También se muestran facsímiles de los libros de horas más pequeños que existen, como el de Lorenzo de Médici; Las misas de San Francisco y Santa Ana, que es el códice más pequeño que se conserva en la Biblioteca del Vaticano; o el pequeño devocionario del Museo Arqueológico de Madrid, además de algunas páginas manuscritas originales procedentes de códices de pequeñísimo formato.
Además, se exponen ejemplares de los libros más pequeños del mundo; el texto completo de "Estudio en escarlata", de Conan Doyle, en una sola lámina; y otras curiosidades en torno al mundo del libro y el miniaturismo.
Susana López del Toro, periodista y comisaria de la exposición cuenta con la mayor colección mundial de miniaturas vinculadas al mundo del libro y la literatura. “La curiosidad por saber el origen y el por qué se hacían libros tan pequeños, me llevó a investigar, estudiar y buscar las ediciones en miniatura por todo el mundo y, casi sin darme cuenta, he terminado con un fondo de 4.000 ediciones en miniatura, que he encontrado en librerías de viejo y de bibliofilia de diferentes países, en subastas, salones o ferias especializadas”.
Los dioramas están elaborados con todo tipo de materiales provenientes de objetos estropeados o sobrantes de otros trabajos a escala real. Botones, sacapuntas, llaveros antiguos, bisutería rota, palitos de helado, cartoneras de huevos, tela deteriorada... se convierten en muebles y objetos decorativos a escala 1/12 con un poco de imaginación, habilidad y algunas técnicas artísticas.
"No se trata solo de construir una escena, sino de investigar y documentarse acerca de lo que se quiere representar, para evitar el anacronismo" explica la comisaria.
Un lugar destacado en la exposición lo ocupa un ejemplar de "Don Quijote" inscrito en el Libro Guinness de los Récords, por ser la edición de la obra cumbre cervantina más pequeña del mundo. También llama la atención un micro libro de apenas dos milímetros que se aloja en el hueco de una moneda; un poema manuscrito en la cabeza de una cerilla u otro, con caracteres chinos, en un grano de arroz. Pero el bloque más importante de la exposición lo componen las obras impresas del S. XIX, que fue una de las épocas doradas de la edición en miniatura.
Dioramas y otras escenas
Diminutas bibliotecas de viaje, almanaques, carnés de baile en nácar, plata o marfil, cuentos adaptados al tamaño de las manos infantiles o pensados para esconderse dentro de una caja de cerillas, completan la exposición.
Se podrán ver un scriptorium medieval; una reproducción del estudio de Sherlock Holmes y del dormitorio de madame Bovary; una biblioteca con 300 micro libros impresos y legibles; el mini universo de "El principito", de "Alicia en el país de las Maravillas" o de Mary Poppins, entre otros.
“La biblioteca de Liliput es un viaje por la historia de la micro bibliofilia acompañado de dioramas y escenarios que reivindican el mimo por el detalle, la importancia de lo mínimo, y el irresistible encanto de lo diminuto”, concluye la comisaria.