En cerca de 500 páginas, el profesor Martínez Ruiz nos acerca, de forma concienzuda y pormenorizada, a un hecho histórico esencial para tener un conocimiento, prístino y riguroso, sobre de qué forma venían desde Las Indias las riquezas traídas a la Península Ibérica, para luego volver en buena cantidad a ser inversión obvia en la América Hispana. Pero, no acepto, como historiador que soy, el concepto de que el año 1492 fue un año de gran transcendencia para Castilla, pura y simplemente porque esa absoluta y global titulación no existe, salvo que los monarcas hispanos del momento, ISABEL I “LA CATÓLICA” DE LEÓN Y DE CASTILLA, Y FERNANDO V “EL CATÓLICO” DE LEÓN Y DE CASTILLA Y II DE ARAGÓN no supieron que reinos regían; más si cabe cuando existen dos Adelantados claros y nítidos, uno para el Reino de León y otro para el Reino de Castilla, y la Reina dice claramente que: ‘YO SOY LA REINA E SUBCESSORA DESTOS REINOS DE CASTILLA E DE LEÓN’. Por lo tanto, añádase León a la titulación de que: “En 1492 se produjeron dos hechos, entre otros, de gran transcendencia posterior para Castilla y PARA LEÓN”. Uno fue la Reconquista finalizada, con la conquista del Reino nazarí de Granada que, por paradojas de la Historia, quien negoció todos los acuerdos con el sultán nazarí, Boabdil “el Chico”, fue el Adelantado Mayor de León Gutierre de Cárdenas, recibiendo el mismo magnate las llaves de la ciudad. El otro consiste en el descubrimiento de unas islas occidentales, Las Indias, que fueron la idea fija de navegación del almirante Cristóbal Colón, quien: ‘Por Castilla y por León, nuevo mundo halló Colón’. Preámbulo necesario y suficiente para este volumen, que por otra parte es de referencia. Tal como se indica en la contraportada, la editorial deja bien claro la calidad indiscutible del libro, y del tema histórico a tratar: “DESDE QUE CASTILLA MIRÓ A PONIENTE TRAS EL DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DE NUEVOS TERRITORIOS EN AMÉRICA. INICIÓ UNA EXPOSICIÓN IMPERIAL QUE CULMINÓ LA MONARQUÍA HISPÁNICA Y QUE SITUÓ A ESPAÑA COMO LA PRIMERA POTENCIA MUNDIAL. Durante más de tres siglos, las flotas que atravesaban el Atlántico hacia la Nueva España, en una travesía de ida y vuelta, cambiaron la forma de entender el comercio, las comunicaciones y la economía para crear y, sobre todo, sostener uno de los más grandes imperios que los tiempos han visto. Enrique Martínez Ruiz, gran experto en el período, realiza un exhaustivo y completo recorrido a través de la historia de las flotas de Indias, elemento capital del Imperio español, para poner en valor y rescatar del olvido colectivo la gran revolución que conectó el mundo y estableció el libre comercio”. Y, en efecto, este nuevo modo, por otro lado tan necesario, de navegar, produjo una auténtica revolución para aquellos tiempos, y para el futuro. La Curia Regia decidió aconsejar esta nueva marina, hacia occidente, para tener acceso a la ruta de las especias, ya que era difícil competir con el otro reino hispánico, Portugal, que había sentado sus reales en todas las costas de África. Aunque existían diferencias entre los planteamientos económicos de los Reinos de Aragón, y los de los Reinos de León y de Castilla, estos últimos regidos por la Reina Isabel I “la Católica” estaban más por la labor de seguir la Reconquista hasta darla por finalizada, acabando con el reino nazarí de Granada. Desde 1404 hasta 1496 se pretende enfrentarse al océano Atlántico o mar tenebroso, desde la Corona de Castilla y de León, con la conquista de las islas Canarias, y siempre, de modo y manera inexplicable, con la latente enemistad y rivalidad con los portugueses; lo que había tenido su nacencia en la independencia del condado de Portugal, en el siglo XII, con Afonso I Henríques frente a su primo-hermano Alfonso VII “el Emperador” de León. La política española planificará, entonces, la creación de una especie de plazas fuertes, y de esta forma poder, en el Mediterráneo, hacer frente a los peligrosos piratas berberiscos. Cuando Cristóbal Colón regresa a las Españas, después del viaje del año 1493, se colige que es más que necesario realizar una fuerte presión en la Santa Sede, para que el nuevo Sumo Pontífice, Alejandro VI, promulgue una norma de obligado cumplimiento, sobre a quién pertenecen las nuevas tierras, todo ello ocurrirá tras unas arduas negociaciones que tienen lugar en Tordesillas (año-1494). En este tratado se deja bien claro cuáles son los límites existentes, en Las Indias descubiertas, entre portugueses y castellanos y leoneses, trazándose una línea imaginaria de norte a sur, que es un meridiano, existente a 370 leguas de las islas de Cabo Verde, al este del mismo sería de dominio del Reino de Portugal, mientras que al oeste estarían los reales de León y de Castilla. Cuando llegue al trono de las Españas la dinastía de los Habsburgo, personificada en el emperador Carlos V, los territorios a gobernar son tan ingentes, que cuando ascienda al trono su hijo, Felipe II de España, se dirá de forma prístina que ‘en sus territorios/tierras no se ponía el Sol’. Estas son las dimensiones planetarias dejadas al ‘Rey Prudente’ por su padre Carlos V. El terreno se ha dejado preparado para que las Españas peninsulares: León, Navarra, Portugal, Aragón y Castilla puedan ejercer aquel dominio universal, que planteaba envidias numerosas. Sobre aquellos ejércitos, los victoriosos Tercios, recaerá la responsabilidad de mantener lo conseguido hasta ese momento, y si se puede acrecentarlo, pero nunca retroceder. Para sostener todo aquello, los impuestos ahogarán a la metrópoli y, sobre todo, serán los súbditos de León y de Castilla los que carguen con el mayor esfuerzo. El comercio de la metrópoli con Las Indias tenía como característica primordial el sistema de monopolio, con tres bases fundamentales: exclusividad comercial española, Sevilla como puerto de entrada y de salida, y las Flotas de Indias para encargarse de traer las mercancías y, a la par, los barcos de guerra se empeñarán en la defensa de todo aquel conglomerado. En suma, precisiones al margen, aquí tenemos otra joya editorial de la Esfera de los Libros. Simpar volumen. «Quam diu etiam iste furor tuus eludet nos? ET. Labor omnia vincit». Puedes comprar el libro en:
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