Es mi primera aproximación a un libro de esta editora ‘PASADO Y PRESENTE’, y me veo en la obligación de indicar, taxativamente, que es una joya de edición, un completo y perfecto análisis sobre lo que representó ser y formar parte de las legiones de Roma, en la Antigüedad. Deseo comenzar con la necesaria sinopsis argumental: “’Glaudius’ es la obra de referencia definitiva sobre la vida del soldado romano. No se trata de una historia del ejército o un análisis de las tácticas bélicas, en su lugar se centra en la vida diaria de aquellos que servían, tratando aspectos desatendidos hasta ahora en los libros de historia tradicionales. Desde lápidas a cartas y anécdotas personales, De la Bèdoyére echa mano de una amplia paleta de fuentes, engarzadas en una narrativa que cautivará a todos los lectores”. “En este enciclopédico ‘Glaudius’, Guy de la Bèdoyére recupera prácticamente cada hecho y documento existente sobre qué significaba ser un miembro del brazo armado del Imperio romano”. La milicia de Roma siempre ha generado admiración, y perplejidad, sobre todo al ver como se supo adaptar a la evolución de los tiempos; en los enemigos que masacraron generándoles un pánico cerval y el odio consiguientes, si es que las legiones romanas les dejaban los ojos para llorar. En esta esclarecedora obra de Historia, se realiza un acercamiento pormenorizado hacia el legionario per se, y serán estos varones con nombre y filiación los que nos manifiesten cual era su experiencia dentro de la milicia de Roma. Todo lo que sabemos sobre ellos, y es bastante, nos ha llegado a nuestro conocimiento por muy variados métodos, perfectamente esclarecedores de su idiosincrasia. Desde epigrafías, hasta documentos oficiales, estelas funerarias, dedicatorias religiosas e inclusive cartas personales. Toda esta extraordinaria documentación nos proporciona una imagen muy clara, y pormenorizada, sobre todo el pasado historiográfico del gran imperio de los romanos; todo lo que se debe saber sobre esta eximia civilización se conoce, de forma fehaciente; y sobre todo cómo funcionaba su eficiente maquinaria militar, incluyendo a sus familiares que la acompañaban en su trayectoria. En el momento de su máximo esplendor, el ejército de Roma estaba conformado por entre 250.000 a 500.000 soldados, entre legionarios, caballería y tropas auxiliares, que deberían ser mantenidos e idolatrados. Por todo lo que antecede, se puede considerar que, entre Augusto y Diocleciano, millones de varones sirvieron en la milicia del SPQR, en algún momento de la historia. Está claro, que las legiones de Roma fueron una de las más conspicuas instituciones del Estado romano, y quienes sostenían todo el entramado político, de aquella anquilosada maquinaria sociopolítica, que dominaba la Europa del momento. Las guerras de Roma eran continuas, ya que el imperialismo de los romanos necesitaba imponer lo que fuere por la fuerza de las armas. “El historiador Floro, que escribió a principios del siglo II d. C., señalaba qué hasta el reinado de Augusto, Roma había estado casi permanentemente en guerra. Hasta el año 29 a.C., escribía, las puertas del templo de Jano solo habían estado simbólicamente cerradas dos veces para indicar tiempo de paz. Coraje y Fortuna (Virtus et Fortuna) habían rivalizado para crear el Imperio romano, que ‘extendió sus ejércitos con tanta amplitud por el orbe de la tierra’ ante peligros y esfuerzos”. Los legionarios de Roma eran esenciales, no solo como militares, sino para la realización de innumerables obras civiles, que sostenían todo aquel complicadísimo edificio que se denominaba, con miedo, respeto y admiración, el Senatus Populusque Romanus; y realizaban diversas obras civiles en beneficio de la Urbe capitolina. Cuanto más avanzo en la lectura, placentera ad infinitum, de este extraordinario volumen sobre un aspecto vital dentro del mundo de la Antigüedad, más admirable lo considero, dentro del catálogo de esta editora, que lucha y mantiene la calidad como bandera. Sea como, los legionarios deberían relacionarse entre sí, y siendo que provenían de diversas regiones del imperio, solían hablar privadamente en su lenguaje original, pero cuando se relacionaban con el resto de sus compañeros, utilizaban el latín, la lengua oficial del Estado de Roma. Como han hecho imperios posteriores, los administradores militares del SPQR lo registraban todo, y eran sumamente minuciosos, lo catalogaban y lo anotaban absolutamente todo. Sus victorias y sus triunfos eran registrados en todo tipo de inscripciones para la posteridad, inclusive dejaban constancia de todas sus actividades en estelas religiosas, lápidas funerarias y estelas votivas. Minuciosos por antonomasia. Verbigracia, el historiador Apiano manifiesta, sin ambages, que se realizaban, continuamente, informes pormenorizados e individualizados de cuál era el carácter personal de cada uno de los legionarios, que componían la milicia de Roma. Los romanos no solo luchaban contra sus enemigos, sino, y muchas veces de forma mayoritaria entre ellos, por ejemplo, entre el final de la Segunda Guerra Romana o Romano-Púnica o Púnica contra la familia de los Bárcidas, y todo lo que representaban, y el ocaso de la República, subrayado el hecho con la muerte por el magnicidio del Dictador Perpetuo, Gayo Julio César, en las idus de marzo; hubo muchos enfrentamientos civiles, los más paradigmáticos serían los ocurridos entre Gayo Mario y Lucio Cornelio Sila, y entre Gneo Pompeyo Magno y Gayo Julio César, con miles de muertos por ambos bandos. Durante el imperio hubo mayor número en la eliminación de enemigos; cada emperador, o por lo menos bastantes de ellos, eliminaban a sus enemigos, o se trataba de defender o consolidar las fronteras imperiales; pero sí hubo campañas de conquista de tierras, como por ejemplo en Britania, contra los dacios y en Partia, este último intento con una gran cantidad de fracaso y de frustración. Todos los historiadores, que están escribiendo sobre Roma en la Antigüedad suelen referir sucesos de todas sus generaciones, y de esta forma Roma se perpetúa en la Historia. Este preámbulo pretende subrayar la categoría de este libro que merece lo mejor de lo bueno. «Roma omnia venire. ET. Urbem venalem et mature perituram si emptorem invenerit». Puedes comprar el libro en:
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