Una curiosidad inicial, ¿es Benveniste, el apellido de sus protagonistas, un apellido sefardí? Lo es. Aparece con diferentes variantes, e incluso hay algún sefardí célebre que se apellidaba así, como el poeta Vidal Benveniste, que vivió precisamente en Zaragoza, casi en la misma época que mis protagonistas medievales. Hablemos ahora de su interés por ese pasado de nuestro país. ¿Qué significa Sefarad para usted? Una herencia perdida. Y me resulta conmovedor que los sefardíes le hayan plantado cara al olvido con semejante tenacidad. Que hayan añorado con esa perseverancia una tierra que los trató tan injustamente, y que conservaran a lo largo de los siglos la lengua, las canciones, las romanzas, la gastronomía… Aparte de las llaves, claro. Me parece admirable que no renunciaran a su identidad. ¿Qué significado tiene la llave para los sefardíes? Creo que fue una especie de garantía que se dieron a sí mismos de que, tarde o temprano, regresarían. Una forma de creérselo, de mantener la esperanza, una promesa. Y no solo ellos. A día de hoy, cuando la gente abandona sus casas de tantos y tan diversos lugares (Siria, Irak, seguro que ahora Ucrania) continúan llevándose las llaves consigo. De hecho, ponte en situación y verás que la pregunta inevitable es: ¿cómo no llevársela?, ¿no te la llevarías tú? La novela transcurre en dos planos temporales. ¿Por qué la planteó así? Era una forma de poner de relieve que la historia no cambia tanto, que algunos temas se perpetúan a través del tiempo, y que las pulsiones más humanas se conservan intactas. El desarraigo, las migraciones, tener que abandonar todo lo que amas en un momento dado, la nostalgia, la necesidad de empezar de cero, de sobreponerte cuando la vida se tuerce, los juegos del azar y de la suerte, la importancia de la amistad… Todo eso jamás pierde vigencia. En Alpartazgo, el pueblo en el centro de su novela, hay una judería, como las de tantos pueblos y ciudades de España. ¿Las conocía? Las conocía, pero no en profundidad. He tenido que documentarme. No obstante, la parte histórica no deja de ser un telón de fondo en el que se mueven los personajes. Lo que realmente me importa es hablar de sus emociones, de sus anhelos, de su naturaleza.
La religión es fundamental en su relato. Mejor dicho, el hecho de profesar religiones diferentes. Hay cosas que no cambian… Me temo que son conflictos intrínsecos a la condición humana. La llave de las estrellas es una novela de mujeres… ¿para mujeres? En absoluto. Es para todo aquel al que le interese una historia sobre amor, amistad, pérdida, desarraigo, el papel del destino… La literatura no tiene sexo. Zaragoza vive una eclosión literaria espectacular, de allí son o allí viven Irene Vallejo, Sergio del Molino, Daniel Gascón… ¿Qué está sucediendo? Que los aragoneses somos testarudos, y escribir requiere de mucha terquedad. Esta no es su primera novela, ha ganado ya algunos premios… ¿Qué supone La llave de las estrellas en su carrera? Un paso más para consolidarme. Una oportunidad de llegar a más lectores y compartir con ellos una historia que a mí me emociona y que, por tanto, puede emocionarles también a ellos. Ojalá que así sea. Puedes comprar el libro en:
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