“Diarios: a ratos perdidos 1 y 2” es un volumen que reúne los dos primeros tomos de sus diarios. El acto ha contado con la presencia de los editores Jorge Herralde y Silvia Sesé; y con Juan Manuel Ruiz Casado, albacea literario del autor; el profesor Fernando Valls, autor de uno de los prólogos de la publicación y Elena Cabezalí de la Fundación Rafael Chirbes. Juan Manuel Ruiz Casado, amigo del autor y su albacea, señaló que Rafael Chirbes le había dejado un texto al que llamó Voluntats y donde le encargaba la custodia de los cuadernos de sus diarios. “Rafael había ido trabajando durante mucho tiempo en ellos y me dijo que tenía libertad absoluta para publicar aquellos textos que mereciesen la pena. Ya cuando confeccionó esos archivos hizo una criba importante. El me pasó lo que consideró oportuno e importante. Algunas cosas que tenía escritas no le gustaron y las borró. Un principio activo de ese trabajo fue lo formal, todo lo que el sospechaba que era ganga o no tenía tensión narrativa lo eliminó”. “Ponerme con los archivos, me fue muy doloroso. Habíamos compartido parte de nuestra vida laboral y los recuerdos estaban muy presentes. El trabajo fue muy arduo. La publicación de esta memoria tenía que cumplir un requisito: que su publicación no afeará o no perjudicará a lo que a él le importaba realmente, es decir sus novelas. Obras con mayúsculas, según Rafael. El problema no fue fácil de solucionar. Su obra narrativa raya a un nivel muy alto. Me preocupaba que los lectores psiquiatrizasen su vida”, explicó con claridad. Según su albacea, “el nivel de grandeza, la cosmovisión que alcanza los diarios empezó a ser desbordante. La fuerza de los diarios está en lo que se va a publicar. En esencia, las personas que trataron a Chirbes no se sorprenderán con la relación que tenía con la literatura. El era despiadado con su vida y su obra. Era una condición sine qua non para hacer un ajuste de cuentas consigo mismo. Son libros que tienen tanta fuerza que saldrán adelante contra las dificultades que tengan que sufrir como el mal prólogo que ha hecho Marta Sanz que está lleno de despropósito y falsedades”. La escritora madrileña demasiado sobrevalorada por la crítica ha escrito un prólogo impresentable que la editorial no habría tenido que admitir. Elena Cabezalí, de la fundación Rafael Chirbes, apuntó que "el escritor consideró sus diarios como parte de su obra literaria”. Relató alguna anécdotas suyas: “Él escribía continuamente, pero cuando le preguntaba por lo que estaba escribiendo siempre decía que: no hago nada, no leo, no estoy escribiendo. Casi lo hacía en secreto. Es una cosa suya de toda la vida. Incluso sus alumnos cuentan que escribía poemas y otros textos, pero que no lo reconocía”. “Creo que estos diarios enriquecen su literatura. Como caudales nuevos, rebanadas de vidas que contribuyen a que se enriquecieran sus novelas. Estos diarios tienen la maravilla de mostrarnos el escritor en la trastienda. Era un escritor incansable que escribía sobre política, sentimientos o la muerte. Pero siempre lejos de los lugares del poder y de los oropeles literarios. Estuvo siempre al lado de los de abajo, nunca con las élites”, apuntó Cabezalí. Fernando Valls, ha sido con Marta Sanz el prologuista del libro, “para mí, ha sido un regalo”, afirmó. Ya en 2009 se publicaron algunos retazos de sus diarios. “Del resto, no sabía si se iban a publicar o no. Rafael fue una persona con muchas dudas con respecto a su obra. Era muy crítico con su obra y muy poco pagado de su trabajo. Sin embargo, Chirbes siempre tuvo reconocimiento por parte de todo el mundo. Fue premio de la crítica con Crematorio y con En la orilla. Él siempre tuvo un gran valedor: Santos Alonso, que falleció demasiado joven", expuso y añadió que “este es un libro muy importante en la obra de Chirbes y todos aquellos que han publicado diarios. Y en el conjunto de la narrativa española y latinoamericana. Su obra se ha ido enriqueciendo con el paso del tiempo.”
“Los diarios nos sirven para conocer a la persona. He entendido mucho mejor su literatura después de leer sus diarios. Chirbes sentía una gran fascinación por otras artes, como la pintura. El disfrutaba haciendo de guía turístico para los amigos. Hacia la écfrasis con su propia obra literaria y cuando falleció nos dejó dos grandes regalos: Paris Austerlitz y sus diarios. Éstos no se leen igual que una novela. Hay que degustarlos, a un ritmo más lento porque hay que cotejar muchas cosas”, desarrolla el prologuista. “Chirbes era de izquierdas, pero no era condescendiente con las izquierdas. Decía lo que pensaba sobre la izquierda, el feminismo o la homosexualidad, no era muy ortodoxo en su pensamiento. Una de sus grandes virtudes era como sabía diluir el pensamiento y la ideología en la trama. Él tenía una fascinación por sus personajes. Tenía un gran gusto literario. También le complacía escribir sobre las ciudades. Tenían mucho peso en sus novelas”, sostiene. En sus diarios, deja en su sito a escritores como Arturo Pérez Reverte, Roberto Bolaño o Eduardo Mendoza. Rafael Chirbes no se consideraba un escritor de relatos, pero los sabía hacer muy bien. Le fastidiaba mucho la rapidez en escribir. Tenía una inseguridad muy grande consigo mismo. Para los editores, “lo que dicen los personajes de sus novelas no es lo que pensaba él, en sus diarios sí. Por otra parte, la tradición familiar le influyó muchísimo. La relación entre el valenciano y el castellano. Yo no podría escribir en valenciano porque no es mi lengua literaria, solía decir. Con la familia hablaba en valenciano, pero escribir siempre lo hacía en castellano”. Rafael Chirbes (Tavernes de la Valldigna, 1949-2015) es autor de “Mediterráneos”, “El novelista perplejo”, “El año que nevó en Valencia”, “El viajero sedentario”, “Por cuenta propia” y las novelas “Mimoum”, “La buena letra”, “ Los disparos del cazador”, “La larga marcha”, “La caída de Madrid” (Premio de la Crítica Valenciana); “Los viejos amigos” (Premio Cálamo); “Crematorio” (Premio de la Crítica, Premio de la Crítica Valenciana, Premio Cálamo, Premio Dulce Chacón y con una adaptación televisiva de gran éxito; “En la orilla” (Premio Nacional de Narrativa, Premio de la Crítica, Premio de la Crítica Valenciana, Premio Francisco Umbral, Premio ICON al Pensamiento): y “Paris-Austerlitz”. Puedes comprar el libro en:
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