Su último libro publicado es la biografía del rey leonés, aunque al autor le gusta decir llionés, Ramiro II El Grande, en ella cuenta detalladamente todos los pormenores de su vida, pero no se queda ahí. Realiza un estudio profusamente documentado sobre la vida en la Alta Edad Media, tanto en su faceta social como política. Este rey fue un adelantado a su tiempo y modernizó las instituciones del reino, se preocupó tanto de su descendencia como de los súbditos de sus tierras. En la entrevista, hace un exhaustivo recorrido histórico sobre el rey Ramiro II, para unos apodado El Grande y para otros El Diablo. “El Rey Ramiro II El Grande de León. El invicto de Simancas” es su sexto libro y su sexta biografía. ¿Qué le atrae de este género? Todo, es el género que yo utilizo, aunque hay muchos biógrafos importantes, desde Ludwig y Zweig como antecesores de los actuales, pero no olvidemos a Suetonio o Plutarco, etc. A mí me permite acercarme al personaje y a su época, él es el centro, pero interacciona con el medio en el que se mueve. ¿No se trata bien el género biográfico en la actualidad? Yo creo que el que sabe hacerlo, lo hace bien, ya que tenemos muchos personajes históricos de interés, y se realizan biografías importantes, verbigracia últimamente: Pelayo de Oviedo del prof. Fdez. Conde, Napoleón Bonaparte de Manfred, Juana de Arco de Helen Castor; Doña Francisca de Pizarro de Rostworowski; Lenin de Courtois; o Leonor de Aquitania de Minella, etc., citando algunas de las últimas aparecidas. Por supuesto que no me refiero a las biografías-chismorreos de los personajes del “corazón”, lo que no me interesa, a mí personalmente, absolutamente nada, incluyendo las automemorias de los políticos actuales, que no es ni literatura. ¿Qué es lo que le atrae de Ramiro II para dedicarla toda una biografía? En este momento extendido, ya desde hace siglos, de un castellanismo militante y falso; Ramiro II es un rey-emperador de León esencial para entender la historia reconquistadora del siglo X. Demuestra lo que era el Regnum Imperium Legionensis, y la relación que tenía con sus condados dependientes, además de que es el fautuor victorioso de la gran victoria cristiana del Medioevo, por encima de todas las demás, es decir Simancas. Además sus características psicológicas y personales son eximias y paradigmáticas, es un número uno en la historia de la humanidad. ¿Cuánto tiempo ha dedicado a la documentación y escritura del libro? Más de un año; ya que mi método me exige mucho cuidado y rigor; desde su comienzo con bolígrafo hasta la corrección informática de pruebas y prólogo esencial del prof. Hermenegildo López, o el epílogo documentado del doctor Alejandro Valderas, tras el paso a Internet con la inestimable ayuda del mi fío Wolfgang José, o de la maquetación sin mácula de Juanra Fernández. ¿Ha sido la crónica de Sampiro su principal fuente? Una de ellas, pero no solo, además El Tudense, el Fuero Juzgo, o la Crónica Najerense o del Reino de León, Anales Castellanos Primeros, El Toledano, etc.; asimismo he manejado el libro del prof. Justiniano Rodríguez, la única biografía existente hasta este instante. Ramiro II ¿el Grande o el Diablo? ¿Con cuál seudónimo se queda usted? Depende del lugar sociopolítico en que yo me encontrase, si hubiese vivido en ese siglo X. Para los cristianos era EL GRANDE; para sus recalcitrantes enemigos mahometanos, por las constantes derrotas sufridas sería EL DIABLO; y por la nariz aguileña y grande de su genética familiar sería, para los agarenos, EL NARIZOTAS. Ramiro II no estaba predestinado a ser rey, aunque se le preparó para tal menester. Cuando su hermano Alfonso IV, el Monje, decide irse al monasterio, Ramiro se convierte en rey. ¿Estaba preparado para tal menester? Indudablemente que la respuesta es positiva, ya que su genial padre, Ordoño II de León, lo distinguió fehacientemente y le dejó una pequeña heredad en el Territorio Portucalense con capital en Viseo. La frase axiomático lo subraya en el hilo conductor entre padre e hijo, Labori nescius cedere, no sabía cómo dejar de trabajar. Cuando Alfonso decide volver y se alía con sus primos. ¿Cómo fue el comportamiento de Ramiro II hacia ellos? ¿Fue cruel en aherrojarlos? Según se mire, creo que con toda la parafernalia de comportamientos crueles que hemos tenido en el siglo XX y XXI, la mayor parte de las veces sin la más mínima razón, poco podemos criticar a un monarca del siglo X, que fundamentaba el castigo de la Alta Traición en la normativa de la época: cegar al enemigo magnate o regio, y ya decalvado encerrarlo en la cárcel o en un monasterio. No obstante, se arrepintió de los terribles hechos realizados contra su hermano Alfonso IV “el Monje” de León, lo que más adelante le crearía problemas de conciencia. Sea como sea su hermano y sus primos-carnales, con este terrible castigo dejaron de crear sedición política. Pero, su sobrino Ordoño IV “el Malo o el Jorobado” formó siempre parte del séquito regio, y llegó a ser Rey de León, entre 958 y 960. “Nunca pretendió la corona de León en la que fue colocado por las intrigas y manejos del que luego sería su suegro, el conde Fernán González de Burgos…”. El hito mayor de su reinado fue la batalla de Simancas que le enfrentó al califa cordobés Abd Al- Rahman III. ¿Cómo planteó Ramiro la batalla? Se trataba del ser o no ser para los cristianos. El califa omeya Abd Al-Rahman III lo planteó como la batalla de la suma omnipotencia o poder. Pero, el monarca de León era muy superior en inteligencia y fuerza militar. “Que Abderrahmán rey de Córdoba, se acercó a Simancas con numeroso ejército y que nuestro católico rey, informado de ello, resolvió ir allí a su encuentro con importante hueste”. La Crónica de Sampiro cita a unos 80.000 muertos agarenos frente a unos 3.000 cristianos. ¿Fue la caballería pesada leonesa el principal baluarte de su ejército? En efecto, sus caballos fuertes, grandes y resistentes, eran herederos de los antañones thieldones ástures y cántabros, estaban protegidos por armaduras de hierro, caminaban al trote y por muy cortos espacios de tiempo. Oliver Cromwell (siglo XVII) los copiaría en sus Ironside. La caballera ligera mahometana, agotada del largo recorrido desde el Algarbe, Córdoba, Murcia, Valencia y la Frontera Superior, nunca estuvo en disposición de resistir a la caballería pesada leonesa. Al tercer día del combate, Abd Al-Rahman III se retiró derrotado y repasó el río Pisuerga. Ramiro II demostró una gran altura de miras al dar la libertad al caíd de Zaragoza, Abu Yahya o Muhammad ben Hásim at-Tuyibí ¿Fue ante todo un monarca justo? Los cordobeses fueron dispersados, muertos y despojados. Este caíd, primo hermano del califa le ruega que luche por su liberación; el encargado de las negociaciones, el genial Saprut Hasday estará en León hacia los días finales de marzo o primeros días de abril del año 941. El montante económico del rescate fue muy importante. En el lugar de la batalla el khalifa abandonará su Al-Corán de plata y su riquísima cota de malla de hilos de oro. Ramiro II devolvería ese valiosísimo botín de guerra al khalifa, demostrando su gran magnanimidad. Estamos en octubre-noviembre de 941. Todo ello conllevará gratitud de Al-Nasir y de Al-Hakam II hacia el magnus basileus de León. Ya que hablamos de justicia. ¿Siempre se mantuvo fiel al Fuero Juzgo y a la concepción visigoda del estado? Ramiro II no permite, en ninguna circunstancia, veleidades de iure y de facto, dentro de la Corona de León. No acepta injerencias episcopales en su forma de gobernar o ad imperandum, siendo totalmente independiente en su imperio. Se cita siempre: Imperante et Regnante Principe Ranemiro. Y está claro que la Lex Gothorum rige toda la corona, aunque se respetan los usos y costumbres. El neogoticismo, heredero el Reino de León del Reino Visigodo de Toledo, está claro y se legisla con autoridad y poder, apoyándose en la Curia Regia Leonesa. Además, es preciso destacar con nitidez la llegada y preeminencia de los mozárabes, cultos y entregados en el cambio socio-político de los territorios cristianos del norte. La Reconquista se fundamentará en la fórmula del derecho romano de la presura, se entregará esas tierras a los defensores, con exención de impuestos, y solo se les exige la presencia en el fonsado o acompañar al monarca a la guerra. Extrañamente, Abd Al-Rahman III quedó en el imaginario popular como un monarca mucho más conocido que Ramiro II. ¿A qué cree que se debe? Como siempre al predicamento anhistórico inflado de una Castiella que está en toda la historiografía, y se sigue alimentando esta cuestión, en la que algunos historiadores repiten comportamientos aprehendidos, en los que León debe ser orillado. Los rigurosos leonesistas lo estamos combatiendo. "Lo importante del reinado de Ramiro II es toda la repoblación realizada en la Extremadura Leonesa, cuya capital es Salamanca y toda su irradiación"Medina Azahara fue el gran legado arquitectónico del califa, ¿tuvo alguna ciudad la impronta de Ramiro II? Lo importante es toda la repoblación realizada en la Extremadura Leonesa, cuya capital es Salamanca y toda su irradiación, hasta Coria y Talavera de la Reina. También Oviedo, donde sufre la enfermedad que le llevará a la muerte; y, es obvio, que el Territorio Portucalense con sede en Viseo, asimismo las dos grandes urbes legionenses León y Zamora. Deseo indicar la primera reconquista del pueblo mahometano de Madrid, donde es desmantelada su fortaleza y arrasada la población, por no querer sumarse a las intenciones del Magnus Basileus. Por consiguiente Madrid debería tener un león imperial rampante en su escudo y no castillos anhistóricos. ¿Qué importancia tuvo el Monasterio benedictino de Sahagún en el reinado de Ramiro II? Desde la nacencia del Regnum Imperium Legionensis este cenobio gozó de los afectos y las máximas preferencias de todos los soberanos del Reino de León, anteriores y posteriores a Ramiro II. El monarca lo visitaba con frecuencia y siempre le otorgaría nuevas concesiones y privilegios, en ello está siguiendo las huellas de su abuelo Alfonso III “el Magno” y de su padre Ordoño II. Se concede a los monjes hasta permisos para mejorar las estructuras físicas de reparación del templo. El poderoso monasterio poseía variadas propiedades en los Campos Góticos, llegando desde el río Cea hasta el valle del río Carrión, en las tierras del condado leonés de Saldaña. A parte de Abd Al Rahman III, que ya hemos tratado, ¿cuál fue la relación con los demás monarcas cristianos y musulmanes de la península? Importante y estrecha. El Reino de León marca las normas peninsulares, inclusive hasta para el Califato de Córdoba, ya que llega su influjo hasta Europa. El prelado Liutprando de Cremona (922-972) cita expresamente la victoria en Simancas: “En este tiempo, como bien sabéis, el Sol sufrió un gran eclipse, terrible para todos, un viernes a las nueve del día. En este mismo día Abderrahamen, vuestro rey, fue vencido en batalla por Radamiro, cristianísimo rey de León y de Galicia”. El reino de los bascones de Pamplona envía a sus preciosas e inteligentes infantas a matrimoniarse con los monarcas de León y con sus infantes. También se lucha en Zaragoza, por ejemplo: “…Engañando a Abdarrahmán, su soberano, se entregó (Abu Yahya de Zaragoza) con todos sus dominios al rey católico. Y nuestro rey, como era fuerte y poderoso, sometió los castillos de Aboyaia, que se le habían sublevado, y se los entregó regresando a León con gran triunfo”. O: “Trajeron los cristianos muchas riquezas con las que medraron León, Galicia, Castilla y Álava, así como Pamplona y su rey García Sánchez”. En Córdoba ya tienen la clara convicción de la existencia de un nuevo estado de cosas en la cuestión política para Iberia, el rey-emperador de León está crecido, es poderoso y marca ya las normas entre Córdoba y León, con sus exigentes condiciones. El rey invicto leonés desplazó las fronteras cristianas desde el Duero hasta casi el Tajo. ¿Cuáles fueron sus principales conquistas? Ramiro II llega a la convicción de que era prioritario avanzar en la reconquista hacia el sur, en la dirección de los ríos Tormes y Tajo, repoblando los nuevos territorios obtenidos tras Simancas. De esta forma las posibilidades económicas y sociales del Reino de León y de sus territorios dependientes, como Castilla, Galicias, Portucalense, etc., se incrementarán; y de esta forma el equilibrio preciso y necesario para el ser de igual a igual entre León y Córdoba es prístino. El enlace con Coria y desde ahí hasta Mérida ya está abierto. La frontera se acerca a la Sierra de Gata y a la Transierra, de esta forma se conquista Madrid, se ahoga a Toledo y, sobre todo, Talavera de la Reina en la frontera carpetana. Se crearán fortalezas para defensa, tales como: Salamanca, Ledesma, Baños, Ribas, Alhandega, Peña, y tantas otras; en realidad pequeños castillos, que son como aguijones dirigidos hacia el territorio andalusí; por encima de todas ellas se encuentra la leonesa Zamora, “la bien cercada”.
Ramiro II fue un gran propulsor de la repoblación cristiana de los territorios ocupados. ¿Demostró su visión política con esta perspectiva? Se apoyará en los emprendedores mozárabes, que son los cristianos que mantuvieron su religión y su cultura en el territorio andalusí. Padecieron intermitentes persecuciones a lo largo de su devenir histórico, sobre todo entre los años 850 y 859. En este siglo X eran considerados como muy emprendedores, e imbuidos y orgullosos de su pasado visigótico; eran, por lo tanto, muy resistentes al mal trato de los musulmanes. Todos ellos ven en el belicoso y poderoso Reino de León como su base esencial identitaria. Repoblarán lugares tales como: Sahagún, Valderaduey, Sequillo, el ubérrimo Bierzo y Benavente. Son el alma del Reino de León, y el baluarte vital del propósito político-reconquistador de Ramiro II hacia el sur. Aparecen nombres eximios de mozárabes, tales como: Mazar, Vincemalo, Revelliz, Gómez, Alpández, Gamar, Abnazar, y Beni Mazaret, todos ellos repobladores esenciales e inevitables entre las poblaciones de Valderas y Benavente. Todos los documentos alusivos a las repoblaciones personales de los mozárabes provienen del monasterio de Sahagún; pero, por el contrario, toda la documentación relativa a los poblados fundados por el mozarabismo nos llega desde los archivos de la catedral de León, en ellos se citan a: Villa Tirso, Villa de Offilo, Villa Ferrozinti, Villa Nazaref, Villela, Villa Regini. Todos estos lugares llevan el patronímico relativo al propietario o fundador mozárabe. ¿Qué son exactamente los alodios? Son diferentes tierras sobre el que el señor o el propietario tiene el dominio completo, tanto el directo, como el uso; y, además, están libres de toda carga señorial. Se opone a la propiedad feudal. Se afirma en el Alto Medioevo que el dueño del alodio lo es por la gracia de Dios y por el Sol. La repoblación y la colonización de las tierras reconquistadas por Ramiro II se realizará bajo el término jurídico de presura o aprisio o asentamiento de campesinos en tierras yermas o abandonadas, el hecho colonizador se basará jurídicamente en el Derecho Romano. El rey de León concedía alodios o laudemios o el dominio completo libre de toda carga señorial al primero que roturase esas tierras, y sus campesinos eran libres. Ejemplo: “Et mitimus ibi medietas de nostro alodio quod abemus in uilla Lorvis, quia illa ecclesia erat nostra et illum alodium similiter” (Monasterio de Santa María de Obarra, 1008. Colección diplomática, p. 14). Vayamos con su parte más personal. Ramiro II casóse dos veces. La primera con su prima carnal Adosinda Gutiérrez , matrimonio que fue anulado, y la segunda con la pamplonesa Urraca Sánchez. ¿Cómo fue la relación con ambas mujeres? La primera reina fue Adosinda Gutiérrez. Sus padres serán los condes Gutier Osóriz y Aldonza Menéndez. Adosinda era prima-hermana de su regio esposo y de San Rosendo de Celanova; estando, con toda probabilidad, en este parentesco de primera línea la causa del repudio, ya que sería considerado como poco deseable a los ojos de la iglesia católica, que presionaría a los escrúpulos del monarca para que rompiera legalmente ese lazo matrimonial. Se cita en las crónicas que: “en otro tiempo fue reina”. En este hecho está definido el estado psicológico de la ex–soberana legionense; entristecida, lábil emocionalmente, posiblemente deprimida, y con un cierto rencor hacia el comportamiento de su esposo. La reina Adosinda estaría casada con Ramiro II entre los años 923 y 933. Podría haber existido otra razón para el repudio, y en este caso política, relacionada con la conveniencia de proseguir las labores reconquistadoras, emparentando con la dinastía bascona de Pamplona, casándose en el año 934 con la infanta pamplonesa Urraca Sánchez. Entre los años 931 y 932, cuando Ramiro II alcance el trono de León, se separará sin aparentes remordimientos de su reina Adosinda Gutiérrez, ya que parece que le es más que necesario romper los corsés políticos nacidos con este matrimonio; y, por desgracia, será la mujer, como en tantas otras ocasiones en la Alta Edad Media la que sea la sacrificada en pos de los intereses del trono, agachando la cabeza y aceptando el repudio como hecho consumado e innegociable. El maquiavélico e interesado cálculo regio le otorgará un buen resultado al soberano de León, ya que, a pesar de los pesares, su ya ex-familia política no se malquistará con el joven monarca de León y le seguirá sin rechistar; hasta tal punto que su ex-suegro, el mencionado conde Gutier Osóriz estará en la campaña contra la familia desdichada de los hijos del rey Fruela II, en la Asturia transmontana, En su matrimonio con Adosinda Gutiérrez, Ramiro II engendrará a dos hijos y a una hija. El primer varón será bautizado con el nombre de Vermudo Ramírez, quien moriría en su infancia y poco antes de enero del año 941. Luego nacería una hija bautizada como Teresa Ramírez, la cual sería matrimoniada con el rey García Sánchez I de Pamplona y de Nájera; y el tercero sería el heredero Ordoño Ramírez-Ordoño III. La segunda esposa sería Urraca Sánchez. Inhumada en la capilla de Nuestra Señora del Rey Casto en la catedral de Oviedo, bajo esta inscripción: “Aquí descansa la sierva de Dios Urraca, confesora, esposa de don Ramiro príncipe. Murió el lunes, a las seis horas del 23 de junio, en la Era 994 (año 956)”. Tendría dos hijos: el luego rey Sancho Ramírez I el Craso, y una infanta llamada Elvira Ramírez, quien favorecería la inmigración de pamploneses a la Corona de León. Sería la regente de su sobrino regio Ramiro III, y abadesa del monasterio leonés de San Salvador de Palat del Rey. La reina Urraca, nombre tan paradigmático en las tierras leonesas, aparece ya documentada en el mes de febrero de 934. Participa en las fundaciones y ampliaciones cenobíticas de los monasterios de San Salvador de León, de San Cristóbal y San Andrés en las tierras del río Cea, el de Santa María Virgen en el territorio del Duero zamorano, y el de San Miguel de Destriana en las tierras del río Duerna. La Primera Crónica General o Estoria de Espanna del rey Alfonso X el Sabio cita textualmente que todas las obras de misericordia y pías realizadas por el soberano en los estertores finales de su reinado, buscando el perdón divino por sus faltas, se produjeron “por consejo de su mujer”. La reina era una mujer de extraordinaria inteligencia, muy prudente para el gobierno y de una sensibilidad exquisita. Las infantas pamplonesas, hijas de la ferocísima reina Toda Aznárez y del rey Sancho Garcés I, eran reputadas en todas las Españas por su inteligencia, su cultura y su belleza tanto interior como física. ¿Cómo valora la felonía de Fernán González hacia el rey? El comportamiento de un magnate, como lo era Fernán González, no tiene parangón o justificación posibles en el Alto Medioevo; bien a pesar de la denominada como “la retórica de lo castellano”, que no es más que el panegírico y la loa de lo que, si no se hubiese producido en Castilla, sería considerado globalmente en los siglos XIX, XX y XXI como un delito de Alta Traición. Pero, todo lo que suele provenir de Castilla es contemplado como la magnificación de la libertad, divino tesoro, de un pueblo que luchaba contra el autoritarismo de sus reyes de León, aunque nada más lejos de la realidad. Y, sobre todo, porque esta felonía o traición es del tamaño de la catedral de Burgos. Es cierto, y no se puede negar, que el comportamiento del conde de Burgos en Simancas-Alhandega fue como es debido, ya que el conde conoce a la perfección lo que se está jugando. Las exageraciones populares sobre su valor son, sin embargo, aireadas por el Poema de Fernán González, aunque el relato expreso de Sampiro deja bien claro cuál fue el comportamiento ético del malhadado conde de Burgos. La documentación castellana coetánea no relata nada de lo que se refiere a la rebelión del conde. «Realizadas estas cosas –dice el obispo cronista (Sampiro de Astorga) a continuación de la campaña repobladora de las tierras del Tormes- Fernán González y Diego Muñoz ejercieron tiranía contra el rey Ramiro e incluso le prepararon guerra. Sin embargo, el rey, que era prudente y fuerte, los apresó y encerró en la cárcel, a uno en León y a otro en Gordón. Después de mucho tiempo, habiendo dado juramento al rey, salieron de la prisión». Quizá pretende el rey que la incorporación de los condes castigados sea conocida por todos, sin que quede lugar a rumores y hablillas de recelos y perdones condicionados. El monarca es hombre seguro de sí, y prevé y conoce la eficacia de sus propias medidas. ¿Fue el comienzo de la rivalidad entre León y Castilla que se mantiene hasta hoy día? Ramiro II “el Grande” de León muere sin tener la más mínima preocupación por las manos regias en las que deja su trono, ya que su primogénito Ordoño III Ramírez está preparado, es fuerte e inteligente, pudiendo mantener las riendas del trono con firmeza, aunque le entristece morir tan pronto sin haber resuelto el problema castellano, y metido en cintura al atrabiliario conde Fernán González de Burgos, que tanto daño seguirá haciendo a la reconquista; por cierto, con tan gran alborozo por parte del califa Abd Al-Rahman III, quien desde Córdoba respira aliviado al recibir la noticia de la muerte de su gran enemigo politeísta leonés, ese tirano diabólico, caudillo indiscutible de los infieles cristianos del Reino de León o Regnum Imperium Legionesis. Es obvio, que a partir de toda la parafernalia anhistórica del conde de Burgos, con su inexistente independencia, se crea una historia de Castilla falsa hasta el desideratum y, que consiguientemente, es preciso reinventar, in crescendo, toda esa minimización legionense ilógica. Pero, felizmente, ya existimos historiadores variados que conseguimos dejar las cosas en su sitio. Y la rivalidad-enemistad historiográfica cederá su sitio a una posible y deseable confraternización, aunque: “Antes que Castilla reyes; concilios, fueros y leyes dieron prestigio a León”. Puedes comprar el libro en:
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