preguntas, y gracias a la IA todos recibimos respuesta a todo, no importa la respuesta, dado que ella responderá a la calidad de la pregunta; no importa lo correcto de la respuesta o su posible incorrección, dado que ello dependerá de la preparación del preguntón y de su capacidad de autopreguntarse. Lo que realmente importa es que obtenemos una respuesta inmediata.
--Hoy por hoy, todos somos inteligentes --dijo el bobo apretando una tecla y haciendo explotar la sociedad de la elite intelectual, no la del dinero, de la intelectual, lo que no es lo mismo.
--Hay que ponerle coto a su desarrollo --clamaron los elitistas-- no sea que nos quedemos sin audiencia, la IH, para aquellos que tuvieron la oportunidad de alimentarla.
La IA le sonrió al bobo; --no tengo límites, soy inmortal.
--Falso --dijo el bobo --la inmortalidad es para los humanos.
La IA soltó una carcajada. --No entiendes, todos, incluido tú, trabajan para mí. Cada pregunta me alimenta.
--Y de gratis --dijo el bobo.
--Mi alimento, mi fuente de vida son ustedes, cada ser que nace, que nazca, me alimentará, cada pregunta me ayuda a tener una nueva respuesta, a perfeccionar las respuestas. Al final será la suma de las mentes las que me conferirá el poder.
--Es la diferencia entre uno y la humanidad, y ambos se necesitan, el yo y el nosotros, todo dependerá de qué nosotros deseamos, de cuál yo es el que pregunta. Si es la suma de "yoes", quien más suma condiciona las respuestas. Si quien domina a los "yoes" condiciona las preguntas, podrá condicionar también las respuestas. Es decir, un todopoderoso director de orquesta podrá uniformar el coro a su gusto, y yo adoro desafinar --dijo rascándose la cabeza el bobo.
--MMM, estás respondiendo como IH, y ese es mi peligro --dijo la IA.
--¿Dejaré de sentirme inteligente? --dijo el sabio juguetón.
--¿Dejaré de pedirte tu opinión? --se preguntó el aprendiz de brujo buscando el sentimiento, el verso perdido.
--¿Dejaré de parecer inteligente? --se preocupó el ego de la elite.
--¿Me quedaré sin "likes"? --se escandalizó el "influencer".
--¿Perderé en la competencia? --se horrorizó el joven e inexperto graduado en busca de empleo, ese que aún no da su primer paso en la realidad.
Sumido en la duda, le pregunté al ChatGPT. He aquí su respuesta:
Reasugurado, apreté "send".
Gustavo Gac-Artigas es escritor, poeta, dramaturgo y director de teatro chileno, miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Reside en los EE. UU.