El lunes pasado fue el solsticio de verano. Este año el sol de Alción (el sol central de las Pléyades) alcanza su cénit y plenitud. Una fecha mágica para renovar energías y atraer la suerte y la abundancia. El presidente de la CEOE que es un tipo listo, sensible y magnánimo, no podía desaprovechar este prodigio telúrico para redimirse: “Es una injusticia”, dijo sin poder contener las lágrimas, aclamado por sus correligionarios puestos en pie. Claro que sí, Garamendi, eres un incomprendido, tío, pero los de tu gremio te perdonan y el solsticio ha sido la hoguera purificadora donde exorcizar todas las putadas que te hace la vida. Bueno, rectifico, que tú crees que te hace la Vida, en realidad, a menudo las putadas nos las hacemos nosotros mismos.
Con sol y sin sol vivimos un tiempo desconcertante. No importa lo que eres, sino lo que pareces. Y es fácil parecer lo que no eres. Sobre todo en televisión. A Mila Ximénez en Mediaset están a punto de canonizarla. Con sus luces y sus sombras era una crack, diría un cursi. Pero conmigo y para mí, fue la peor persona que me he encontrado en un plató de televisión. Y fíjate que hay mucho donde elegir. No somos nada, tío.
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