Uno se queda, felizmente perplejo y admirado del exquisito cuidado, con el que esta editorial nos presenta todas sus obras; y por lo que felicitó a su editor muy cordialmente. «La primera traducción al español de esta obra fundamental en la Historia de la Filosofía griega. Los sofistas pasaron a la Historia de la Filosofía poco más que como unos saltimbanquis intelectuales desde que Platón condenara sus actividades. Sin embargo, en este libro, Kerferd desafía las creencias generales y los presenta como miembros de un movimiento fundamental de pensadores del siglo V a. C. en Atenas, en una época donde se produjeron cambias sociales y políticos, y en los que hubo una intensa actividad artística e intelectual. En el centro de la enseñanza de los sofistas se yergue una suerte de relativismo, expresado muy acertadamente por Protágoras al decir que 'el hombre es la medida de todas las cosas’, lo cual aplicaron a una amplia gama de temas como el conocimiento, la argumentación, la virtud, el estado, la sociedad y los dioses. Su aporte fue sustancial y serio, inauguraron el debate en torno a cuestiones filosóficas fundamentales y viraron de manera decisiva el foco de la atención filosófica del cosmos al hombre. La participación del movimiento sofístico fue crucial en la disolución de patrones establecidos en favor de otros nuevos y en cuestionar las creencias y los valores de generaciones anteriores. ‘Este libro es claramente el fruto de muchos años de convivencia cercana con el tema. A lo largo de ella muestra su característico buen sentido, amplio aprendizaje y don para argumentación clara y concisa’». No se conserva ningún tipo de escrito de los filósofos sofistas de la Atenas del siglo V a.C., el denominado Siglo de Pericles, el calificado como el relumbrón de la capital del Ática. Lo que hemos recibido del movimiento de los sofistas, nos ha llegado a través de la información claramente peyorativa de Platón; es por esto por lo que la posteridad nunca ha tenido claro, sobre si los sofistas aportaron algo de interés al conocimiento humano o no, hasta tal punto es así, que se estima que su único valor filosófico, paradojas de la historia, estriba en que provocaron el rechazo absoluto, y la crítica más acerva por parte de Sócrates, en primer lugar, y luego de su discípulo Platón, este más acre todavía. Como es de rigor, Platón de Atenas considera que está en el plano de la verdad, y los sofistas en lo antagónico y rechazable. “Tampoco logró hacer demasiado por ellos el desprecio hacia Platón de parte de quienes lo veían como un autoritarista reaccionario. Condenados así a una suerte de vida media entre los presocráticos por un lado, y Platón y Aristóteles por el otro, parece que los sofistas fueran a vagar por siempre como almas perdidas”. Lo curioso, es que todas estas corrientes filosóficas, tienen lugar en el transcurso del período que abarca entre los años 450 a 400 a. C., momento histórico en que Atenas dirige, intelectualmente, a todos los demás griegos. Las nuevas generaciones tratan de mutar costumbres, y los valores de las generaciones antañonas están bajo crítica y revisión; todo esto lo va a expresar, fehacientemente, el movimiento sofístico. Otro de los análisis sociales que se realiza, es el relativo a lo que se denomina como ‘antiprimitivismo’, que significa el rechazo existente, por parte de las nuevas generaciones, a que todo tiempo pasado fuese mejor, estando estas nuevas generaciones a favor de una idea evolutiva y desarrollista de la compleja historia del ser humano. Asimismo, existía el problema, analizado por el sofismo, de que la concepción de los dioses únicamente se encontrase en la mente de los hombres o que, inclusive, solo fuesen una especie de invención relacionada con cierto tipo de prácticas sociales. “Los problemas teóricos y prácticos de vivir en sociedad y, sobre todo, en democracia, con la doctrina implícita de que al menos en algún respecto todos los hombres deben ser iguales”. Siempre se ha tenido la convicción de que la hostilidad de Platón hacia los sofistas era flagrante y militante, y lo fue. En la obra GORGIAS, distingue claramente entre un rango de actividades científicas, auténticas, y a las que nomina como TÉKHNAI, por medio de las cuales se obtiene, sin ambages, el más alto grado de la excelencia en cada una de sus esferas propias, y una cierta variedad de actividades prácticas o empíricas; a estas últimas no las acepta como científicas, sensu stricto, ya que no se fundamentan en principios racionales per se, dirigiéndose más, si cabe, hacia la complacencia, que en la dirección de la excelencia, y este hecho se produce porque estos principios son muy condescendientes con los deseos y las expectativas del común de los mortales. Por consiguiente, se pueden cualificar como auténticas limitaciones fraudulentas de las verdaderas actividades científicas, arriba definidas, o tékhnai. “Ahora bien, entre las incumbencias generales del alma humana, Platón incluye la declaración de normas de conducta, y a esto lo considera una auténtica tékhne. Esta tékhne tiene también su versión espuria, que es la actividad empírica conocida como sofística”. Esas normas de conducta son definidas, por el filósofo citado, como ‘Nomothiké’, que se puede traducir como una especie de ‘sanción de leyes’ o ‘legislación’, aunque ya con un sentido mucho más amplio. En la obra dialogada titulada ‘SOFISTA’, el estudio realizado, por Platón de Atenas, sobre el sofismo es mucho más complicado y estudiado y, por ende, la hostilidad está o se encuentra, todavía, más marcada y subrayada. Este preámbulo, deseo, fervientemente, que sirva para acercarse, los lectores, a la posesión interesada de esta obra literaria, auténticamente deliciosa y más que esclarecedora, e infinitamente nítida. ¡Ánimo! «Eleanore regina anglorum, salus et vita. ET. Regis regum rectissime, prope est dies domini». Puedes comprar el libro en:
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