Este documento legítimo es de inestimable magnitud para la vida del «Príncipe de las Letras», autor de La Galatea (1584), dedicada al cardenal italiano Ascanio Colonna (1560-1608), sexto hijo de Felicia Orsini y de Marco Antonio Colonna (1535-1584), capitán general de la Flota de los Estados Pontificios del papa 225.°, Pío V (1504-1572), bajo cuyo mando Miguel de Cervantes Saavedra sirvió en la escuadra de las galeras pontificias en Civitavecchia antes del 11 de junio de 1570. Aún cabe destacar que la documentación y el texto literario cervantino se entremezclan cuando Cervantes detalla «haber seguido algunos años las vencedoras banderas de aquel Sol de la Milicia que ayer nos quitó el cielo delante de los ojos, pero no de la memoria de aquellos que procuran tenerla de cosas dignas de ella que fue el excelentísimo padre de V.S.I.» (K. Sliwa, Documentos..., 43).
Prosiguiendo con nuestro tema, hago especial hincapié que no es la verdad lo que anuncian los biógrafos cervantinos, a saber, que no volvemos a seguir la pista documental de Cervantes desde el 15 de abril de 1590 hasta el 15 de octubre de 1591. Primero, según mi investigación exhaustiva, el 20 de octubre de 1591 se exhibieron más relaciones juradas del héroe de Lepanto en «Hispalis» (L. Astrana Marín, I-li), y segundo, el 15 de octubre, el Consejo de Estepa prometió otorgar al autor de La Galatea y a su compañero Diego Ruiz Sanz, 500 fanegas de trigo y 200 fanegas de cebada dentro de 45 días, es decir, hasta el 29 de noviembre de 1591, contados desde hoy día, en precio de 14 reales la fanega de trigo y 6 reales la fanega de cebada (K. Sliwa, Documentos..., 234-35).
De igual modo, enfatizo en que el estepeño Jordán Fernández es el primer investigador, quien declara que «hasta ahora había sido tenido como tal sin apenas crítica, el acta capitular de la villa de Estepa del 15 de octubre de 1591, presenta algunos elementos que hacen despertar las dudas sobre su posible manipulación. Reconocemos que un aspecto crucial para establecer dicha manipulación reside en determinar cuándo y por quién fue puesta en el documento la firma de Cervantes, pues todo lo expuesto invita a pensar que la misma no fue realizada el 15 de octubre de 1591 sino que fue insertada en el documento tras la encuadernación del mismo y ésta, según la práctica escribanil de la época, debió acontecer en un momento posterior a la redacción del documento. Estamos seguros además de que un estudio caligráfico de la firma de Cervantes inserta en el mencionado documento, que nosotros no podemos llevar a cabo con solvencia dados nuestro limitados conocimientos en la materia, aportaría más luz para resolver la duda aquí planteada» (J.A. Jordán Fernández, «O porque…», 102).
No obstante, se ignora si los astapenses recogieron el grano o no, cuyo plazo se cumplía el 29 de noviembre, empero de su entrega se responsabilizó Nicolás Benito, comisario auxiliar de Cervantes, el 9 de enero de 1592 en Estepa, y fueron en conjunto 463 fanegas de trigo y 186 fanegas de cebada que se desembolsaron 8 meses más adelante, el 28 de septiembre de 1592 (J. Apráiz y Sáenz del Burgo. Cervantes…, 140). En concreto, el excelente testimonio de Jordán Fernández certifica que el jueves 9 de enero de 1592, Benito exhibió un título de Su Majestad en el Cabildo estepeño con el objeto de conducir el trigo y la cebada del marquesado de Estepa a Málaga y expuso un poder de Ruy Sáenz y Cervantes (J.A. Jordán Fernández, «O porque…», 104-05).
Decididamente, la espléndida aportación fiable del ejemplar historiador Jorge Alberto Jordán Fernández es de capital importancia para la reconstrucción de la biografía documentada del glorioso Manco que todavía queda abierta, y a la vez le agradezco su excelente colaboración, así como le felicito el redescubrimiento de dicho documento de tan vital importancia para la Historia de España y Estepa en la provincia de Sevilla, testimonio que debería estar dado a la estampa, rectificando así los grandes desaciertos en las enciclopedias, libros de enseñanza, y revistas electrónicas. ¡Enhorabuena!
«Laus in Excelsis Deo»,
Krzysztof Sliwa
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