La herida se dibuja finge huye aprende ignora canta se aísla se ordena me señala.
Es más, ya en el primer poema del libro el poeta apunta cuál va a ser la temática más importante del libro, y el dolor, como os decía antes. Después nos sumerge en su lenguaje y en su propio universo creando y recreando una atmósfera marina, suave, envolvente, que nos acompañará en todo momento hasta el final del libro arrastrándonos por diferentes etapas: reconocimiento del dolor, descripción, causas y símbolos comparativos, generalmente, de índole marina y, por último, aceptación y sanación, lo comprobamos fácilmente cuando el poeta nos manifiesta por ejemplo:
Solo una entrada en la noche para advertir un dolor en su naturaleza y permanecer inmóvil sin abandonar la cicatriz al pie de escalera.
El poeta es consciente de que algo así, explorar a conciencia su yo interior, su dolor y sus recovecos no es una tarea fácil sino, eminentemente ardua y compleja, y, además, solo puede realizar él mismo a través de la palabra y que de ella no va a salir indemne ni él ni tampoco el lector. Versos como los siguientes así nos lo manifiestan:
Poseo la llave de aquel invierno esa marca de nieve desaparecida un silencio respirando en el hueco de las escaleras (…) El rastro del último testigo.
***
La misma piedra el mismo cuerpo distinta luz.
Esta orilla está cargada de meditadas reflexiones y bellas imágenes relativas al mar. La carátula elegida, una caracola, es perfecta para simbolizar ese largo recorrido a través del cual iremos penetrando, poco a poco, hacia el interior hasta las verdades más ocultas para sacarlas luego a la luz y poder regresar así al inicio nuevamente:
fue necesario abrazar en silencio continuar los pasos…
Entrar en el mar para crecer cerca sin fragilidad.
En este proceso de cambio, transformación… que el poeta nos invita a realizar junto a él a través del itinerario que nos propone queda claro que de todo lo vivido solo salva al final lo esencial para comenzar de nuevo, véanse si no los siguientes versos:
Buscar lo que todavía no ha desaparecido lejos de la costa para no volver a ser un extraño para no elegir.
Buscar para salvarse. Pero, donde más podremos apreciar cómo el dolor va dejando de ser tan intenso, tan penetrante e incisivo porque, de hecho, se va asumiendo será cuando leamos versos como los que transcribo a continuación:
Ya no lo escucho rugir se está borrando el mar ya no me cabe en las manos.
En fin, poemas delicados, elegantes, cargados de significados y sugerencias y, sobre todo, muy emotivos que dibujan al final un camino luminoso y esperanzador, en el que todo tiene su porqué aunque no sepamos muy bien cuál es este. De hecho el yo lírico nos dirá en algunos de sus mejores versos:
Ahora comprendo que no siempre hay respuesta que todo pasó para quedarse en un lugar.
Además, este poemario de corte introspectivo finaliza como no podía ser de otra forma con un verso que nos devuelve al origen, al principio como en un círculo que al final se completa y que tan bien simboliza esa caracola de la carátula: “creer que siempre existe un principio”. En suma, un libro de lenguaje claro y profundo, de fácil lectura y múltiples sensaciones sinuosas como el mar… que nos reconcilia con nosotros mismos y nos invita a seguir navegando sea cual sea nuestro camino, sea cual sea nuestro destino. Puedes comprar el poemario en:
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