La historiadora especialista en la Historia Antigua de Roma, nos ofrece un estudio sobre los diferentes emperadores existentes durante el primer siglo: Gayo Julio César; Emperador César Augusto; Tiberio; Calígula; Claudio, Nerón; Galba; Otón; Vitelio; Vespasiano; Tito y Domiciano. Entre el año 48 a.C. y el 96 d. C. Asesinados: Julio César, Calígula, Galba, y Domiciano. Tito, Claudio y Augusto serían probablemente envenenados. Nerón y Otón se suicidarían. Vitelio sería linchado y solo Vespasiano moriría en la cama. En todos los actos violentos las esposas imperiales y la guardia pretoriana tendrían bastante que ver, sin lugar a dudas. A pesar del tiempo transcurrido desde la Caída del Imperio Romano de Occidente, alrededor de 1700 años, nadie, medianamente culto o culta, ha olvidado el aspecto o el nombre de sus emperadores. Los tópicos sobre ellos se conocen, desde las Idus de Marzo de Julio César hasta el suicidio artístico de Nerón. “La fascinante historia de cómo las imágenes de los emperadores romanos han influido en el arte, la cultura y la representación del poder durante más de dos mil años. ¿Cómo es el rostro del poder? ¿A quién se representa en el arte y por qué? En esta obra singular, Mary Beard –seguramente la clasicista más prestigiosa de nuestros días- cuenta la historia de cómo durante más de dos milenios los retratos de los ricos, poderosos y famosos del mundo occidental han sido moldeados a partir de la imagen de los emperadores romanos, especialmente los doce césares. Desde el despiadado Julio César hasta el cruel Domiciano, el poder se representa a imitación del arte clásico y los dirigentes caídos en desgracia a menudo son caricaturizados como Nerones tocando el violín mientras Roma arde. Comenzando con la importancia de los retratos imperiales en la política romana, este libro ricamente ilustrado nos ofrece un recorrido a través de dos mil años de historia del arte y la cultura, presentando una mirada fresca a las obras de artistas desde Mantegna hasta la actualidad, así como por generaciones de tejedores, ebanistas, plateros, impresores y ceramistas. ‘Doce césares’ es una historia sorprendente de identidades cambiantes, identificaciones erróneas deliberadas o desorientadas, falsificaciones y, a menudo, representaciones ambivalentes de la autoridad”. La humanidad sigue rodeada de múltiples emperadores de Roma; y aunque la urbe del Imperio Romano de Occidente haya dejado de ser la capital de este imperio, las figuras en mármol o piedra de sus protagonistas siguen fijas en la retina y en la consciencia intelectual de los hombres; las efigies y los bustos de Julio César o de su sobrino-nieto Augusto, de Tiberio o de Calígula, y del histriónico Nerón son más que conocidas. Sus caras, que representan a personas que existieron de verdad, están fijas hasta en la protagonización de diversas películas, verbigracia todas las que ha habido sobre Gayo Julio César, o el Tiberio de Ben Hur, o el Nerón y Galba de Quo Vadis?, etc. “Para un caricaturista resulta muy fácil (con una corona de laurel, una toga, una lira y un fondo en llamas) convertir a un político moderno en un ‘Nerón tocando la lira mientras Roma arde’, y gran parte del público capta el sentido”. Todas estas familias y estirpes imperiales completas se han reproducido en infinidad de ocasiones en todo tipo de materiales, en plata, cerámica, mármol y bronce, o en pinturas y en tapices. La autora, historiadora clasicista por antonomasia, considera que estos emperadores de Roma son más públicos y notorios en todo el devenir de la historia, que emperadores y monarcas más modernos, tales como Carlomagno, Carlos V o el soberano Tudor Enrique VIII de Inglaterra. En este extraordinario libro se realiza un análisis muy preclaro y curioso, inclusive lamentando que algunos de ellos hubiesen llegado a un poder de tamaña importancia; inclusive se analiza lo que los cronistas de la Antigüedad escribieron, sin ambages, sobre ellos; en muchas ocasiones acercándose a lo sesgado, en función de las filias o las fobias que producían en el cronista-historiador contemporáneo. Entre todas estas cuestiones de comportamiento vivencial, se pueden destacar las notorias excentricidades del extraño e introvertido Tiberio en su piscina privada de la isla de Capri, los plausibles rumores sobre la tendencia lujuriosa del emperador Nerón hacia su madre Agripina la Menor, o verbigracia lo que Domiciano les hacía, probablemente, a las moscas, torturándolas con la punta del cálamo. Detrás de todo ello, que nacía por mor de la genética del desconfiado César Augusto, quien había creado una dinastía plagada de personalidades o personajes llenos de fantasías y de miedos a su vida, y a cómo iban a morir. Pero, es preciso comprender que, en ocasiones, muchas de estas anécdotas o desviaciones intelectuales, y, porque no decirlo, de su propia idiosincrasia, pueden ser falsedades malévolas para desacreditarlos, o alteraciones literarias para dejarlos desnudos frente a la Historia que los va a juzgar. Un emperador por el que siento devoción indudable, a pesar de lo tortuosa de su vida y de lo complicado que era su grupo familiar, dirigido por la paradigmática emperatriz Julia Domna, es el cartaginés Septimio Severo; y uno de sus descendiente, ciertamente poco conocido, es Alejandro Severo, inmortalizado por el magisterio genial de Georg Friedrich Händel en su ópera del barroco ALESSANDRO SEVERO, quien sería comparado con el desdichado Rey Carlos I Estuardo de Inglaterra, por ser un hombre de vasta cultura, mecenas de las artes y gran benefactor público. Es dudoso que fuese tan conspicuo como se cree en la actualidad. Sería el emperador más joven hasta su época, un joven soñador y casi vulnerable." "Accedió al trono a los trece años, tras el asesinato de su primo Heliogábalo, cuyos legendarios excesos superaban incluso los de Calígula y Nerón, y cuyo ardid de asfixiar bajo montones de pétalos de rosa a sus invitados a la cena fue plasmado con brillantez por Lawrence Alma-Tadema”. Con este preámbulo he pretendido incitar e invitar a la lectura de este estupendo libro. «Timeo Danaos et dona ferentis. ET. Labor omnia vincit». Puedes comprar el libro en:
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