OH! CONVULSA NAVIDADPor Begoña Ameztoy
martes 28 de diciembre de 2021, 09:55h
De todas las palabras que he aprendido últimamente, “exponencial” es la que más me mola. Dices “exponencial” y te quedas como dios. Es un adjetivo poliédrico que vale para todo. Lo mismo para la subida del IPC, la incidencia acumulada o los ingresados en la UCI. A los presentadores de los informativos les ha solucionado la vida. Cuando Susana Griso, Ana Blanco, Piqueras, Xabier Fortes o Ferreras deletrean la palabra “exponencial” las papilas gustativas se les llenan de una jugosa y agridulce salivilla placentera. Yo lo entiendo, el vértigo de abducir al populacho es una sensación orgásmica, tío. La tele manipula, desvirtúa, desinforma y es un elemento decisivo de la cultura de masas. De acuerdo, pero no seamos cicateros, veamos la parte buena de la cuestión (Que se note que es Navidad). Con la tele también aprendes cosas que no sabías ¿Qué sabías tú de los piroclastos? ¿Eh? Cero pelotero. Pues eso. Incluso me dirás que puestos a elegir prefieres “piroclastos” que “exponencial”. No niego que fonéticamente suena mejor, pero es un término demasiado técnico y pretencioso, parece que quieres quedar de listillo y enterao. Concretando el tema: Ahora mismo mi cabreo es más piroclástico y volcánico que exponencial. España es un desmadre. Y lo de las mascarillas al aire libre me parece un abuso, un despropósito, una afrenta y una humillación. Así te lo digo y aquí lo dejo.
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