Comentario literario de “Ritual de espacio” de Beatriz Saavedra Gastélum

En un ejercicio de liberación, cada verso, como una exhalación, te llega con forma de mano abierta, en la que se pueden leer las líneas de la vida.

El paso y el peso del tiempo confluyen y cofundan estos versos cargados de sensibilidad y pragmatismo. Singularidades de una mujer de su tiempo, activa, práctica, profunda, alejada de banalidades y vaciada de engaños. Beatriz Saavedra es una mujer que sabe de lo que habla, ávida lectora y exquisita orfebre de la palabra. Y todo eso, sumado a su bagaje cultural, se transparenta en su poesía, en versos como estos:

“El ritmo / la escritura,/ la vida,/ y luego,/ todo pasa en este amplio inventario.” Poema 3 página 57.

“Se queda a medio abrir el día/ porque el mundo ya no es el mismo,/ hace un silencio distante/ tras la ventana. // Buscamos esa otra orilla.” poema 5 pagina 48.

Cada poema es un armado de sentencias con suma calidad en la expresión. Vuelo circular es un gran poema, una declaración de intenciones y estos versos bien pueden definir a la poeta:

“Y dentro del silencio la voz/ al borde del acantilado busca/ el propio camino de regreso.” Poema 3 pagina 79.

Y termina el libro con estos versos: “Aquí estoy/ en el vigoroso sentir/ y no regreso.” Poema 4.

Como si sentir fuera su lugar, su lugar en el mundo y con eso bastara.

Entre Laberinto vertical y Danza circular, nombre de las dos partes en que se divide el libro, la autora nos encuadra en una ubicación espacio temporal, pero a la vez, fuera de toda lógica arquetípica, nos conecta con el espacio atemporal.

“Ese imperio intolerable de la noche apenas/ instila el naufragio oportuno/ donde toma vida el universo.” Poema 3 Página 47.

Hay una pulsión sensorial que juega con los símbolos, con metáforas exquisitas para internarnos en un universo de sensaciones, que definen parcelas intimistas y profundas del yo. Pero hay un encuentro con el otro y entonces, la “Danza circular” es posible. Los deseos vitales, la intención de definir lo que sentimos conforman un delta, un recorrido geométrico, casi lineal, horizontal o vertical, no importa, es meramente una ubicación prescindible. Lo realmente imprescindible es cada pulso, cada verso, cada poema ajustado y conciso y así labra la autora, este precioso recorrido desde la voz de los ancestros hasta hoy.

Poesía, experimentación, secuencia de espacios dispuestos de tal manera que, sin dudar, advertimos que estamos ante un ritual, de sanación interior, de catarsis profunda y necesaria, que confluye en un espacio de vasos comunicantes, que son cauces que enriquecen nuestro asombro y la escena imaginada. Y queda plasmado el deseo profundo y evidente de la autora por habitar esos espacios de poesía vital y constructiva que eleva y perfuma.

Un libro que invita a enlazar espacios llenos de sugerencias, en vertical, en horizontal, con lógica o sin ella, que anticipan la memoria y la existencia de un sinfín de significados y esos significados que serán significantes, se quedarán contigo después de leer cada verso. Inténtalo. Te aseguro que vale la pena el desafío.

El “Ritual de espacio” está preparado para ti y comienza al abrir el libro.

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