- Hoy no se si quiero que hables Vani, porque se me han removido los chakras y tengo la conciencia tan alterada que puedo decir incongruencias que hieran sin luego ser capaz de arrepentirme siquiera.
- Pues apaga y vámonos Puri, porque un diálogo se basa en la alternancia de papeles entre el emisor y el receptor, léase, el que habla y el que escucha que cada vez es uno, y si no puedo disertar ni llevarte la contraria pasaría a escuchar un monólogo que puede ser desafortunado por tu parte a la vez que un coñazo para mí. ¡Vamos, que no estoy para una clase magistral! Y si encima empiezas con palabras raras que no entiendo, me retiro en cero minutos.
- Tampoco es eso a pesar de que necesite desahogo, que me viene bien tener tu jeta delante y que me des paso con la mirada sabiendo que eres toda orejas ,aunque no compartas los dislates que me van y me vienen a la cabeza cuando estoy tan jodida.
- Pues desarrolla de una vez y empieza por explicarme esa palabra rara que acabas de decir, porque yo hace años que no traduzco el sánscrito y ya no sé qué es eso del círculo o la rueda y el yoga lo abandoné cuando me cambiaron el profesor.
-Yo tenía una amiga que, cuando iba al sanador de pollos como lo llamaba el jefe, decía que venía fatal porque la habían removido las emociones, y debía ser similar a lo que a mí me acontece hoy. Los chakras son vórtices energéticos de nuestro cuerpo a través de los cuales fluye nuestra energía vital. Cada uno de los siete está relacionado con un aspecto de nuestro ser y afectan tanto al plano físico como al mental y emocional, y parece que los míos no están en total equilibrio, por lo que tengo la armonía donde tú sabes y no se me unen la conciencia y el cuerpo, un suponer. Y eso que estoy segura de que todo es energía, aunque a veces me cueste asimilarlo.
- ¿Y a qué viene hoy tamaña reflexión y esa pérdida de estabilidad? Que pareces contagiada de un mal, que si es la pérdida de equilibrio, aqueja a toda la sociedad que nos circunda.
- Tuvo que ser la conversación con la Vero que me alteró cuando me contó que la otra tarde iba de rojo por el chakra raíz, que es el que nos conecta con la tierra y se ubica en la columna vertebral, en el sacro, y tiene que ver con el amor, la seguridad y la subsistencia, esas necesidades básicas que tenemos como personas. No llevaba nada naranja porque, mayormente, no la pegaba con el atuendo aunque sea el chakra sexual que se ubica debajo del ombligo, ni tampoco amarillo por el chakra del plexo solar que es donde reside nuestra identidad y lo que buscamos en la vida, nuestras intenciones, que creo que se la alteró junto con el chakra laríngeo, el del color azul que se vincula con la comunicación y la expresión. Y llegados a este punto, quien los tenía revolucionados de verdad más que la Vero era el Charli, que quedaron a cenar y se despachó a gusto con la criatura anonadada que sentía un nudo en la garganta mientras escuchaba y fruncia el entrecejo para conectar el chakra del tercer ojo -color morado-. Qué te digo que blanca estaba intentando iluminarse con el chakra corona -color blanco valga la redundancia- buscando sabiduría e iluminación ante lo que se avecinaba mientras se le hacía un nudo en el corazón, que es donde se encuentra el chakra de color verde, el corazón.
- Pues ya están los siete chakras y me da que el equilibrio no es fácil cuando uno de ellos se altera y la persona no encuentra un lugar adecuado para la meditación y reconstruirse liberando y dejando fluir la energía…
- No, el Charli arregló su desarreglo arremetiendo contra la Vero, que la pobre había tenido un día de mierda y su regalo fue una noche de mierda, que la encontré a deshoras paseando por la casa herida y humillada porque el tío se atrevió, incluso, a decirle que era chabacana y no sabía comportarse en ambientes sociales. Mala hora para cambiar con la edad que tiene, que puede que diga tacos y haga bromas, pero chabacana, chabacana… no la veo, porque ni es ordinaria ni tiene mal gusto -que es la definición-, pero tampoco es de la realeza, un suponer, y ya sabes que el chorvo a veces tiene aspiraciones que le pierden. Tener una cabeza de turco en la que descargar las malas decisiones está a la orden del día, pero siempre la misma, anula el ánimo y destruye la poca autoestima de la tía, que se va jodida. Es lo que yo llamo derivar la culpa, que es lo más fácil para no asumir la realidad y las decisiones equivocadas, que el ser humano es el único que tropieza dos veces con la misma piedra. Y hasta más.
- Sí Puri, pero tal vez ella no supo estar a la altura, que la Vero es muy dada a las gracias y no siempre elige bien el momento y el lugar, y si el tío estaba removido…
- Es posible Vani, pero el remate de mi desasosiego me ha venido, además, cuando he visto a dos viejecitos sentados en un banco agarrados de la mano en el parque y he seguido dándole al intelecto. ¿Qué queda de la vida de prisas y sinsabores cuando llegamos al final? Unos pocos recuerdos para compartir y la felicidad de una mano cerca, callosa y reseca, unos ojos en los que mirarte y sentir que aún eres importante para alguien si tienes esa suerte. Se olvidan las humillaciones, los malos ratos. La mirada se vuelve nítida y limpia a pesar de que te veas en unos ojos acuosos cegados de cataratas. Pero queda esa mano que agarra la tuya para decirte que no estás solo, que siempre serás imprescindible mientras alguien te la acaricie. Porque te quiere.
¡Envejecer es de pobres! Sobre todo, si lo haces solo, con el corazón seco y herido. Duro como una piedra. Y yo creo que el de Charli es duro como el pedernal porque no conoce la compasión ni sabe perdonar y menos necesitar. Se instala en su torre incapaz de admitir que se equivoca. Humilla y anula y no rectifica sin importarle los sentimientos de la Vero, instalado en su prepotencia. La soberbia es mala consejera cuando te aleja de la realidad y de las personas que te quieren. No conoce la tolerancia. ¿por qué se seca el corazón, pregunto de nuevo? ¿Qué daño tienen que hacerte para que ese órgano vital deje de latir en paz? ¿O es el cerebro el que no impulsa las sinapsis adecuadas? ¿Dónde se alberga el dolor, en el cerebro o en el corazón?
¡Envejecer es de pobres, muñeca? Y ¿Envejecer solo de qué es? ¿De millonarios finos y delicados?
¡Mala hora para la lírica Vani!
- Cien por cien Puri, cien por cien