¿Cuál fue tu primer acto de “creación”, a qué edad, de qué se trataba? RAA: Ninguno. Marinerito fascista en 1° inferior. La escuela es lo horrible. ¿Cómo te llevás con la lluvia y cómo con las tormentas? ¿Cómo con la sangre, con la velocidad, con las contrariedades? RAA: La lluvia es la estación de la vida. Es la estación que amo. La sangre está. No se niega. Todo lo demás es demás. “En este rincón” el romántico concepto de la “inspiración”; y “en este otro rincón”, por ejemplo, William Faulkner y su “He oído hablar de ella, pero nunca la he visto.” ¿Tus consideraciones? RAA: La única inspiración (palabrita odiosa) es la curiosidad. Yo soy eso. Desde siempre, curiosidad y anti-escolar. ¿De qué artistas te atraen más sus avatares que la obra? RAA: De Jacques Prevel (1915-1951). ¿Lemas, chascarrillos, refranes, proverbios que más veces te hayas escuchado divulgar? RAA: “Niente diente paladar caliente” ¿Qué obras artísticas te han —cabal, inequívocamente— estremecido? ¿Y ante cuáles has quedado, seguís quedando, perplejo? RAA: El nacimiento humanito. Mis tres hijos y mi nieto. ¿Tendrás por allí alguna situación irrisoria de la que hayas sido más o menos protagonista y que nos quieras contar? RAA: Idiota por aprehensión escolar dura toda la vida. He tratado de dinamitar esa voluta veneno siempre. ¿Qué te promueve la noción de “posteridad”? RAA: Nada, no existe tal cosa. “¿La rutina te aplasta?” ¿Qué rutinas te aplastan? RAA: Toda rutina aplasta. El capitalismo es una rutina y global. Lo genial es salirse y nunca saber adónde. ¿Para vos, “Un estilo perfecto es una limitación perfecta”, como sostuvo el escritor y periodista español Corpus Barga? Y siguió: “…un estilo es una manera y un amaneramiento”. RAA: El estilo es no tenerlo, dijo Man Ray (creo). ¿Yo? = tampoco. ¿Qué sucesos te producen mayor indignación? ¿Cuáles te despiertan algún grado de violencia? ¿Y cuáles te hartan instantáneamente? RAA: La desigualdad Es la violencia. La madre de todas las violencias. Estuve de acuerdo con el ERP porque estuve de acuerdo con el Che. Sigo ahí/aquí. ¿Qué postal (o postales) de tu niñez o de tu adolescencia compartirías con nosotros? RAA: La primera bicicleta que hizo de mí un poeta alucinado y a los diez años me dio mi primera (hermosa) noviecita. ¿En los universos de qué artistas te agradaría perderte (o encontrarte)? O bien, ¿a qué artistas hubieras elegido o elegirías para que te incluyeran en cuáles de sus obras como personaje o de algún otro modo? RAA: Soy un personaje, pero a la vez soy yo mismo en una novela alucinatoria de Juan Noel Mazzadi llamada “Los mágicos”. Con Juan me alcanza y sobra. El silencio, la gravitación de los gestos, la oscuridad, las sorpresas, la desolación, el fervor, la intemperancia: ¿cómo te resultan? ¿Cómo recompondrías lo antes mencionado con algún criterio, orientación o sentido? RAA: Es mucho la pregunta. Me excede, vate. ¿A qué artistas en cuya obra prime el sarcasmo, la mordacidad, el ingenio, la acrimonia, la sorna, la causticidad… destacarías? RAA: Oliverio y Antonin. "Las matemáticas siempre ahogan"¿Qué apreciaciones no apreciás? ¿Qué imprecisiones preferís?... RAA: No entiendo. Prefiero la imprecisión. Las matemáticas siempre ahogan. ¿Viste que uno en ciertos casos quiere a personas que no valora o valora poco, y que en otros casos valora a personas que no quiere? ¿Esto te perturba, te entristece? ¿Cómo “lo resolvés”? RAA: No. Yo quiero a los que quiero y está bien. Y los que me quieren son respuesta. Y también está bien. ¿El mundo fue, es y será una porquería, como aproximadamente así lo afirmara Enrique Santos Discépolo en su tango “Cambalache”? RAA: Obvio. ¿Cuántos exoplanetas se descubrieron en los últimos treinta años? Bueno, tu pregunta es una respuesta. Por la fidelidad y entrega a una causa o proyecto, ¿qué personas (de todos los tiempos y de todos los ámbitos) te asombran? RAA: Miles. Imposible nombrar a todos. El Che, Fidel, Spinetta, Pizarnik, Daumal, Artaud, Fijman, Carmen Bruna, etcéteras infinitos. ¿Qué te hace “reír a mandíbula batiente”? RAA: Mi nieto y su riesgo de vida. Los niños ríen, aman, juegan, se lastiman sin red. Es vida. Nosotros… tememos. ¿Cómo afrontás lo que sea que te produzca suponerte o advertirte, en algunos aspectos o metas, lejos de lo que para vos constituya un ideal? RAA: Ni idea. Ni ideal. El amor, la contemplación, el dinero, la religión, la política… ¿Cómo te has ido relacionado con esos tópicos? RAA: Como a todo el pueblo en el capitalismo salvaje: mal. Me relacioné con todo y todo fue mal… como debe ser en este desajuste que llamamos sociedad, pero… ¿A qué obras artísticas —espectáculos coreográficos, films, esculturas, música, pinturas, literatura, propuestas teatrales o arquitectónicas, etc.— calificarías de “insufribles”? RAA: A Borges y toda la cría de derecha culturosa… (son varios) (y nomenclaturas abundan). ¿Qué calle, qué recorrido de calles, qué pequeña zona transitada en tu infancia o en tu adolescencia recordás con mayor nostalgia o cariño, y por qué? RAA: No puedo. Es un secreto. Desde mi casa hasta el parque (final de la ciudad) que era un territorio poético y alucinatorio… ¿Cómo reordenarías esta serie?: “La visión, el bosque, la ceremonia, las miniaturas, la ciudad, la danza, el sacrificio, el sufrimiento, la lengua, el pensamiento, la autenticidad, la muerte, el azar, el desajuste”. Digamos que un reordenamiento, o dos. Y hasta podrías intentar, por ejemplo, una microficción. RAA: De vuelta, es mucho, amigo. Me excede. Me remito si querés a todos los libritos que escribí. Eso. “Donde mueren las palabras” es el título de un film de 1946, dirigido por Hugo Fregonese y protagonizado por Enrique Muiño. ¿Dónde mueren las palabras? RAA: En la muerte. Sólo así. En esa segunda certeza. ¿Podés disfrutar de obras de artistas con los que te adviertas en las antípodas ideológicas? ¿Pudiste en alguna época y ya no? RAA: Puedo. Y después los puteo. ¿Cómo te cae, cómo procesás la decepción (o lo que corresponda) que te infiere la persona que te promete algo que a vos te interesa —y hasta podría ser que no lo hubieras solicitado—, y luego no sólo no cumple, sino que jamás alude a la promesa? RAA: La traición es lo opuesto a la lealtad. A mí me han traicionado. Horrible. Yo nunca. Lealtad es absoluta. No concerniendo al área de lo artístico, ¿a quiénes admirás? RAA: A millones de cumpas, ellos, ellas, elles… que la yugan todos los días… a pesar de todo y tanto. ¿Tus pasiones te pertenecen o sos de tus pasiones? Pasiones y entusiasmos. ¿Dirías que has ido consiguiendo, en general, distinguirlos y entregarte a ellos acorde a la gravitación? RAA: No, no hay gravitación. La pasión siempre gobierna. Porque es difícil discernir lo que nos sucede. Prefiero seguir la pasión, que me gobierne… ¿Qué artistas estimás que han sido alabados desmesuradamente? RAA: Ninguno. Los que yo amo no son tan famosos. Y vos los conociste… Jorge Santiago Perednik, Enrique Blanchard, Emeterio Cerro, Raúl García, Juan Noel Mazzadi, Daniel Rodríguez... y varios más. Todos muertos. Sin mucha alabanza, ¿no? ¿Acordarías, o algo así, con que es, efectivamente, “El amor, asimétrico por naturaleza”, tal como leemos en el poema “Cielito lindo” de Luisa Futoransky? RAA: Ni idea… La última vez resbalé ¡por izquierda! ¡Ah! ¡Y prefiero a Celia Gourinski! ¿El amanecer, la franca mañana, el mediodía, la hora de la siesta, el crepúsculo vespertino, la noche plena o la madrugada? RAA: Para mí la vida está en la noche profunda y en el amanecer. Después... sufrir como vampiro. ¿Qué dos o tres o cuatro “reuniones cumbres” integradas por artistas de todos los tiempos y de todas las artes nos propondrías? RAA: Ninguna. Juntás veinte poetas y todo se volverá aburrido… Me ha pasado demasiadas veces… Seas o no ajedrecista: ¿qué partida estás jugando ahora? RAA: El ajedrez lo aborrezco. Y no estoy jugando. Vivo. Soy muy grande. Y me divierto y escribo, ya es algo en tanta derrota tanta… * Cuestionario respondido a través del correo electrónico: en las ciudades de Junín y Buenos Aires, distantes entre sí unos 270 kilómetros, Rodolfo A. Álvarez y Rolando Revagliatti.
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