Quedó con él en la cafetería de un hotel cercano a la Gran Vía. De lo primero que hablamos es del título de la novela “Muerdealmas”; impactante, no cabe duda. “El título es muy importante. Como suele decir Rosa Montero, tiene que ser memorable, único. Desde luego, es parte de la obra y es fundamental. Yo tengo que tener el título antes de ponerme a escribir una novela”, dice el escritor con convicción y añade “yo que soy músico, cuando compongo una canción busco siempre un buen estribillo. El título de un libro es el estribillo de la canción”. Santiago Álvarez, además de haber publicado tres novelas, es músico y gestor cultural, como gestor es director de contenidos del festival Valencia Negra y dirige Xàbia Negra y Torrente Històrica. Como músico ha grabado varios discos con distintas formaciones en las que toca el bajo o la guitarra. En 2016 publicó la novela “El Jardín de Cartón” y esta “Muerdealmas” ha tardado cerca de seis años en publicarla. “Realmente, no ha sido tanto tiempo, estuve con otra novela que acabo de retomar. Y la que ahora se publica ya la tenía antes de la pandemia”, recuerda el autor que lleva más de veinte años residiendo en Valencia. La novela se desarrolla en el norte de la provincia de Castellón, en la comarca de Tinença de Benifassà, cerca de la bellísima localidad de Morella y cercana a la provincia de Tarragona. “Todos los pueblos que cito en el libro son reales menos Muerdealmas. La trama discurre en un territorio alejado de la ciudad donde se da un choque entre los urbanitas, papel desempeñado por Abel Lanuza y su familia, y los clanes rurales de la zona, los Osset”, describe Santiago Álvarez. Muchos de los nombres de los personajes también tienen que ver con sitios reales. “Hay una clarísima voluntad de nombrar las cosas por su nombre y que sirvan para definir su condición”, puntualiza. "Seguir las modas no me merece la pena"Para el autor, “en mi novela hay una voluntad meridiana de romper los tópicos a los que estamos acostumbrados y buscar todas las cosas que merezcan ser valoradas. Seguir las modas, no me merecen la pena”, sentencia. Cree el escritor afincado en Valencia que si el estilo de su novela se parece a alguno sería a Daniel Woodrell con su novela “Los huesos del invierno”, que inauguró el género de “country noir” o a Jim Tompson y su magnífica “1.200 almas”. “Todos los géneros tienen una serie de convenciones que se van repitiendo hasta el infinito. Yo tengo una vocación de contar las historias de una manera propia, con un lenguaje diferente a los demás”, apostilla. Se nota en su estilo, desde luego, en su novela utiliza a dos narradores, uno en tercera persona que cuenta los aconteceres del pueblo y de los Osset y otro que utiliza la segunda persona donde relata lo que le ocurre a Abel y los suyos. “La obligación del escritor es tener una voz propia y diferente, y contar cada historia de una forma particular. Yo hago siempre una apuesta por el estilo”, señala y agrega “y si no funciona, la culpa siempre la tiene el escritor que no ha sabido encontrar el camino adecuado".
Santiago Álvarez sostiene que “el corazón de una novela reside más en los personajes que en la trama. Bien es verdad que la peripecia también tiene su importancia, pero las tramas se pueden cambiar, se pueden hacer diversos giros para llamar la atención o llenar el recorrido de sorpresas, pero los personajes son fundamentales para que pueda ocurrir todo eso”. En “Muerdealmas” los personajes llevan el peso de la trama, pero también el territorio donde se mueven tiene gran importancia. De ahí que el autor buscase unos parajes que aunque fuesen fácilmente accesibles se adentrasen dentro de lo desconocido. “La realidad rural, que ahora está tan de moda con lo de la España vacía, está duplicada en la novela, por un lado está el clan que domina el territorio y, por otro, los urbanitas que se mezclan en una nueva realidad para ellos. El espacio en el que se desarrolla la trama da la sensación de que la modernidad no ha pasado por allí, que sigue anclado en el pasado, con unas reglas de convivencia anticuadas y que deberán de explorar algunos de los protagonistas. Es un diálogo con el tiempo que se realiza a través de la literatura”, razona el autor murciano. Para el escritor, “la estructura de la novela requiere mucho tiempo y atención. Es importante tener el esqueleto de la novela, pero luego tienes que tener la carne que lo recubre. Yo tomo muchas notas antes de empezar a escribir, necesito tener claro los hitos del camino de la trama. Y también empleo mucho tiempo en cambiar y corregir los textos. Para mí, escribir es corregir. Muchas veces no se parece en nada el resultado final de la novela con lo que escribí en primera instancia”. Para finalizar, Santiago Álvarez quiere reivindicar el papel de la literatura por encima de otras artes. “El poder que tiene es magnífico, superior al teatro o a los medios audiovisuales. No creo que la literatura tenga que supeditarse al cine. Éste se creó para contar historias como la de Madame Bovary o como Guerra y paz. Los novelistas estaban primero. Ahora parece que los guionistas están inventado el arte de narrar, en parte tienen razón porque el novelista puede utilizar técnicas del mundo audiovisual, pero la fuerza o la intención que tiene la literatura no lo tienen el resto de las artes”, concluye este escritor que ha conseguido tener una voz poderosa que se deja oír en su prosa enérgica y valiente. Puedes comprar el libro en:
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