Ángeles Rubio-Argüelles desarrolló durante las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta en Málaga una intensa labor teatral: fundó un teatro en esta ciudad y un corral de comedias en Macharaviaya, además de resucitar el teatro romano para el Festival de Teatro Grecolatino de Málaga. Y también creó una escuela de teatro llamada ARA por cuyas aulas pasaron alumnos tan conocidos hoy en día como Antonio Banderas, Raúl Sénder, Tito Valverde, Fiorella Faltoyano o María Barranco, entre otros muchos. Por último, Ángeles Rubio-Argüelles estuvo casada durante 10 años con Edgar Neville. «Vidas que fueron es una historia de amor, nobleza y heroísmo» ambientada en Ciudad de México y Nueva Orleans en tiempos de Bernardo de Gálvez, es decir, entre 1776 y 1781, aproximadamente. Afirma también Rodríguez que en esta reedición se mantiene la portada original, «pero nuestro texto añade un estudio crítico de María Luisa Burguera Nadal», Catedrática de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad Jaime I de Castellón. Además se han incorporado un número elevado de ilustraciones, puesto que casi todos los personajes de la ficción fueron personas reales. «Otras ilustraciones las hemos creado nosotros, como un delicioso cortejo rococó a la luz de la luna, de Daniela Miazzo», desvela Rodríguez. En cuanto a su narrativa, «nuestra propuesta sería el incluir a la autora entre lo que se podría denominar “narradores nostálgicos” de mitad de siglo XX», mantiene la profesora Burguera. Por lo que a los personajes principales se refiere, consideramos que Ángeles guardó una pequeña travesura en su confección, pues la protagonista de la novela se llama Rosa de Chaves, fonéticamente muy similar a Rosa de Gálvez, prima de Bernardo de Gálvez, que fue una gran escritora e hija adoptiva de Antonio de Gálvez, el menor de los hermanos de José de Gálvez, quien fuera ministro de Indias con Carlos III. Se piensa que Rosa era hija natural de Antonio de Gálvez, siendo así que en la ficción de Vidas que fueron, Rosa es hija natural de Antonio de Chaves, una circunstancia que ella ha ignorado durante su infancia, adolescencia y primera juventud: a nuestro juicio, demasiadas coincidencias para ser casualidad. Tampoco podemos pasar por alto que Ángeles rinde tributo al teatro español del Siglo de Oro, una de sus grandes pasiones, pues la textura, los diálogos y la propia trama de Vidas que fueron beben en las fuentes de Lope de Vega: mucho hay que recuerda el contexto escénico en esta obra y tampoco es un detalle menor, que la coprotagonista sea Bárbara Ordóñez, quien fue una actriz real de la época, que hizo carrera en el virreinato de Nueva España, sobre todo en la Capitanía General de Guatemala. Asimismo, de igual manera que Víctor Hogo recrea la batalla de Waterloo en Los miserables y León Tolstói hace lo propio con la batalla de Borodin en Guerra y paz, Rubio-Argüelles evoca la gesta de Panzacola (o Pensacola, en su nombre anglosajón) acometida por Bernardo de Gálvez durante la guerra de la Independencia de los Estados Unidos, una gesta que le permitió usar en su escudo de armas la leyenda YO SOLO. A día de hoy, sin embargo, Ángeles Rubio-Argüelles permanece casi olvidada en la sociedad malagueña, en particular, y española, en general. Como muestra un botón: la placa que el ayuntamiento de Málaga le dedicó con motivo de su fallecimiento en 1984 permanece semienterrada en un rincón oculto, ignorada por gran parte de los habitantes de la Ciudad del Paraíso. Afortunadamente, poco a poco, están apareciendo iniciativas culturales en Málaga para recuperar a las grandes escritoras arrumbadas en un mundo de hombres durante demasiadas centurias. Reivindicaciones muy necesarias, por lo tanto, de lo que la reedición de este libro aporta un granito de arena. Tanto Ángeles, como Rosa de Gálvez, merecen que se reivindique su figura literaria. SEMBLANZA DE ÁNGELES RUBIO-ARGÜELLES Y ALESSANDRI:Casada durante 10 años con Edgar Neville, destaca como escritora, investigadora de temas históricos relacionados con Málaga y, sobre todo, amante del teatro, destinó casi toda su fortuna personal para impulsar las representaciones y formar a nuevos talentos. En 1959, puso en marcha el primer Festival Greco-latino de teatro, que se celebró en el teatro romano de Málaga y alcanzó veinticinco ediciones. Su gran creación fue el Teatro-Escuela ARA, fundado el 27 de diciembre de 1962, donde dieron sus primeros pasos actores que hoy son muy conocidos. Ángeles Rubio-Argüelles trajo a la ciudad del Paraíso a directores prestigiosos que se encargaron de montar espectáculos de gran calidad. Se escenificaban tanto textos clásicos de Shakespeare, Lope de Vega o Calderón de la Barca como otros de dramaturgos del momento. Fue miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga (1942) y de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba (1958), de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala, del Instituto Científico de Coimbra y obtuvo la Cruz de Alfonso el Sabio (1946) y el Premio Español del Año (1956), entre otras distinciones y premios. Enviado por José Antonio SierraPuedes comprar el libro en:
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