“Dicen que no hay nada más feo que la parte trasera de una nevera. Si el mundo del espectáculo fuera una nevera, este libro nos muestra esa parte de atrás con abundante humor negro y unos cuantos momentos que rozan la crueldad”, asegura el autor gaditano, que con este libro firma su segunda obra de ficción tras Pepita, publicada hace dos años. Hace cinco salió su autobiografía (El mundo de la tarántula). Carbonell considera que su nueva novela es el reverso de aquella. “Me he propuesto enseñar la tramoya de un mundo que conozco muy bien. Muestro el lado oscuro, con ciertas dosis de denuncia, con algunos aspectos edificantes, también románticos y mucho de demolición”.
En la descripción de su descacharrante peripecia vital, el narrador da entrada a un desfile de personajes, a cuál más increíble, que le acompañaron en la conquista del estrellato. Pese a las situaciones divertidas que salpican todo el libro, el escritor confiesa que él mismo se ha estremecido de la dureza con que describe la explotación a la que fue sometido el protagonista cuando era un niño. Una joven promesa que empieza su trayectoria artística en un grupo de música infantil para, como pasa tantas veces, abandonar la banda e iniciar una carrera en solitario y, con ella, una montaña rusa de sentimientos y situaciones: amor, desamor, descenso a los infiernos, mujeres en bares de copas, traiciones de amigos de toda la vida, parientes invasivos y puñaladas en la espalda de compañeros de profesión.
Según Carbonell, coger una estrella y mostrarla como un ser cotidiano va a despertar en los lectores una respuesta de caridad hacia el personaje narrador. “El libro coloca un espejo delante del lector, que se ve reflejado en la vida de una estrella y que acaba por preguntarse: y yo, en el lugar de este tipo, ¿cómo habría actuado? ¿Habría podido soportar esa presión?”
Sobre las situaciones crueles que describe la novela, el cantante de Los Toreros Muertos recuerda una anécdota asociada a la visita de Miguel Bosé al programa Operación Triunfo. “Los concursantes le preguntaron a Bosé qué consejo les daba para cuando abandonaran el programa y trataran de hacerse un nombre en el mundo del espectáculo. Bosé les contestó con acierto: buscaos un buen psicólogo. Una carrera artística es una maratón. No es algo que se resuelva de la noche a la mañana. Hay que estar muy cimentado para soportar el fracaso y soportar el éxito, que además a veces se alternan casi de un día para otro. Un día te vas a la cama sintiéndote un fracasado cuando el día anterior te sentías una verdadera estrella”.
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