Mariluz Escribano Pueo, natural de Granada, ciudad cuya luz acaricia por primera vez sus párpados el 19 de diciembre de 1935, pertenece a una generación de autoras silenciadas por las estructuras de poder literario e ideológico desde la rotundidad de su independencia. Su padre, Agustín Escribano, burgalés hijo de agricultor, fue Director de la Escuela Normal de Maestros y bajo su mandato, siendo ministro su amigo Fernando de los Ríos, se consiguió que se trasladara al edificio que se construyó al efecto en la Gran Vía para alojarla. Escribano lideró el proyecto y, junto a Hermenegildo Lanz, diseñó y reivindicó un edificio que es ya un emblema de Granada. Asimismo, tomó la decisión que el desarrollo de la obra estuviese a cargo de granadinos. Desde el diseño hasta elúltimo detalle de albañilería. Por su talante de hombre de librepensador republicano comprometido con el saber y el conocimiento, nada más iniciada la Guerra Civil, la noche del 11 al 12 de septiembre de 1936, fue vilmente fusilado en las tapias del Cementerio de Granada pocos días después de que sufrieran un destino similar otros intelectuales como Federico García Lorca o el rector Salvador Vila, con quienes participó años antes en la organización del I Concurso del Cante Jondo.
La madre de Mariluz Escribano fue Luisa Pueo y Costa (sobrina del filósofo regeneracionista Joaquín Costa), profesora de la Escuela Normal y responsable de la Residencia de Señoritas Normalistas de Granada, una institución que realizó una función paralela a la Residencia que en Madrid dirigía María de Maeztu para acoger a estudiantes valiosas pero con pocos recursos y formarlas desde los parámetros ideológicos del librepensamiento de la Institución Libre de Enseñanza. Luisa Pueo, tras el fusilamiento de su marido, fue represaliada y depurada (se le enajenaron todos sus bienes y cuentas bancarias), expulsada de Granada con una niña de diez meses (Mariluz Escribano) y trasladada forzosamente a Palencia, donde permaneció tres años. Tras ese tiempo y rehabilitado el nombre de su marido, se le permitió regresar a Granada con su hija y volver a ejercer en la Escuela Normal de Granada; no obstante se le mantuvieron enajenados todos sus bienes y estivo bajo la estricta vigilancia de las autoridades académicas nombradas desde la dictadura buscando cualquier resquicio que permitiera imputarle algún cargo que permitiese su expulsión. A pesar de todas estas dificultades vitales Mariluz cursó simultáneamente estudios de Filosofía y Letras y Magisterio con brillantes calificaciones, trasladándose posteriormente durante un tiempo a Estados Unidos, en concreto a Ohio, donde impartió clase en uno de los college más prestigiosos y reputados del país, el Antioch College, reconocido por ser el primero donde blancos y afroamericanos compartieron aulas. Del mentado college salieron algunas de las figuras más relevantes en la defensa de los derechos civiles como Coretta Scott King o Edythe Scott Bagley, entre otras.
Tras su retorno, inició su andadura como docente y se doctoró en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, en la que ha ejercido como Catedrática de Didáctica de Lengua y Literatura, primero en la Escuela Normal (1967-1987) y posteriormente en la Facultad de Ciencias de la Educación (1987-2015). En tiempos de la dictadura, y a pesar del riesgo, en sus clases se leían y analizaban textos de Federico García Lorca, Miguel Hernández o Juan Ramón Jiménez tal y como han declarado sus alumnos. Asimismo, fue una de las convocantes de la primera huelga de PNN en 1973 en defensa de los derechos de los trabajadores (llevaban siete meses sin cobrar), lo que le costó una apertura de expediente por la Junta de Facultad. A la par de su compromiso docente universitario, Mariluz Escribano ha venido desarrollando un claro compromiso social y cultural con Granada, ejerciendo como una de sus figuras más destacadas. Fundó, en tiempos de la dictadura, el colectivo “Mujeres Universitarias”, desde el que se defendió que no se talasen los árboles de la avenida de la Constitución y que no se convirtiese en un hotel el Carmen de los Mártires. El primero objetivo tristemente no se consiguió, pero el segundo sí, gracias al esfuerzo de Escribano y a los constantes artículos publicados en prensa, principalmente elaborados por Mariluz Escribano como queda constancia en la prensa de la época y en obras publicadas recordando aquel momento.
Tras ese primer colectivo, posteriormente, ya en los años noventa funda “Mujeres por Granada”, centrado en la defensa patrimonial de la ciudad y en su proyección como ciudad de la cultura. Asimismo la escritora granadina desarrolló una larga trayectoria como columnista de opinión (una de las pocas voces femeninas de la época), que inaugura en 1958 desde las páginas de Patria, pasando en 1973 a IDEAL, donde ha seguido colaborando hasta 2019. Es decir, que tiene una proyección como columnista de prensa que en 2018 cumplió sesenta años y en los que destacaron sus textos siempre en defensa del patrimonio, de la libertad de la mujer, el compromiso educativo y la proyección y protección de la cultura. En su deseo de proyectar las letras y el arte granadinos, lideró, tras la muerte de su primer director, José Espada, la revista Extramuros durante diez años y posteriormente fundó y ha dirigido, desde su fundación en enero de 2005 hasta su fallecimiento en julio de 2019, la revista EntreRíos, que ya tiene 30 números publicados y es una de las cuatro revistas de creación más importantes de España, según la crítica especializada. De hecho, por su labor al frente de EntreRíos recibió de la Diputación Provincial de Granada la 5 “Granada Coronada”, por unanimidad de la Comisión de Honores y Distinciones de la institución supramunicipal. Igualmente, Mariluz Escribano ha desarrollado una fecunda carrera como escritora, tanto en verso como en prosa.
Por sus circunstancias vitales, Escribano empieza a publicar tardíamente aunque algunos de sus versos estén fechados en los inicios de los años setenta. Entre sus obras destacan Sonetos del alba, (1991), Desde un mar de silencio (Cuadernos del Tamarit, Granada, 1993), Canciones de la tarde (1995), Cartas de Praga (prólogo de Luis García Montero, 1999), Sopas de ajo (2001, 2ª ed.), Memoria de azúcar (2002), Ventanas al jardín (2002), El ojo de cristal (2004), Sonetos del alba (2ª ed. con prólogo de Gregorio Salvador [RAE] y Estudio Preliminar de Remedios Sánchez García, 2005), Jardines pájaros (2007), Los caballos ciegos (Devenir, 2008) y Escuela en libertad (2009); en colaboración con Tadea Fuentes ha publicado, Diálogos en Granada (1995) y Papeles del diario de doña Isabel Muley (2º ed. 2008). Con su poemario Umbrales de otoño (Hiperión, 2013), se convirtió en la primera mujer granadina ganadora del Premio Andalucía de la Crítica, uno de los galardones más importantes de España. Posteriormente publicó El corazón de lagacela (Valparaíso, 2015) y finalizó su trayectoria poética en septiembre de 2018 con Geografía del silencio, en el acreditado sello Calambur. La calidad de su poesía ha propiciado que la mayoría de sus obras se encuentren agotadas y que haya sido escogida como una de las 82 voces femeninas fundamentales de la poesía en español nacidas entre 1886 y 1960(se recogen las mejores autoras de la poesía que se ha escrito en los 21 países de habla castellana) en la antología realizada por las profesoras Ana Merino y Raquel Lanseros bajo el título de Poesía soy yo. Poetas en español del siglo XX (1886-1960).
Posteriormente, ya en 2016, la prestigiosa editorial Visor, tal vez la más importante de poesía en lengua castellana por su 6 proyección internacional y el prestigio de su catálogo, ha hecho una antología de su obra bajo el título Azulmelancolía, lo que la convierten en una de las figuras de referencia de la actual lírica española. En 2015 se le concedió la Medalla al Mérito de la Ciudad de Granada por su trayectoria de honestidad y compromiso con la ciudad de la Alhambra, en la defensa de su historia, su cultura, su patrimonio, su memoria, su presente y su futuro. Como culminación a esta carrera tardía pero tan brillante en lo literario, se le otorgó el Premio Elio Antonio de Nebrija de las Letras Andaluzas, el máximo galardón literario concedido en nuestra comunidad que antes han ganado otras personalidades de las letras como Antonio Gala, Josefina Molina, María Victoria Atencia o Pablo García Baena entre otros nombres esenciales de nuestra literatura. En 2021 fue elegida como Autora Clásica Andaluza y, tras un congreso organizado en su honor, el Ayuntamiento de Granada ubicó una escultura de la excepcional poeta de la memoria y la concordia civil, como ya es reconocida internacionalmente, en el Parque Federico García Lorca. En octubre de 2022 se ha publicado su poesía completa en la prestigiosa editorial Cátedra donde sólo está la obra reunida de otro granadino: Federico García Lorca.
Puedes comprar el libro en:
Para más información consulta la web de Ediciones Cátedra