Esos hombres son líderes, valientes, dominantes, temerarios, belicosos, competitivos, autosuficientes, fanfarrones, poderosos. Y desde luego no muestran sus sentimientos, hay colores como el rosa que jamás usan y, por supuesto, no lloran. ¿Debe ser él así para convertirse en un verdadero hombre?, se pregunta Nil. El feminismo no solo ha ayudado a la sociedad a cuestionarse cómo se educa a las mujeres para que cumplan o encajen con cierto canon de belleza y o en ciertos roles de comportamiento. También ha ayudado a los hombres a replantearse su propia educación y las presiones sociales para cumplir con una determinada imagen de la virilidad. Con un lenguaje adaptado a los más pequeños y una propuesta centrada en la crianza respetuosa y consciente, el dibujante y escritor Joan Turu ofrece en Los hombres no lloramos un relato para que también los más pequeños puedan liberarse y comenzar a ser ellos mismos, lejos de imposiciones, roles opresivos y estereotipos de género. ¿Cómo surge la idea de este cuento? La idea del libro surge de la toma de conciencia de la importancia que tienen nuestros referentes en la literatura, dibujos animados, comics…acerca de los estereotipos sobre qué es ser un hombre. Es una construcción social. El mensaje del libro quiere dar la idea de que seas el hombre que quieras ser, pero sin caer en el machismo o en conductas negativas. ¿Crees que, en este sentido, el feminismo también está ayudando a los hombres a enfrentar su rol de género? Totalmente. No encuentro ningún grupo social que haya cedido su privilegio de manera voluntaria. En mi caso es gracias a mis amigas y mi pareja que han conquistado un espacio y entonces yo he dejado espacio. Haces esto o rompes las relaciones. Lo que debemos hacer los hombres es escuchar más a las mujeres que tenemos a nuestro alrededor. ¿Crees que muchos niños siguen siendo educados con la imagen del hombre viril, que no llora, que es dominante, etcétera o ese estereotipo también está en horas bajas? Sí. Continuamos educando igual. Quizás no se escucha tanto que los hombres no lloran, pero sí que de manera muy inconsciente educamos diferente a las niñas y los niños. Son muchos años de construir en el patriarcado. Tardaremos generaciones en poder quitárnoslo de encima. En algunos aspectos como el vestido da la sensación de que las niñas han conquistado incluso algún espacio de libertad más. Por ejemplo, no es raro ver ya a chicas que van al colegio con el uniforme masculino, sin embargo, los niños en falda siguen siendo percibidos como algo extraño. ¿Cómo se pueden combatir estas situaciones desde la educación? Lo importante es dar otros referentes, el máximo número y que los niños escojan el referente que más les interese y en el que se sientan más cómodos. El problema es cuando únicamente hay un referente. Mi hijo pequeño ve que su hermana mayor se pone clips y faldas y él también lo quiere hacer y nosotros no le decimos nada, no generamos un problema. El caso es que más adelante quizás sí que tendrá problemas porque cuando son mayores los estereotipos están más marcados. Es importante ser ejemplo también nosotros, por ejemplo, en casa mi hija nos pinta a todos las uñas. Tú trabajas mucho con niños, ¿cómo perciben los chicos hoy en día las lágrimas? ¿Siguen siendo un tabú, algo de débiles o hay una mejor gestión de las emociones? Durante muchos años las emociones no se han tenido en cuenta y ahora empezamos a darle valor a gestionar mejor las emociones. Ahora tenemos una sociedad con cierto bienestar material y eso permite ocuparse de otras cosas, como es la gestión de las emociones. Antes eso no era posible o era más difícil porqué por ejemplo mi abuelo su principal objetivo era lograr llevar un plato a mesa y eso dificultaba que se pudiera ocupar de las emociones. Son épocas diferentes. Puedes comprar el libro en:
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