"Manifiesto de incertidumbre", de Patricia Crespo
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Manifiesto de incertidumbre |
La poeta se nos muestra vehemente, contundente, además, en su decir y envuelta en un ritmo firme, pausado, solemne y envolvente. Por eso, ya en el primer poema podremos leer versos que nos atrapan, dado que actúan como una especie de resorte: “Abrir el cielo y mirar el mundo, / cara a cara sin temor, / y enfrentarse al sinsentido de la vida / sabedor de su sentido”. Y, en esto, le volveremos a dar la razón a Mar Busquets cuando nos dice en el prólogo de esta obra: “se observa el reposado intento de la palabra por describir y explicar las razones y sinrazones de la incertidumbre existencial”.
También hay una especie de línea temática que va desde cierto grado de angustia, perplejidad y vacío existencial (“laten pájaros / y dices jaula” o “Y ya no hay quien pueda salvarse de este naufragio”) hasta finalmente la aceptación de ese estado de desasosiego como algo natural que pertenece a la vida misma. Es más, hay un claro intento de finalmente vivir ese estado de aparente confusión como algo positivo y lleno de posibilidades, y sentirlo más bien, como lo que es, una oportunidad para seguir creciendo como personas (“Alzarse y mirar atrás / contemplar la forma final / de un dolor, ya desaparecido … fosilizar los miedos / transfigurar el silencio … Abrir el cielo y mirar al mundo … y reconocerse en la metamorfosis. / Concluir y seguir siendo.”)
A medida que profundicemos en este libro, seremos consciente de que priman palabras como “vacío”, “nada” y “silencio”, que se repiten, además, a menudo, pero no siempre con igual carga semántica, ya que al principio parece ser más negativa (“Abrí la noche y el silencio entró / como un animal salvaje / abalanzándose sobre mí, / arañó de un zarpazo mi voz.”) y luego menos (“Alumbro silencios. / Rugen en las vísceras / como el hambre).
Y es que el léxico elegido por Crespo refleja muy bien ese estado cambiante, en el que se halla inmerso el yo poético y que viene ya anunciado desde la carátula que Ana Vega ha creado para la ocasión. Una imagen que consiste en un collage espectacular, muy sugerente y que alude a la idea de metamorfosis como algo bello en sí. Este mismo mensaje es el que recorrerá todo el libro y lo veremos especialmente cuando la poeta nos hable de la identidad: “Y esa que soy, pero que ya no seré, / posee respuestas / a preguntas que jamás hice”.
Un poemario inolvidable que nos sugiere abrazar nuestro propio caos e incluso nos invita a extraer de él su lado más fructífero, amable y positivo, puesto que como recalca una y otra vez la autora de este libro en ese estado de incertidumbre laten y habitan múltiples posibilidades (“Y la vida me miró, / como si el tiempo de equivocarme / hubiese terminado.”; “A veces, la vida viene a buscarte / y te escribe sueños en la boca”).
Patricia Crespo |
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