Una vez leída la novela, caigo en la cuenta del nombre de la protagonista, cambiado evidentemente, su nombre Amalia significa bravura de mujer, su apellido Finisterre evoca un lugar lejano donde acaba la tierra. Eso es lo que la pasa a la protagonista: se la acaba la tierra, se la acaba la vida, pero aunque perdida la consciencia se agarra con fuerza a la misma. La novela está basada en un hecho real, una enfermera valenciana Marta, sufrío por su pareja una brutal paliza que la deja durante 250 días inconsciente en el hospital donde trabajaba y otros tanto internada en planta. “Todo empezó poco antes de la pandemia, cuando un día haciendo un barrido por la prensa digital me paré en El Español donde escribían sobre Marta que había sufrido tal tunda que la creyeron muerta, cuando se despierta había perdido la memoria, no sabía quién era y ni siquiera recordaba escribir. Desde ese momento, tiene que comenzar una labor de reconstrucción para saber quién es”, recuerda el autor malagueño y añade “la pareja se eximió de toda responsabilidad alegando amnesia”. Y eso que la golpeó con la pata de una silla y la intentó estrangular con el cordón de una cortina. ¡Cómo para no acordarse! ¡Vamos, como si Goering hubiese dicho en el juicio de Nuremberg que no se acordaba por qué mandó asesinar a millones de judíos! Emilio Calderón además de leer la noticia vio las fotos del antes y después de Marta y decidió escribir la novela. Además, su estado de ánimo no era muy boyante en esos momento por la pandemia. Un estado de ánimo ideal para escribir tan tétricos sucesos. Calderón, se identificó rápidamente con el personaje, con la pandemia no sabía que iba a ser de su futuro, algo que compartía con su personaje Amalia Finisterre. “Tengo una hija adolescente que está soltando todo lo que vivió en esos meses. Se cortó la evolución de muchas personas. La pandemia ha traído muchas consecuencias terapéuticas”, reflexiona el autor. “La literatura suaviza lo desagradable”“Con La vida borrada de Amalia Finisterre no es una novela con la que yo haya disfrutado”, reconoce Emilio Calderón y continúa diciendo “contar la historia de una persona amnésica es complicado, de ahí que la historia se cuente a través de diferentes voces, incluso la suya propia con el diario que estaba escribiendo. Es una novela coral donde toma especial protagonista la inspectora Sara Toledano que ya apareció en Cosecha humana. Creo que la literatura suaviza lo desagradable. Me ha salido una novela con demasiada conciencia social y me gusta”.
Para el biógrafo de Vicente Aleixandre, ¡qué gran injusticia han cometido nuestra autoridades políticas con nuestro Premio Nobel de Literatura!, “el thriller es un género que lo permite todo. Es el estilo más laxo y el que permite mayores artificios. También es una manera de suavizar un tema tan polémico. Creo que soy un justiciero de la pluma. No me puedo quedar impasible ante las injusticias”, sostiene y añade “la novela contiene un homenaje a todas aquellas personas que han perdido la voz por uno u otro motivo. No me puedo quedar impasible ante esto”. Que un personaje como el que ha cometido semejante salvajada vuelva estar en la calle, denota que hay algo en la Justicia que no funciona”. El problema básico del maltrato a las mujeres es un tema de educación. “Se tenía que enseñar a los niños desde la guardería el tema de las relaciones entre géneros y el respeto a todo ser humano. Estamos maleducando a nuestros hijos. Algo falla en el modelo que se está aplicando”, expone de manera categórica. Recuerda a ciertos personajes que se han idealizado y que se comportaron en sus vidas de manera deplorable como Frida Kahlo, al aguantar abusos y vejaciones, o Picasso, que trató siempre mal a todas las mujeres con las que convivió. Otro de los temas que trata en su nueva novela es el de los suicidios de los maltratadores. “Cuando el objeto que a éstos personajes les ha movido a hacer lo que hicieron desaparece, se sienten fracasados y optan por suicidarse. Es el último acto de machismo. La autoestima en el maltratador suele ser muy baja, ya que creo que suelen ser personas con mucho complejos que no tienen empatía con ningún ser humano”, señala. “El maltrato es una partida de dominó. El maltratado es el seis doble y luego van cayendo todas las fichas”, apunta. “La Justicia ha entrado en una dinámica peligrosa en la que suelen desechar el juguete roto. Es más fácil rehabilitar al verdugo que a la víctima. Con esto, se pone en entredicho nuestro sistema. Vivimos en un mundo demasiado injusto”, asevera con intención. Para finalizar, Emilio Calderón quiere apuntar que “el oficio de escritor es un tanto esquizofrénico. Escribes en la intimidad y cuando has publicado el libro te tienes que prostituir”. En su opinión, las personas “No somos ni blancas ni negras, más bien somos un abanico de grises; todos tenemos el bien y el mal dentro y es en las situaciones límite cuando sacamos todo lo que tenemos en nuestro interior”, concluye. Como los protagonistas de este thriller noir que ha conseguido revolvernos las entrañas. Puedes comprar el libro en:
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