Llega este libro cuando se nos acumulan las ganas de viajar… Aparece diez años después de realizar el viaje, que se hizo entre 2011 y 2012. Me parecía que una década de maduración y de observar el mundo cambiar desde que visité cada país era suficiente para que no perdiese vigencia como aventura contemporánea pero que al mismo tiempo no fuese la foto fija de un momento concreto. Cuando decidí darlo por terminado y publicarlo nadie podía sospechar la epidemia que se nos venía encima, así que no ha sido algo pensado o previsto, pero una vez que nos encontramos en esta situación, creo que es un libro oportuno para alimentar las enormes ganas de viajar y aventura que sentimos. Yo, por lo menos, al releer los capítulos estoy que me como las esquinas por volver a las carreteras más remotas del planeta Tierra. Esta vuelta al mundo tiene un objetivo concreto: seguir los pasos de exploradores olvidados. ¿Cómo los elegiste? Por muy diversos motivos, pero hubo una selección geográfica determinante. Un viaje en moto de vuelta al mundo debe perseguir el verano o al menos el mejor tiempo posible por los dos hemisferios para evitar nieves y monzones que imposibiliten la marcha. Uno no sale en moto sin más hacia el Este porque al durar varios meses y viajar lento, le acabará pillando el inverno en el hemisferio norte. De modo que partiendo en septiembre lo primero era ir al sur, a África, y entonces el explorador español estaba claro, tenía que ser Pedro Páez, descubridor de las fuentes del Nilo azul. El primero de muchos… Luego habría personajes más secundarios como el egiptólogo Eduardo Toda o el capitán de los tercios Domingo Toral y Valdés, que estuvo en Kenia intentando reconquistar Mombasa para los portugueses. A partir de ahí, la Navidad me tenía que pillar en el trópico de India y era el lugar donde está inhumado San Francisco Javier. Antes del tórrido verano tendría que llegar a Filipinas y la lista también estaba clara: Magallanes y Miguel López de Legazpi, fundador de Manila. Y era también imperativo llegar al norte de Canadá y Alaska al comienzo del verano para disponer de varios meses de buen tiempo para explorar esos territorios. En la mayor parte de los casos, elegí primero el territorio y luego a los exploradores que estuvieron allí, salvo en Alaska, porque podría haber ido a otro lugar de América, pero sabía que allí se encontraba la ciudad con nombre español más al norte del planeta, Valdez, y que ese debía ser el punto final de la Ruta Exploradores Olvidados, aunque el viaje físico en moto continuase hasta Nueva York para completar la vuelta al mundo y mandar mi moto a España por barco. ¿Tiene España una mala relación con sus héroes? No estoy seguro de que España tenga una mala relación con sus héroes. Para emitir este juicio tendría que saber primero cómo es la relación de otros países con sus propios héroes para saber si tenemos como nación peor o mejor relación que otros. Algunos españoles no sienten afecto por el pasado de la exploración, conquista e Imperio por motivos ideológicos, y otros españoles sienten afecto por los mismos motivos. La ideología está muy presente en nuestra visión del pasado. Pero creo que tantos unos como otros en realidad tienen mucho desconocimiento y opinan sobre sucesos y personajes que en el fondo no conocen. Lo que he tratado en mis libros sobre Sudamérica y ahora en este de la vuelta al mundo es simplemente darlos a conocer a través de una aventura divertida y apasionante. Sin embargo, yo mismo desconocía a todos los exploradores y aventureros que he seguido durante los últimos diez años de mi vida hasta que me puse a documentarme y estudiarlos. Y los desconocía no tanto porque crea que haya habido una mano negra que intentara borrarlos de los planes de estudio, sino porque son muchísimos y los planes de estudio, a fuerza de introducir materias nuevas y restar espacio al esfuerzo memorístico, van orillando temarios que no se consideran relevantes. Y ese vacío es una buena oportunidad para quienes disfrutamos de descubrir esa historia olvidada o poco conocida, primero para nosotros mismos, porque yo hago esto principalmente porque me divierte, y después para contarla a los demás.
¿Qué aporta, y que quita, recorrer el mundo en moto respecto a lo que supondría hacerlo en coche, o en bus? Empezaremos por lo que quita. Quita respetabilidad. De primeras, el lector no motorista, que es la mayoría, puede estar tentado de pensar que un libro de un viaje en moto será un texto dirigido a esa subcultura de la motocicleta y no elegirlo en el estante. Es comprensible, necesitamos criterios de selección previos ante el enorme caudal de libros que se publican. Pero podría ser un error. Mis libros no son para moteros, sino para lectores. Afortunadamente, haber hecho televisión y que mucha gente me haya visto contar historias en documentales ha permitido romper bastantes de estos prejuicios. ¿Y lo que aporta? Libertad, cercanía y emoción. La libertad de moverme cuando quiero y como quiero. Si viajas en autobús o tren estás constreñido a obedecer sus rutas y horarios. Sales cuando sale el autobús y no puedes pararte en mitad del camino porque te ha gustado aquel castillo que se ve a lo lejos o el pueblo por el que estás pasando. Yo soy libre de ir y venir, si un sitio me gusta, me quedo, si un sitio no me gusta, me voy. La cercanía es lo que me diferencia de quien viaja en su propio coche. Yo he viajado en 4x4 y me gusta, puedes cargar muchas cosas y planificar rutas extremas con libertad, pero siempre vas encerrado en una caja. Sobre una moto eres parte del paisaje, sientes la naturaleza, disfrutas la belleza de los paraísos y sufres el infierno de las ciudades o el mal tiempo. Y la gente, supongo. La gente se acerca, te toca, te habla. Sobre una moto la curiosidad de la gente sencilla es continua. Quieren saber. Quieren que les hagan fotos con la moto. Y eso facilita mucho el trabajo del escritor. No tienes que convencerles para que te hablen porque son ellos los que se acercan. Y finalmente la emoción. Un viaje en moto con tanta libertad y sometido al vaivén permanente entre experiencias buenas y malas, entre paraísos naturales y estercoleros urbanos, entre los tipos buenos y los policías corruptos, los militares amenazantes, las fronteras herméticas… todo eso vivido en primera persona, sin pausa y en un vehículo tan expuesto hace que el viaje sea un tobogán emocional y que acabes convertido en una persona diferente, y ese proceso de transformación personal es muy interesante para contarlo en un buen libro. La tarea de documentación y registro debe ser dura: una jornada de moto y, de postre, anotar lo que no se quiere olvidar. Es un trabajo que me divierte mucho, pero es un trabajo durísimo. Puede ser extenuante viajar, filmar, fotografiar y escribir. Durante la vuelta al mundo no solo escribía el diario de bitácora, sino que editaba vídeos y publicaba reportajes en prensa. Contaba el viaje en directo. Eso llevaba muchas horas de trabajo. El libro está lleno de momentos en los que describo como estoy agotado tras una jornada extrema, pero yo me esfuerzo por escribir el diario de lo sucedido metido en una tienda de campaña o sudando en un hotelucho con la moto aparcada fuera llena de barro. Pero la disciplina es fundamental. Hay que ser constante y anotarlo todo, aun lo que pueda parecer irrelevante. Ya habrá tiempo de quitar lo que no sirva. El libro ha sido editado por tu productora. ¿No te fías de las editoriales tradicionales? Esto merece un comentario aparte y me parece una pregunta muy interesante para esta web porque pone el dedo en la llaga sobre la relación de los autores con las editoriales. Primero me gustaría aclarar que Silver Rider Prodaktions es desde su fundación como empresa una productora audiovisual y una editorial. Desde el principio nació como instrumento de la producción de mis documentales y publicación de mis libros. Los primeros que publicó fueron los títulos que habían sacado antes otras editoriales como Barataria y Comanegra, porque yo quería recuperar los derechos de libros míos que se vendían bien, como Un millón de piedras, pero cuyos beneficios no veía. A un autor se le paga el 10 o 12% del precio del libro, sin contar el IVA. O sea, que de un libro de 20 euros se lleva 1,8 euros. Pero si el autor tiene lectores y modo de hacerles llegar sus libros directamente, es mucho más rentable publicar tus propios libros. Así que empecé con Un millón de piedras, La emoción del nómada, La fuga del náufrago y Europa Lowcost, estos dos títulos los refundí en uno solo llamado Europa Nómada. Silver Rider trabaja con una distribuidora, Mapiberia, que lleva los libros a librerías, pero el grueso de la facturación son los que yo vendo directamente a través de mi web y envío dedicados. Recibir el libro dedicado directamente del autor se ha valorado mucho por los lectores. Publicitados a través de mis redes sociales, eso catapultó la venta. He llegado a muchísimos no lectores que han empezado a leer mis libros y a darse cuenta de que no hay malos lectores sino libros inadecuados. Las cuentas anuales de Silver Rider están depositadas en el Registro Mercantil, así que las cifras de ventas no son un secreto. En 2020 facturó 90.000 euros solo en libros. Eso son muchos libros. Reedito constantemente los títulos y tienen mucha rotación. Y con la venta del nuevo libro en 2021 superaremos esa cifra. Pero no todo son beneficios… Por supuesto, están los costes de impresión, que en mi caso y con tantas fotos, son altos, y los de distribución, también altos porque envío por mensajero, añade el IVA y el impuesto de sociedades. Pero, aun así, es una venta considerable y los beneficios los empleo en su integridad en publicar más libros y en la producción independiente de mis documentales, de modo que mis lectores son también accionistas de la productora. De modo que cuando tuve listo La vuelta al mundo en moto, que es para mí el título más ambicioso, extenso, quizá el mejor que jamás haya escrito, valoré publicarlo con una editorial o hacerlo con Silver Rider. Había publicado dos libros ya con Plaza & Janes, no por dinero sino por el hecho de la respetabilidad y distribución que da una gran editorialpero las diferencias de criterio, los incumplimientos de los plazos, la falta de autonomía en suma, me decantaron por dárselo también a Silver Rider. Me planteé también una coedición con alguna editorial de viajes reconocida, para compartir gastos, pero gozar de mejor distribución, pero al final pensé que cuantos menos socios mejor. Creo que Internet ha cambiado el panorama y que los escritores que tengan lectores deben ser completamente dueños de sus derechos para ver el fruto de su trabajo y no ser el último eslabón de la cadena. Siempre será mejor ser cabeza de ratón que cola de león. Puedes comprar el libro en:
+ 0 comentarios
|
|
|