Mayda Bustamante, la creadora de Huso Editorial, sueña un sueño infinito. Alejandra llega a su vida casi como una premonición. Como un ruego. Como un grito. Como un tesoro en forma de libro que ella nos ofrenda para regalarnos su emoción. Su intención: el deseo de reunir (por primera vez, quizás incluso en la historia de la literatura) a ochenta y cinco mujeres que fueron capaces de crear, de gestar y de parir un mundo nuevo. De encontrar aquel lugar que Pizarnik nunca encontró (y lo mejor de todo, es que lo logra). Escribir por y para Alejandra. Recorrer su paisaje. Su linaje. Hacer una pausa. Detenernos en las luces y las sombras de su infancia. Percibirla. Presentir su aroma, su esencia, su olor. Que su perfume a pájaro acariciado, ese mismo perfume que a todos nos acompaña y nos persigue hasta la muerte, invada cada uno de nuestros sentidos. De nuestros latidos. Adueñarnos de su temblor. Animarnos a ir hasta el fondo. A mirar la vida a través de los ojos de una alcantarilla que nos devuelve la imagen de un mundo ¿desconocido? O de ese lugar que nos ampara y nos amenaza con la fuerza de lo irreparable. Que esconde el espanto, la belleza y el peligro de todas las rosas. De todas las cosas. La orfandad desaparece. Se deshilacha. Se pulveriza. El destino se revela. Se desvela. La vida, que a veces se parece tanto a la muerte, genera un entramado animal, sensible y delicado. Un mantra. Un llanto. Un canto. Un manto que a través de Huso Editorial, se vuelve nido y cobijo de lo intangible. De lo imposible. Una nana. Una canción de cuna que es capaz de ahuyentar al desamparo a través de sus susurros, sus plegarias y sus ¿alaridos?, se transforma en uno de los libros más mágicos e inclasificables que leí en toda mi vida. Cartas, poemas y declaraciones. Declamaciones que nos incomodan, nos resucitan y nos duelen. Que nos hacen sentir que las palabras se resignifican a pesar de los errores y de los horrores cometidos. ¿Infligidos? Manos que acarician el pasado y lo contienen. Que le dan el permiso para volverse presente, sobrevivirse y recomenzar. Un hilo de voz en medio de la noche. Los hilos de la voz de ochenta y cinco escritoras, de ochenta y cinco mujeres (que no saben de fronteras), llegan para abrigar la soledad de Alejandra y rebautizarle el sentido. Para regalarle y devolverle el motivo que ella siempre buscó a través de sus poemas, o de sus ¿aullidos?, y que hoy son el eco y el susurro que recorren cada una de estas páginas. De estos brazos extendidos de todas estas mismas mujeres que, entre otras cosas, se transforman en luz, en vida y en oxígeno. En versos y besos compartidos. En ese respirar tranquilo. En esa latencia rebelde y desacompasada que Alejandra necesita para poder seguir. Para ir y venir. Para volver, aunque nunca se haya ido. Puedes comprar el libro en:
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