Filóloga y lingüista, profesora universitaria y feminista convencida. Nacida en 1941, hoy es un modelo de intelectual decidida y reconocida por la labor que desempeña desde distintos ámbitos en favor de los derechos de la mujer de su país.
Resultan de gran interés, además, sus ensayos sobre el lenguaje no sexista. Gran estudiosa del habla de los jóvenes, sigue a pies juntillas, eso de “pegar la oreja” a la realidad circundante, a las conversaciones propias y ajenas, sobre todo. Autodidacta desde muy pequeña, aprendió a leer oyendo hablar a su hermano; destaca por su capacidad para el correcto uso del lenguaje tanto en la escritura como en sus lecciones orales. Observadora atenta del acontecer presente en Costa Rica, se hace eco de la situación de la mujer en Mujer víctima y cómplice de1982. Ha sido locutora, corresponsal y comunicadora en diferentes programas dedicados a mujeres. Por todo ello recibe galardones y distinciones y ocupa importantes cargos de responsabilidad social.
Sobresale el análisis tan lúcido realizado en su producción sobre el idioma androcéntrico, y se muestra muy crítica con el academicismo conservador y reaccionario que perpetúa y favorece estereotipos de género y esconde una amplia y ostentosa invisibilización de la mujer. Conviene, pues, dedicar espacio y lenguaje apropiado y específico a la población femenina para evitar su ausencia de identidad y la dificultad de nominarla en cargos políticos y profesionales. Su título De mujeres, palabras y alfileres, no escatima un tono duro al señalar que las palabras funcionan como "dosis mínimas de arsénico" en lo referente a la cuestión del sexismo. Señala que los mecanismos de dominación se dan con la participación de las personas, incluso de manera involuntaria. Rebosan actualidad los trabajos que sigue publicando incansablemente sobre el funcionamiento de una lengua que solapa la presencia femenina: analiza expresiones no solo en el lenguaje, sino también actitudes en algunas entidades como la Academia Española de la Lengua que de todos es conocido el bloqueo que ejerció a ciertas mujeres para su ingreso, como el ejemplo palmario de Emilia Pardo Bazán de quien van culminando las celebraciones del centenario de su muerte. La lingüista costarricense ocupa un lugar destacado en el panorama actual con sus libros y sus guías de lenguaje especializado. Continúa recibiendo homenajes por su valentía en romper costumbres idiomáticas profundamente arraigadas en estos momentos. Su obra potencia el valor vivo y auténtico de la lengua más allá de las difíciles circunstancias que soporta para adaptarse a los tiempos actuales y adoptar las modificaciones necesarias. Doctora Honoris Causa por la Universidad Nacional de Costa Rica, son imprescindibles sus libros: Literatura, mujer y sexismo (1984), A la mujer por la palabra (1989), De diosas a dragones (1995) y La Aritmética del Patriarcado (2013), entre otros, todos ellos tan explícitos como sugerentes.
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