Kazuo Ishiguro no es un escritor muy prolífico. No suele escribir todos los días sino cuando tiene algo que contar. Prefiere charlar con sus amigos o escribir letras de canciones, un tanto surrealistas, para el saxofonista inglés Jim Tomlison y que luego interpreta junto a su mujer Stacey Kent. Sin embargo, cuando una idea le ronda en la cabeza se sienta a escribir de manera impulsiva y en poco tiempo plasma sus ideas. Últimamente, sus obras tienen un toque de ciencia ficción, que ya lo demostró en “Nunca me abandones” que publicó en 2005. Para la directora de Anagrama, Silvia Sesé, “la novela de Ishiguro tiene múltiples lecturas. Posee una prosa muy tersa, sencilla y conmovedora. Sus páginas contienen una gran meditación sobre la soledad con un toque muy melancólico”. En "Klara y el Sol” hay una gran preocupación sobre el futuro. Para el autor británico “Klara es una máquina que no tiene recuerdos, si quiere esconderse de algo es del futuro, nunca del pasado; por eso, va recordando exactamente igual que un niño que comienza a tener memoria”, dice Ishiguro. Evidentemente, esta novela versa menos sobre la memora que otros libros suyos anteriores. En opinión del Premio Nobel de Literatura, uno de los pocos que últimamente se merecen tan preciado galardón, “Nuestras vidas laborales están cambiando de manera vertiginosa en los últimos tiempos. Aunque el libro estaba escrito antes de la pandemia ya era consciente de esas modificaciones laborales. ¿Cómo nos van a afectar estos cambios? –me preguntaba- . En este momento concreto hay algo inapropiado a la hora de debatir sobre el tema. Mucha gente está en estado de shock porque ha perdido a familiares y amigos con la pandemia”, reflexiona el escritor anglo-japonés. Kazuo Ishiguro sostiene con conocimiento que “en el último años en el Reino Unido se han duplicado la muertes de civiles con respecto a la Segunda Guerra Mundial. El tema que tenemos que tratar es qué tipo de impacto emocional tendrá en nuestra sociedad”. Cree que no se está hablando lo suficiente sobre estos cambios que se nos avecinan y asegura que “habrá unas repercusiones ingentes que tendrán que ver con la rabia. Todo lo demás lo deberemos manejar. Estamos sufriendo un gran impacto emocional psicológico tremebundo”. “Me he convertido más optimista respecto a la naturaleza humana”El Premio Nobel reconoce que “Klara y el Sol” tiene bastante relación con “Nunca abandones”, su anterior novela. “Es una respuesta de manera intelectual, no comercial. Con la edad, al hacerme mayor me he convertido en una persona más optimista respecto a la naturaleza humana. Mantengo un territorio parecido, pero con más optimismo. Con una cierta bondad que antes no expresaba”, declara ante periodistas del mundo latino que siguen su intervención de manera virtual. Cuando recibió el Premio Nobel, ya tenía escrita una tercera parte del libro y como hemos anticipado, llevaba un par de años reflexionando sobre el tema del libro. “Hasta que no tengo decidido todo el desarrollo del libro no empiezo a escribirlo. Todo estaba como lo había dejado antes de recibir el Nobel. El tema del iphone y los Big Data invaden nuestras vidas. Creo que cada día tendrán un impacto mayor. De ahí que pensase sobre si tenemos un alma que nos hace especiales o estamos abocados a la digitalización de nuestras vidas. Me parece que tenemos algo más que los impulsos y los hábitos que se pueden cartografiar y que nos hacen distintos”, expone. “Qué significa que un ser humano ame a otro ser humano. Somos reemplazables o no. Cómo nos vamos a sentir en el futuro. Creo que demuestro que mi interés real son los humanos, pero los miro a través de esa máquina que se llama Klara. Lo importante es lo que ella ve en los seres humanos. Se convierte en una metáfora de los impulsos humanos y asume aspectos diversos de ellos. Se acaba pareciendo a un padre o a una madre humana. Nosotros también somos un poco como máquinas programadas. Mi madre era así. Como si tuviera una voz en siu interior que la decía lo que sería bueno para su hijo o no. Hay algo que nos hace actuar como máquinas programadas. Gente horrenda con el mundo, luego son emotivos con sus hijos”, desgrana sus pensamientos sobre el futuro y sus recuerdos de infancia.
Kazuo Ishiguro continúa diciendo que “no es necesario que nuestra sociedad se convierta en una sociedad más avanzada y, por lo tanto, se haga menos empática. Uno de los problemas que tenemos es que el interés de las empresas tecnológicas es muy necesario para los humanos. Hay que controlar a dichas empresas. Nuestra sociedad crea muchas desigualdades. Tienen un modelo de negocio que se basan en observar nuestro comportamiento y luego nos ofrecen cosas”. “Hay un potencial enorme para hacer el bien, sobre todo en el ámbito de la sociedad, pero necesitamos abrirnos a todas estas tecnologías. En la novela, Josie es una adolescente enferma, si ella fallece puede ser sustituida. No es irremplazable. Si ocurriese esto afectaría a todos los humanos. Y Klara, evidentemente, tiene su papel para que eso no ocurra”, nos refiere el escritor sobre su novela. Ishiguro durante la rueda de prensa hizo un balance sobre sus obras anteriores. “En mi segundo libro, “Un artista del mundo flotante”, escribí sobre un artista japonés que el fascismo alteró su obra. Esa novela hablaba mucho de lo fácil que es desperdiciar una vida. En ella, separaba entre la vida artística y la personal. Me centré en el tema artístico, pero en la siguiente “Los restos del día” me centré en un hombre que desperdiciaba la vida en ambos niveles. Sobre todo en su vida personal. Me interesa escribir lo que yo quiero escribir. Eso es lo que me obsesiona. Pese a eso, los lectores han tolerado mis repeticiones”, señala el escritor. “La vida es corta y si cometes un error grave ya no tienes tiempo para resarcirte”“Siempre me han interesado los seres humanos que tienen que dejar paso a las siguientes generaciones. Me gustan los westerns tardíos que tratan sobre eso. Siguen estando ahí cuando ya es demasiado tarde. Ya no hay lugar para ellos, su momento pasó. La vida es corta y si cometes un error grave ya no tienes tiempo para resarcirte. Eso me parece muy triste. Siempre ha estado muy presente en mis novelas ese pensamiento. Esta idea emocionalmente es muy profunda”, evalúa el Premio Nobel de Literatura. Con el tema genético ocurre algo parecido al meramente tecnológico. “Es algo a lo que todavía no hemos despertado. Todo va demasiado rápido. Hay una creencia de que muy pronto se podrán editar cosas genéticas. Lo que supondrá un ahorro en enfermedades. En el caso de la cirugía estética ocurrió algo similar, al principio era para solucionar temas de deformación y ahora es una simple posibilidad estética. Una meritocracia salvaje. Tenemos que hablar de esto. Debatir. Tenemos que estar abiertos a este tipo de tecnologías. Actualmente, estamos en un umbral parecido a lo que sucedió con la revolución industrial. Puede haber muchas ventajas, pero también cosas muy tremebundas. No hemos reflexionado mucho al respecto” analiza metódicamente. Otra idea que defiende es que “los robots pueden ser más empáticos que los humanos. Los seres humanos necesitaran siempre a otros humanos. Una de las cosas con las que Klara está obsesionada es la soledad. Siempre se preocupa por ese tema. No se si hay algo esencialmente solitario en el ser humano. No sé si hay algo que nos haga esencialmente solitarios”, se pregunta Ishiguro como el protagonista de Hamlet. Aunque se muestra en todo momento esencialmente optimista, eso no quiere decir que vea los posibles problemas del futuro. “Hay ciertos presagios de autoritarismo en el mundo. No digo que el mundo vaya en esa dirección”, explica y continúa diciendo que “hay muchos desafíos a los que nos tendremos que enfrentar. Uno de ellos es el desempleo. La Inteligencia Artificial va a eliminar muchos empleos. Contables, ingenieros y profesiones similares. Por lo tanto, es muy fácil pensar que se vayan a crear otros nuevos. El trasfondo es que la gente sea postempleada. No tengo soluciones para ello, son temas sobre los que debemos reflexionar. Lo que más me obsesiona es ese aumento de parados”, concluye este brillante escritor que se estableció en Londres en 1982 y adquirió la nacionalidad británica. Puedes comprar el libro en:
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