- Vengo escalofríada Vani, y no es por el frío que hacía anoche a la salida del musical de la Turner ni por los mamporros que le atizaba el muy cabrón del Ike mientras se aprovechaba de su talento portentoso en plan de chorro de voz, sino porque a pesar de la manta zamorana que cubría al pobre hombre que dormía en la calle, se adivinaba la soledad que le cubría más que el hielo de la noche en aquel rincón de la Gran Vía.
- ¡Jo Puri! Eso que dices es el mayor fracaso al que como sociedad nos enfrentamos. Llamémoslos homeless como en Francia, sin hogar, vagabundos, desamparados, sin abrigo, indigentes, olvidados, marginados, errantes, mendigos, pobres, paupérrimos, desposeídos, miserables, menesterosos y más términos eufemísticos…para concluir que son personas que no tienen un lugar donde vivir y duermen en la calle o en establecimientos benéficos. Son almas sin recursos ni relaciones sociales, con mirada errante, perdida y ropas sucias y raídas la mayoría, que observan a los viandantes como si no vieran porque ya no tienen a dónde mirar… y los que pasamos, en realidad, tampoco les vemos porque son seres -léase personas- incómodos, a nuestros ojos acomodados al bienestar, el calor, el trabajo, la familia y los amigos, alejados de las penurias que nos circundan y que solo lavamos nuestra conciencia cuando nos damos cuenta de que la noche se ha puesto fría al salir de un espectáculo o de una opípara cena.
- Sí Vani, te asiste toda la razón, porque la mayoría solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena o mayormente cuando en invierno anuncia el alcalde de turno que abrirá determinadas bocas de metro por la noche para que puedan dormir allí los sin techo que no quieren, o no pueden ya, acudir a albergues saturados de otros indigentes y menos pagarse una pensión.
- Puri, yo me pregunto y reflexiono por qué se llega a esa situación de desamparo absoluto cuando muchos tenían una situación desahogada y una familia que los quería; cómo no hay nadie que les añore ni recuerde ni les eche en falta. Todos son hijos, maridos, padres -léase hijas, esposas, madres- de alguien… que no han podido quedarse huérfanos/as, viudos/as, huéfilo/a en unos pocos años.
- Los organismos privados y oficiales que ayudan a estas personas afirman que las razones son muchas y variadas, es decir, que no hay una sola causa. Algunos pierden el trabajo que les permitía mantener un estatus social determinado y un entorno familiar acomodado en un periodo en el que es complicado engancharse de nuevo en puestos que pueden ser ocupados por personas más jóvenes y sobradamente preparadas, que para eso nuestros jóvenes se pintan solos en eso de acumular carreras y másteres que no se emplean en la labor que desarrollan posteriormente, además de que el sueldo que les pagan es menor que al anterior trabajador. Y ellos no tienen la culpa, pobres.
- ¿Quieres decir, que la experiencia no se valora? ¡Manda huevos que lleves años desempeñando una función que conlleva responsabilidad y te larguen sin más para meter a un chavalito con un sueldo de mierda! y si estás alrededor de los cincuenta, apaga y vámonos, que no es fácil encontrar empleador. El pobre chico qué culpa tendrá también de cubrir el marrón…
- Eso si lo cubren, un suponer. A partir de ahí, la autoestima se va a la mierda, la mujer -marido o pareja- no te soporta porque ahora te ve a diario cuando antes solo llegabas a cenar; los hijos no entienden que su padre -madre- sea un fracasado/a y el susodicho/a puedo tomar decisiones equivocadas porque lo que quiere es desaparecer… Pierde primero trabajo, después familia y por último amigos y una razón para seguir viviendo y luchando. Los problemas económicos son los primeros para que alguien acabe en la calle. Pero hay más, criatura. Se puede decir también que muchos parten de contextos vulnerables, que lo explica muy bien Rodríguez Vignoli cuando afirma que vulnerabilidad se aplica a grupos de la población que por su condición de edad, género, etnia y estado civil se encuentran en condición de riesgo que les impide incorporarse al desarrollo y acceder a mejores condiciones de bienestar.
- Pues vamos de culo, porque en esos dos grupos podríamos estar la mayoría, si no hoy, en cualquier momento del futuro. Y yo que pensaba que todos los problemas de desarraigo eran causa de malas elecciones de vida y problemas de adicciones…
- Entiéndase Vani que, tal vez, un amplio porcentaje de vagabundos debe su avatar a problemas de adicción. Ya se sabe que cuando entras en un círculo de mala vida rara vez escapas de el sin ayuda. Hay familias que lo han perdido todo por intentar sacar a sus hijos de la droga y llega un momento en que es más fácil perderlos de vista que intentar recuperarlos, un suponer, porque acaban con la estabilidad y la hacienda, aunque sea cuantiosa. Au revoire y no quiero verte más ni saber si te has muerto, por muy duro que sea el término y la desazón que produce la situación, pero ojos que no ven… gabardina que se va al tinte.
- Pues Puri, de malas elecciones y equivocaciones está el infierno lleno, que eso lo se bien por la Pilu, que mira que liarse con el Sebas con lo que la hace sufrir… ya podía haberse buscado a uno menos raro y con las puertas cerradas, digo yo, aunque a esta no la veo yo durmiendo en la calle…
- No exageres tía, que los problemas amorosos no te ponen en la calle a no ser que el tío/tía te aísle o te deje sin blanca, que el caso también se puede dar. Mayormente me refiero a otro tipo de decisiones, como malas inversiones, relaciones inadecuadas que te lleven al mundo de la delincuencia y los bajos fondos -también dicho cloacas- y te conviertan en prófugo de la justicia, o te metas en camisas de once varas, es decir, en el mundo oscuro del hampa del que no puedes salir cuando a ti te apetezca y te de la gana. Eso sí son malas decisiones tomadas en momentos de ofuscación mental que te joden la vida.
- Pues también he oído que las peleas familiares tienen mucho que ver en el mundo del vagabundeo; que un acaloramiento puede acabar en tragedia y habrá que estar al loro ahora que se acercan cenas de cuñados… que no matan, pero atontan y si les da por joder, te sacan de tus mismas casillas…
- Son situaciones peligrosas en época de amor y paz, y si lo unimos a escapes por situaciones de abuso o maltrato y abandono, tenemos un amplio abanico de causas por las que muchos acaban en la puta calle, solos y excluidos de una sociedad que la mayoría de las veces, los desprecia.
- Eso sin hablar de la inmigración, que yo he visto a muchos extranjeros también con la manta, y ahora el sinhogarismo se da a partes iguales entre autóctonos y foráneos. Dan miedo las cifras de Instituto Nacional de Estadística, que dicen que las personas sin hogar en España han crecido casi un 25% en los últimos diez años, pasando de 22.900 en 2012 a más de 28.500 en el año que acaba, con los efectos tan devastadores para la salud que supone esta situación para los que la sufren.
- Sí Vani, como sociedad tenemos una importante responsabilidad que asumir, porque estas personas no solo tienen problemas de salud física y mental, también de educación, trabajo, identidad… y no son pocos los que sufren incluso situaciones de violencias.
- Pero Puri, yo he visto a chicos jóvenes majos que les llevan comida y les dan conversación un rato, sin olvidar a organismos como Cáritas, FACIAM, fePsh, XAPSLL, BesteBi y otros que hacen una labor importante para darles visibilidad y que la sociedad tome conciencia de lo que está ocurriendo en nuestro mundo acomodado.
- Hay mucha gente que trabaja por los más desfavorecido, pero nos necesitan a todos y durante todo el año. Entre mis propósitos para el 2023, además de adelgazar, hacer más deporte y estudiar inglés, está el hacerme voluntaria por eso de la concienciación… Por cierto, Vani ¿ya sabes que vestido vas a llevar en Nochevieja a esa fiesta exclusiva en hotel de cinco estrellas a la que te han invitado tus amigos guaysss?
- Jo, ahora casi me haces sentir culpable de gastar 800 euros en un modelito que me esteriliza y me oculta el pandero y las pistoleras… ¡como si no tuviera derecho a un pequeño derroche de nada para esa fiesta que me hace ilusión! Una invitación es una invitación, aunque no te apetezca.
- Hoy le doy a tu conciencia Vani, y tampoco me he reído.
- Cien por cien Puri, cien por cien.