Y no me vengas con catetadas de cuánto ha costado la Cumbre y chorradas de esa índole. Somos unos pagafantas pero hemos quedado como dios. Con el IPC en un 10,2%, pero a tu presidente de gobierno (por la gloria de mi madre y de la suya) se le ha borrado ese rictus nasogeniano de rechinar de dientes que tanto le envejece. También te digo que somos unos desagradecidos y poco le va a durar la alegría. Enseguida empezarán las satánicas terminales mediáticas de este país de miserables a tocarle los testículos y ponerle contra las cuerdas.
Menos mal que sus incontables huestes de ministros, asesores, monaguillos y paniaguados le protegen de sus contradicciones. No son contradicciones, son contracciones evolutivas de su mente resiliente y poderosa. Porque Sánchez es un tipo adaptativo (como ningún otro ser humano que tú conozcas). Lo mismo está dispuesto a suprimir el ministerio de Defensa que a gastarse lo que no tiene en mandar armas a Ucrania. Es así de versátil, tío. No me extraña que la Von der Leyen esté abducida y fascinada con él. Lo mejor de esta Cumbre, guateque, despiporre, o lo que fuera, es que ha terminado. Ya no les pedimos que pacifiquen nada. Solo que no nos metan la guerra en casa.
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