Creo que estoy situado ante la mejor novela-histórica del prof. Santiago Posteguillo; es obvio que el personaje centro de la narración se lo merece; aunque debo indicar que no es el mejor de la Antigüedad; para mí existen otros tres a su altura o lo superan. Uno de ellos es el rubio o pelirrojo rey Pirro "el Grande" del Epiro (318-272 a.C.). El segundo podría ser el Rey Alejandro III "Magno" de Macedonia (356-323 a. C.). Y, el tercero tan grande o más, que los cuatro del poker de ases, el púnico o cartaginés Aníbal Barca "el Grande" (247-183 a.C.), bautizado por Cornelio Nepote (100-25 a.C.) como "el más grande de los generales". Y, Gayo Julio César o Gaius Iulius Caesar (12/13 de julio de 100 a.C.-15 de marzo o Idus de Marzo de 44 a.C.). Los cuatro murieron trágicamente, y todos ellos pudieron cambiar el curso de la Historia, dándole un giro de 180º. «Si alguna vez hubo un hombre nacido para cambiar el curso de la historia, ese fue Julio César. Su leyenda, veinte siglos después, sigue más viva que nunca. Roma, año 77 a.C. el cruel senador Dolabela va a ser juzgado por corrupción, pero ha contratado a los mejores abogados, ha comprado al jurado y es conocido por usar la violencia contra todos los que se enfrentan a él. Nadie se atreve a ser el fiscal, hasta que de pronto, contra todo pronóstico, un joven patricio de tan solo veintitrés años acepta llevar la acusación, defender al pueblo de Roma y desafiar el poder de las élites. El nombre del desconocido abogado es Cayo Julio César. Con una combinación magistral de exhaustivo rigor histórico y sobresaliente capacidad narrativa, Santiago Posteguillo nos sumerge en el fragor de las batallas y nos muestra la relación de Julio César con su tío Cayo Mario, siete veces cónsul, que le forjará desde niño como gran estratega militar. Además, revive la apasionada historia de amor de César con Cornelia, su primera esposa, y nos ayuda a comprender, en definitiva, cómo fueron los orígenes del hombre tras el mito. Hay personajes que cambian la historia del mundo, pero también hay momentos que cambian la vida de esos personajes. 'Roma soy yo' es el relato de los extraordinarios sucesos que marcaron el destino de César. Después de Julio César, el mundo nunca volvió a ser el mismo». Esta concienzuda novela histórica narra los primeros 23 años de la vida del que llegaría ser DICTATOR PERPETUUS del SPQR. En este año 77 a.C., Gayo Julio César es un joven de 23 años, y sigue la memoria y leyenda de su tío Gayo Mario, desgraciadamente caído frente a otro odioso dictador como fue Lucio Cornelio Sila; sin ningún tipo de temor, se enfrentará a la corrupción por antonomasia, ahora en Roma encabezada por el todopoderoso senador Gneo Cornelio Dolabela (siglo II a.C.-siglo I a.C.); pero el procónsul de Macedonia, el ya citado Dolabela, tiene a dos prestigiosos abogados y oradores para defenderlo, Quinto Hortensio y Gayo Aurelio Cota, quienes conseguirán su absolución, de forma escandalosa. En la novela, que hoy tengo el gozo de presentar, no solo se relata lo relativo a aquel proceso tan sonado en su época, sino que se alterna con el relato de memorias, que abarcan desde el tiempo anterior al nacimiento de Gayo Julio César, hasta el momento álgido de su adolescencia, donde, tras una infancia ciertamente feliz, se está formando su personalidad dentro del crisol de las preocupaciones, que le generan todas las vicisitudes por las que atraviesa la Roma del final de la República. Su tío Gayo Mario le ofrece preciosas y precisas lecciones de vida ética y militar, y siempre será de su admiración. Todo ello en medio de una narración política convulsa, que está dividida entre múltiples batallas por el poder, bien entre patricios y plebeyos, dentro del Foro de Roma; pero, sobre todo contra un sin número de enemigos exteriores a los que se pretende sojuzgar; incluyéndolos dentro del voraz imperialismo romano. Este libro, de más de 700 páginas, narra, de forma pormenorizadamente novelada, los primeros años del devenir político del gran Julio César. "Desde la caída del Imperio cartaginés, Roma se había constituido en la potencia dominante que controlaba todo el Mediterráneo occidental. Y no solo eso, sino que además de dirigir los destinos de Hispania, Sicilia, Cerdeña, varias regiones del norte de África y toda Italia, empezaba a mirar con ansia hacia el norte, hacia la Galia Cisalpina, por un lado, y hacia oriente, hacia Grecia y Macedonia por otro". Este inmenso crecimiento de territorios, había producido un homónimo económico, las arcas del Estado del SPQR o Senatus Polulusque Romanus contienen mucho más dinero, aunque esto no había incrementado el nivel de vida de todos los ciudadanos de Roma, sino solo de algunos grupos plutocráticos; los campesinos y el populacho apenas recibían las migajas que caían de las mesas de esos oligarcas. La segunda línea expositiva de la trama, se refiere al momento trágico en el que los romanos se enfrentan en una nueva y cruenta guerra civil, siempre por la lucha por el poder, que en Roma estuvo en la cresta de la ola del devenir histórico del ab urbe condita. "Los partidarios de las reformas se agruparon en torno al partido de los denominados 'populares', que defendían las propuestas de los malogrados Graco, mientras que los senadores más conservadores se asociaron en lo que se dio en denominar como el partido de los 'optimates', es decir, 'los mejores', pues se consideraban superiores al resto. Roma estaba dividida, oficialmente, en dos bandos irreconciliables. A estos dos grupos se añadía un tercero en discordia, los 'socii': los habitantes de las ciudades aliadas de Roma en Italia, que veían cómo las decisiones que afectaban a su futuro las tomaban senadores o ciudadanos romanos sin tenerlos a ellos en cuenta. Este tercer grupo empezó a reclamar la ciudadanía romana y con ella el derecho a voto para poder así tomar parte en aquellas decisiones que tanto los afectaban". La construcción de la trama argumental está conformada, mayoritariamente, por personajes que existieron, sensu stricto; el autor refiere su admiración por Gayo Julio César, y, por ello, no se atrevió a aproximarse a su personalidad, hasta estar lo suficientemente imbuido de la vida y la obra del político popular por antonomasia, léase Julio César. Y, de esta forma combina, ya, con una impecable maestría su exhaustivo y documentado rigor histórico. "Dolabela se echó a reír cuando por fin le dijeron quién iba a ser el acusador, y continuó celebrando fiestas y banquetes, relajado y seguro de sí mismo, a la espera de un juicio que sabía ya ganado. El nombre del joven e inexperto era Cayo Julio César". Con estos apuntes apretados pero entregados y, estimo moderadamente que rigurosos, celebro la nacencia de este libro-obra preeminente, sobre el gran Gayo Julio César. ¡Estupendo! «Confusa ebrius est non iens ut producat ex optimis in sobrii sint mulier». Puedes comprar el libro en:
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