El exhaustivo trabajo del autor se centra en una comparación de las armadas de los diferentes países que gobernaban el mar en el siglo XVIII: Inglaterra, España, Francia y Holanda. “Estudio cual fue la movilización de los recursos de un estado para formar una armada. Para unos, traería mayor riqueza, para otros significaría su pobreza”, evalúa el catedrático de Historia Económica de la Universidad de Navarra. Rafael Torres Sánchez ha estado 25 años pensando en el proyecto, prácticamente toda su vida académica hasta que llegó a catedrático. Cuando no pudo llegar a más fue cuando decidió plasmar sus muchos conocimientos en esta singular obra, magníficamente ilustrada. “Son unos auténtico genios los de Desperta Ferro”, afirma orgulloso del resultado final de libro. Para el autor, “el problema de esta historia no es una determinada batalla, hay que reconocer que Inglaterra lo hace muy bien militarmente hablando y Holanda todo lo contrario. El problema es saber adecuar las infraestructuras de un reino para tener una armada que defendiese el tráfico marítimo entre los continentes. Forjar un sistema que permitiese operar en todos los océanos. Luego llegaría la batalla de Trafalgar que daría al traste con el poderío marítimo de España y Francia”. Rafael Torres es una autoridad en materia económica, es uno de los cinco españoles que ha publicado una monografía sobre España en Oxford, el paraíso del investigador después de Cambridge. “El objetivo del libro es contar en qué consistió el éxito de nuestra Armada en el siglo XVIII. La segunda armada del mundo sólo por detrás de la británica y equiparable a la francesa o quizá mejor”, cuenta con pasión.
Sostiene que el problema de la Armada a final del siglo no fue la batalla de Trafalgar, que se produjo en 1805. “Nuestro verdadero Trafalgar fue la crisis económica del año 1793, la mayor que ha tenido nunca el reino de España. Tal es así, que el último barco de guerra que se construyó en mucho tiempo salió de nuestros astilleros en 1795. Ya a finales del siglo XVII, España se dio cuenta que tendría que modernizar su armada. Durante el XVIII se llegaron a botar 991 buques de guerras. Siendo las décadas más fructíferas las de 1770-80 y la siguiente, con un total de casi 400 buques”, expone el autor. “Fue un esfuerzo enorme para nuestra economía, que movilizó a cuatro generaciones de españoles. Se construyó un sistema complejo de suministros para realizar los buques; con un sistema administrativo enorme, pero eficaz que pervivió hasta la crisis de 1793. En ese tiempo, se avanzó mucho en tecnología, se copiaron a los ingleses muchos adelantos, algunos que nos habían copiado anteriormente”, apunta Torres con sarcasmo. El espionaje industrial se desarrolló muchísimo y sino que se lo digan a Jorge Juan y al marqués de la Ensenada. “Nuestro sistema fue fruto de la experiencia”, afirma Rafael Torres y añade “se avanzó muchísimo en la cirugía y en temas de alimentación. Las raciones de la Armada eran las mejores de todas las marinas. Se fueron mejorando paulatinamente por esa experiencia que aludía anteriormente. Se hicieron concentrados de carne para que durase más tiempo, se añadió mucha fruta a la dieta y las legumbres, el zumo de limón fue esencial para luchar contra la disentería. La cebolla también ocupó un papel importante, en total la dieta se componía de 27 ingredientes. Así la alimentación no se basaría sólo en la famosa galleta como hasta años anteriores. El avance fue tanto que los ingleses nos lo copiaron y modificaron su dieta. Esta es fundamental para que los marinos rindieran a tope”. Se puede decir que los marineros comían mejor que las personas que vivían en tierra y estaban mejor pagados, no así la infantería de marina que cobraba menos que los grumetes. La conclusión es que los gobiernos españoles del siglo XVIII tenían una gran sensibilidad con el tema de la Armada que luego no se tuvo en el siglo siguiente con esos monarcas tan demenciales que nos tocó en suerte. Lo mismo ocurrió con la sanidad militar que era extraordinaria. “Se llevaba un escrupuloso listado de medicinas, que incluían el opio para los dolores e, incluso, se llevaba un control sobre la menstruación de las mujeres que iban en los barcos”, señala el autor. Ya sabemos que el primer colegio de Cirugía que hubo en España fue militar y estaba en la ciudad de Cádiz, a los que continuarían los de Barcelona y Madrid. “He puesto en pie todo todo un arsenal”España en el siglo XVIII tenía cuatro grandes arsenales para la construcción de buques de guerra. El de Cartagena, el de la Carraca en Cádiz, el de El Ferrol y el de La Habana. Como Rafael Torres Sánchez es cartagenero, escogió el de Cartagena para documentar el libro. “Hemos reconstruido en planos el arsenal de Cartagena, haciendo una historia transversal de cómo se financiaba y se administraba. Había unos 130 edificios en el de Cartagena y mi objetivo era traer todo eso a la vida. Cómo se levantaron los edificios, cómo se administraban, cómo era la vida en ellos”, detalla. Es verdad que falta contar las batallas de ese siglo, pero creo que todo llegará. Hay que recordar que el autor es experto en economía. “Hay que señalar que la mayor extensión de las posesiones de España fueron en el año 1790. Ni mucho menos estaba España de capa caída como dicen algunos. Además, la Armada era autosuficiente. No se dependían en nada del exterior. Todo se hacía en España, hasta los cristales de las ventanas o las lentes de los catalejos se fabricaban en la Real Fábrica de Cristales de la Granja de san Ildefonso y así con todo el material de los buques que tenían la particularidad de que todos los utensilios tenían una mismo estándar, algo así como lo que hace IKEA en la actualidad”, cuenta el autor de “Historia de un triunfo”. Aproximadamente había unas 100.000 personas que vivían de la Armada en la península e islas, como Mahón, y otras casi 50.000 entre América y las Filipinas. Toda una maquinaria que funcionaba como un reloj. “Fue un triunfo de toda la sociedad española. Por primera vez en la historia éramos capaces de producir un buque de guerra enteramente en nuestro país”, concluye Rafael Torres Sánchez una entrevista que nos ha dejado anonadados por la documentación que ha manejado y el rigor que ha empleado en hacer un libro fundamental para conocer una parte importante de nuestra historia. Se demuestra su acierto al haber vendido la primera edición del libro, 4.000 ejemplares, en poco más de una semana. Puedes comprar el libro en:
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