Y más te digo: no compensa ni un millón ni los sesenta y cinco del Emérito a Corinna. El Supremo de Londres ha vuelto a rechazar la inmunidad de Juan Carlos. Un escándalo mundial. Corinna no puede pagarse todo el ácido hialurónico que le va a hacer falta para disimular la falta de sueño. Así se le ha quedado la piel ajada y fláccida en poco tiempo.
Soy muy sensible y romántica y esta mujer me ha decepcionado. No voy a fardar de ser experta en rollos de alto nivel. Valgo más por lo que callo. Tampoco voy a entrar en la hermenéutica del acoso. Pero Corinna, guapi, no te puedes cargar los boleros, las baladas y la literatura sentimental de un plumazo. Quién es él y en qué lugar se enamoró de ti. Si dejaste colgado a tu novio es normal que te dé la brasa, aunque sea un poquito. Ya sabes, solo la puntita. A Corinna le hubiera venido genial leer mi novela “Los amores ingenuos”. Aún está a tiempo. El sábado 23 al mediodía estaré de promoción en la Casa del Libro, de San Sebastián del Norte, no de los Reyes, que no está el horno para bollos. A todo lujo, antes muerta que sencilla. No como el Gran Duque Enrique de Luxemburgo, al que he pillado en San Juan de Luz, husmeando los saldos de la Rue Gambetta. Qué dura es la vida del aristócrata, tío.
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