Regresa el mítico Perry Mason, el mejor abogado de la historia literaria del maestro Erle Stanley Gardner, fallecido el 11 de marzo de 1970, en su rancho de Temecula. Fue el escritor estadounidense más vendido del siglo XX. Naturalmente acompañado en la retaguardia por su fiel secretaria Della. ¿Qué sería tan polémico protagonista sin su fiel secretaria? Estaría algo cojo dentro de su mundo policiaco. Siempre atendiendo a la razón como buen polemista que se negó a ser un simple defensor de oficio en la sociedad de su tiempo.
Espasa Calpe vuelve a sorprendemos. Mostrando para alegría del el espíritu la presencia literaria en plena faena de Perry Mason con tres nuevas obras resucitadas.
La primera de ellas es El caso de la viuda peligrosa -traducción de Albert Fuentes Sánchez-. Matilde Benso, decide contratar los servicios de Perry Mason para recuperar los pagarés que su nieta Sylvia Oxman, jugadora empedernida de la ruleta, firmó con un misterioso sujeto de negocios poco claros. Con el objetivo de saldar sus deudas de juego en ese barco que se ha convertido en casino flotante y opera en aguas internacionales. Si no los recupera, el esposo de Sylvia los usará en su contra en el proceso de divorcio que pretende para obtener la custodia de su hijo. En todo este mundo de engaños dichos pagarés coonvergen con el peligroso personaje del casino, Grieb de nombre, que aparece muerto en su despacho, pese a las precauciones de seguridad que ofrece.
Aquí comienzan las estrategias entre los protagonistas de esta historia en el barco y los policías que acuden para aclarar el asesinato. Manipulado por extraños personajes entre los que se encuentra la inquietante presencia de dos mujeres: la viuda peligrosa y su inquieta y hermosa joven sobrina muy hermosa, atrapada por el juego y esos pagarés por los que unos y otros luchan por poseerlos Pues con ellos el chantaje está en el aire. Uno de los tipos que se encuentra muy nervioso es el marido de la sobrina de la viuda, acuciado por lograrlos ya que podrían facilitarte su divorcio. Extraño deseo cuando se es poseedor de una hermosa mujer en plena y radiante juventud.
Y aquí, la segunda parte de tan enjundiosa historia con un torrente de polémicos diálogos que se cruzan entre los protagonistas. Algunos de ellos severamente sospechosos de haber cometido el crimen de Grieb, que fue especialista en oscuros casos donde la verdad resulta ser escasa y las mentiras espejos cóncavos de uno y otros. Perry Mason muestra su maestría y el arte de saber estar en el misterio que ha alcanzado una publicidad sorprendente en el barco y en toda la geografía de mar y tierra ante los tribunales. El fiscal no está dispuesto a dejarse engañar por verdaderos maestros de la mentira y la polémica, brillante a veces, otras demasiada cínicas. Mentiras revestidas de falsas declaraciones, llevan al lector a sentir la delicia como la comedia humana no tiene límites en la narración.
Todo un esplendor de literatura policiaca llena de trampas y también altos sentimientos. Perry Mason y su fina y elegante secretaria, que cumple su papel de protectora cariñosa, pues, siempre al final respira, como en tantos casos, en sacar del atolladero a su querido jefe.
La historia de El caso de la viuda peligrosa, fumadora de puros, sin complejos y a la chita callando, su capacidad envolvente le permite. Ahora que esta pandemia que padecemos resulta que ha provocado un aumento de la lectura y los libreros del país muestran su contento. Abordar la lectura de esta magnífica novela puede ser la mejor medicina para combatir el aburrimiento y la comedia humana de la política en España. Lo que me lleva a comentar pronto otra joya de Perry Mason y su creador. El caso del anzuelo con cebo.
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