Coincidiendo con el inicio de la primavera y con el día de la Poesía, 21 de marzo, nos reunimos con Antonino Nieto Rodríguez para hablar de su nuevo poemario “el pulgar de la alegría” que no se atiene a normas lingüísticas ni sociales, compruébenlo ustedes mismos: dinero, no!: miedo! libertad, tampoco!: esclavitud placer, dices?: obediencia miedo, esclavitud, obediencia…: la pura mecánica que te da nombre y contra ti piensa y actúa por ti Miedo, esclavitud, obediencia y más obediencia. No pensamos, nos dejamos arrastrar… Menos mal que hemos caído en la galaxia donde reina Antonino y con él podremos ser más libres, ajenos a esa esclavitud mental fruto del bombardeo constante de consignas y noticias inalienables a las que somos sometidos por los medios de comunicación y ahora de las redes sociales, incluso del whatsapp. Porque el título tiene que ver mucho con eso, el jodido dedo pulgar de la mano que vemos en tantos sitios. Algo que parece moderno, pero que ya los romanos en el circo mínimo lo pusieron de moda hace dos milenios. “el pulgar de la alegría” lo dedica Antonino Nieto Rodríguez a los amigos que han partido en este último año. “A Maribel, poeta, a Fernando, a Nisio, amigo gallego, a Alejandro... Otros se han quedado en el tintero porque han fallecido cuando el libro ya estaba concebido, parido y saliendo a la estratosfera”, me dice el rapsoda en una cafetería donde ya nos hemos encontrado en reiteradas ocasiones. “El poemario es una radiografía de los tiempos, donde todo lo social es hábilmente manipulado por todo el mundo, en especial por los políticos “, así de claro se muestra el vate que cuando comienza un poemario no tiene claro el título que pondrá. “Siempre hay algún verso que me da la idea del título, aparece sin más. Eso sí, siempre está dedicado a mi amor, a Marta. El amor es el leit motiv del libro y de la poesía”, confiesa Antonino. “Vivimos una gran farsa”Para el poeta, “vivimos en una alegría condenada, donde la obediencia lo envuelve todo y a eso lo llaman ahora libertad. Justo cuando vivimos con más cadenas. En la actualidad, quienes nos gobiernan son más invisibles. Nos vencen con las buenas palabras, pero éstas ocultan lo que está detrás y nos quieren confundir diciendo que es por nuestro bien. Vivimos una gran farsa que es hasta criminal contra el nacido humano. Ya no somos ciudadanos, somos su renta. Nos han transformado en verdugos de los que tenemos enfrente. Tienen más derechos los animales que las personas”.
Antonino Nieto sostiene que “hoy en día la censura es atroz, como nunca la hemos tenido. Está proscrito pensar y los medios de comunicación están coadyuvando a ello. Sólo repiten lo que les dictan los políticos. Por eso, lo que está estipulado en estos momentos es la autocensura. El no salirse del rebaño”. Pero va más allá cuando señala que “la izquierda y la derecha son las dos caras de la misma moneda. Los sostenedores de este sistema atroz en el que estamos inmersos. Ante eso, yo me rebelo, yo quiero decidir lo que hacer con mi vida”. El poemario está dividido en dos partes. La primera se titula “el salón de lo vivo” y la segunda “La desnudez: el grito” que es lo vine haciendo el poeta desde hace muchos años. El cemento que une ambas partes es el amor. ¡Ahí, siempre el amor! que está siempe presente en los versos universales de nuestro vate cósmico. Encontrarnos con nosotros mismos es la misión de Antonino, él nos da el puzle y nosotros ponemos las piezas. O quizá al revés. Lo que hace bien nuestro poeta son las preguntas. Nos interroga con sus versos. “Yo comienzo con una afirmación y las transformo en preguntas. Y siempre en minúsculas. El mundo cada día es más ínfimo”, asevera. “Las cadenas están por todas partes, las cadenas están por todas partes”, repite una y mil veces y agrega “sólo nos permiten soñar con cadenas y a eso lo llaman libertad, igualdad y fraternidad. Los encargados de las cadenas son los mayordomos del poder que son los políticos, los verdugos y siempre en minúsculas”. Para finalizar, Antonino Nieto Rodríguez se pone trascendente y habla y no calla sobre lo que es la poesía. “Es el oxígeno que me permite respirar, para bien mío y de la Humanidad. La poesía es un oasis de paz, un refugio de las mentes libres. Yo siento respeto absoluto por todo el mundo, todo lo contrario de lo que hacen los poderes públicos y eso que deberían estar a nuestro servicio. Afortunadamente, yo soy Antonino y soy mi propio monarca”, concluye. Y se marcha pizpireto en pantalones cortos, pese al frío, y con un abrigo que yo diría que se lo ha debido de robar a Massiel o a Salóme. Él vive recitando. Puedes comprar el libro en:
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