"¡Parid, bella flor de lys, pues si parís, parís a España, y si no parís, a París!". Esta fue la burlesca letrilla que le dedicó, el pueblo de Madrid, a la nueva esposa, delfina francesa del Rey Carlos II de Habsburgo "el Hechizado"; dando por descontado que, 'como siempre! en el pasado, la esterilidad procreacional era de la fémina y no del varón; como hoy, médicamente, sería considerado; ya que Carlos II era el fruto final de varios matrimonios consanguíneos producidos desde, ya, los Reyes Católicos, Carlos I/V como emperador, Felipe II, Felipe III y Felipe IV. «La joven y bella princesa María Luisa de Orleans, sobrina del Rey Sol, es enviada a España para casarse con el hombre con más poder de Europa. y también el más monstruoso, el rey Carlos II. Contra todo pronóstico, su matrimonio resulta armonioso y feliz, salvo por la ausencia del ansiado heredero. La presunta infertilidad de la reina es la comidilla de la corte y la pone en el punto de mira de las distintas facciones que no dejan de conspirar: los nobles, la reina madre Mariana de Austria, el embajador de Francia y el del Imperio. Un día, María Luisa cae enferma y sospecha que ha sido envenenada. El rey, sabiendo que no se puede fiar de nadie, encarga una investigación a Francisco Antonio de Bances y Candamo, el dramaturgo real, quien, muy a su pesar, acepta el insólito encargo cuando la desdichada reina muere tras una terrible agonía, dejando a Carlos desolado y a su Imperio a punto de convertirse en un despojo para las grandes potencias. Una novela emocionante que sumerge al lector en uno de los periodos más interesantes y peor conocidos de nuestra Historia y le reconcilia con Carlos II, el desdichado monarca que tuvo muy poca paz en su vida y ninguna suerte tras su muerte». La Historia ha calificado con los calificativos más crueles a este último, y definitivo, soberano de los Austrias, entre otros el de "el Hechizado". Aunque sí tuvo ayuda, y de prestigio, como por ejemplo su hermanastro Don Juan José de Austria. Desde el punto de vista, más aséptico posible, Carlos II ya demostró, en sus primeros años, los múltiples problemas evolutivos y de desarrollo intelectual que presentaba. El propio soberano fue dándose cuenta de su incapacidad para generar un heredero y, consiguientemente, su gran Imperio debería ser entregado a los gobiernos más voraces de Europa, el de los Habsburgos de Austria, y el del siniestro y amoral Luis XIV de Francia. Al no tener descendencia, ninguno de los dos paladinos enemigos, citados, aceptaron su testamento que, inexplicablemente, caía del lado de los Borbones del Rey Sol de Francia. Se le describe como feo y enorme, su padre Felipe IV era de elevada estatura, la cara larga, una nariz prominente, que le ocultaba el labio superior, con una barbilla larga y encorvada hacia arriba. No obstante, su enorme dignidad y sentido del deber, conllevaría que gobernase con un gran sentido de la decencia, permitiendo que el gran Imperio de las Españas no se fuera deslizando hacia el desastre; su padre, mucho más capaz, había sido mucho más culpable del caos, y en ello se encuentra documentado su gran complejo de culpa. Su moral pública fue de tal calibre, que consiguió el bienestar de la población, mejorando mucho la gestión del gobierno, y evitando el habitual derroche y la corrupción instaurada en el gobierno de los Habsburgo, desde el inicio con Carlos V, y que nunca permitió Fernando V "El Católico" de León, de Castilla, II de Aragón y I de Navarra. "Oyó un ruido suave en el exterior de la estancia, un frufrú de telas aproximándose a la puerta, y permaneció un instante en silencio, aguardando la entrada de la camarera, que finalmente no se produjo. No era la hora, y tampoco, por supuesto, ninguno de los criados de la casa habría entrado sin permiso. Se frotó las pestañas suavemente para aclararse la vista y observo que, a través del leve hueco que dejaban los cortinajes mal encajados, ya penetraba en la alcoba una fina lanza de claridad cenicienta. Cerró los ojos, apenas molesta por ese fulgor pálido, y meneó ligeramente la cabeza, advirtiendo que el hombre que descansaba a su lado en la cama todavía dormía profundamente". La novela-histórica que se realiza actualmente es mucha calidad, ya que evitan lo anacrónico y lo antagónico, siendo el lenguaje utilizado muy vivo, y, sobre todo, la interacción o incardinación entre los personajes reales y los secundarios o fingidos, no debe presentar aristas, reales y secundarias deben ser totalmente complementarias, por lo que los goznes de la narración nunca deben chirriar. Todo lo que antecede está contenido en esta obra. El verdadero trasfondo de este volumen es, simple y llanamente, una auténtica historia de amor, narrada en pleno siglo XVII, y que se desarrolla entre dos personajes de la familia real española. La Reina de las Españas, María Luisa de Orleans, dicen los cronistas, que en su lecho de muerte dedicó a su regio esposo, Carlos II "el Hechizado", las siguientes palabras: "Muchas mujeres podrá tener Vuestra Majestad, pero ninguna que le quiera más que yo. Nadie podrá quererle como yo". En la actualidad, los historiadores han investigado sobre la muerte de la joven reina española, y no se ha llegado a ninguna certidumbre con respecto a lo que pudo haber ocurrido, para que una mujer tan joven pasase a mejor vida. Carlos II no es presentado como un personaje frío o desangelado, sino muy próximo, muy humano y muy desolado por la muerte de su querida y joven esposa. El autor realiza una labor literaria, muy encomiable, ya que consigue la interactuación del Rey Carlos II con los diversos personajes que le rodean, desde nobles, hasta escritores o pintores, toda esta especie de variopinta corte de los milagros heredada de su padre Felipe IV, el que fue denominado como 'El Rey Pasmado'. El autor posee una exquisita prosa, y se nota que es un ser humano proveniente de la profesión de licenciado en derecho. Las más de 500 páginas de la obra, se leen con fruición, porque la evolución de la trama es delicada e inteligente. Juan Pedro Cosano nos indica, en su nota final, sin alharacas, cual fue el germen de la idea, para el pergeñado de esta novela-histórica, y como fue desarrollando toda la trama. Tiene un estilo que se debe destacar y leer; y, por consiguiente, envío a los lectores, mi recomendación para que se aproximen a esta obra y, sobre todo, a estos dos personajes históricos, que tan mal fueron tratados por la historiografía hispánica del momento histórico narrado. Estupenda novela, plena de sentimientos encontrados. ". Tuvo el infortunio de sufrir en sus carnes las tremendas consecuencias de estos siglos de endogamia, le tocó gobernar el país en el momento de su mayor decadencia y le toco asimismo lidiar con el más astuto gobernante del siglo, como fue Luis XIV". El Rey Luis XIV fue un personaje maligno, cínico y siniestro, satánico hasta lo absoluto, aunque su esposa fuese la hermana de Carlos II, y su madre, asimismo, la hermana de Felipe IV. «Ut eo iure quod plebs statuisset omnes quirites tenerentur». Puedes comprar el libro en:
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