El poeta y narrador jiennense Joaquín Fabrellas ha puesto en circulación su nuevo libro de relatos “Césped seco”, que ha sido editado por la Editorial Versátiles. Una editorial que, poco a poco, va haciéndose con una nómina de poetas, narradores y ensayistas ciertamente interesante. Filólogo, investigador y poeta de amplios y novedosos registros, Fabrellas nos deleitó con “Estertor en las piernas”, “Oficio de silencio”, “Animal de humo”, “No hay nada que huya”, “República del aire” y la plaquette “Clara incertidumbre”. Pero, no sabemos por qué obscuras o claras circunstancias, el poeta Fabrellas decidió dar el salto a la narrativa el pasado año, con una tremenda novela de la que quizás no se haya hablado lo suficiente: “El imposible lenguaje de la noche”, publicada por Chamán Ediciones. En la misma, Fabrellas nos introduce en un mundo por el que circulan músicos, poetas, guionistas, actores y actrices, chulos, prostitutas de lujo y otras no tanto, adobados todos por el furor de una música nacida en los tugurios de un Nueva York en el que hacía mella el jazz y el blues fundamentalmente, pero, que no le hacía ascos a otros estilos pasadas unas horas en que el alcohol y otras drogas mecían los deseos y las necesidades de quienes eran asiduos a tales lugares. Un claro ejercicio de narrativa en donde la generación beat tiene un papel principal en el desarrollo de los acontecimientos. En “Césped seco”, su libro de relatos puesto en circulación este mes, Joaquín Fabrellas nos propone cuarenta y cinco cuentos divididos en siete partes bien definidas: Principios básicos de supervivencia, Philologica scientia, Geografía fingida, Arquitectura onírica, Farmacopea, Forzamientos léxico-somáticos e Inlírica, en los que incluso llega a cambiar el estilo narrativo, creando unas atmósferas ciertamente atractivas para el lector. Joaquín Fabrellas ha demostrado ser un gran poeta, pero, también, es un narrador al que ya no se puede perder de vista. La realidad y la fantasía desbordadas forman un constructo en la narrativa de Fabrellas, difícil de dilucidar las más de las veces. Hay muchas lecturas en el profesor Fabrellas, al igual que hay muchas músicas. Lo que hace de sus obras un interesante compendio en donde ver reflejadas la cultura de una generación determinada, que, dicho sea de paso, quedó anclada en el pretérito y por eso pueden contarse. Este profesor nos demuestra que su pensamiento, sus fabulaciones, su forma de ver y encarar la literatura son algo más que una necesidad por explicar o justificar lo que nos rodea; por eso, tal y como se expresa en el introito, “Césped seco” pretende ser unas falsas memorias de otro yo lejano en el tiempo, en donde pueden verse influencias de Don DeLillo, David Foster Wallace, Salvador Elizondo, Mario Levrero o Ferrer Lerín entre otros. Un interesante libro de relatos. Puedes comprar el libro en:
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